Te explicamos qué son las virtudes y cuáles son, sus tipos y ejemplos. Además, qué son las virtudes teologales y cardinales y la diferencia con los defectos.

¿Qué es una virtud?
Una virtud es una cualidad positiva que una persona manifiesta a través de sus acciones. Las virtudes se consideran deseables desde una perspectiva social, ya que están alineadas con valores como la bondad, la justicia y la belleza. En algunos contextos, también pueden tener connotaciones religiosas.
La concepción de lo que constituye una virtud puede variar con el tiempo y entre culturas, ya que depende de las ideas sobre lo que se considera moral.
Por ejemplo, en la filosofía griega, el concepto de virtud (areté) hacía referencia a la capacidad de cada ser para cumplir con su función de la mejor manera posible. En este sentido, la virtud de un maestro era enseñar con sabiduría, mientras que la de un atleta era alcanzar su mejor rendimiento.
Actualmente, el término virtud se emplea con frecuencia como antónimo de defecto, entendido como una característica que se considera negativa. Así, las virtudes se asocian con las cualidades que contribuyen al bienestar individual o colectivo.
Puntos clave
- Una virtud es una cualidad positiva que se manifiesta a través de las acciones, y se considera deseable desde una perspectiva social y moral.
- Las virtudes cardinales representan la base de la moralidad humana y son cuatro: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.
- Las virtudes teologales se consideran dones otorgados por Dios en la tradición cristiana y son tres: la fe, la esperanza y la caridad.
- Las virtudes y los defectos se diferencian por su impacto moral y social: mientras que las virtudes promueven el bienestar, los defectos pueden generar consecuencias negativas.
- Ver además: Valores morales
Tipos de virtudes
Según su origen y propósito, las virtudes se pueden clasificar en cardinales y teologales.
Virtudes cardinales
Las virtudes cardinales, heredadas de la tradición clásica griega, son comunes a diversas religiones. Platón las formuló a partir de los valores tradicionales de la areté. Estas virtudes se consideran propias del ser humano o naturales, y representan la base de la moralidad humana.
Según Platón, las virtudes cardinales son cuatro:
- Templanza. Es la moderación en el disfrute de los placeres y la búsqueda de un equilibrio interior.
- Prudencia. Es la capacidad de actuar con respeto y adecuación en las relaciones con los demás.
- Fortaleza. Es la capacidad para superar el temor y enfrentar las adversidades de la vida.
- Justicia. Es el compromiso con el bien común y la búsqueda de equidad social.
Virtudes teologales
Las virtudes teologales son propias del cristianismo. Según la teología católica, son dones otorgados por Dios a sus fieles. Estas virtudes son tres:
- Fe. Es la creencia firme en Dios y en la doctrina revelada por Jesucristo, sin necesidad de pruebas materiales o demostraciones.
- Esperanza. Es la confianza en las promesas de Dios, especialmente en la vida eterna y en la concreción del plan divino para la humanidad.
- Caridad. Es el amor desinteresado a Dios y al prójimo, que se expresa a través de la generosidad, la compasión y la solidaridad.
- Más en: Virtudes teologales
Lista de ejemplos de virtudes de una persona
Algunos ejemplos de virtudes humanas son:
- Justicia
- Honestidad
- Integridad
- Lealtad
- Responsabilidad
- Generosidad
- Humildad
- Compasión
- Solidaridad
- Sabiduría
- Prudencia
- Creatividad
- Empatía
- Paciencia
- Amabilidad
- Templanza
- Sensibilidad
- Esperanza
- Optimismo
- Perdón
- Respeto
- Tolerancia
- Amistad
- Gratitud
- Amabilidad
- Comprensión
- Determinación
- Perseverancia
- Disciplina
- Modestia
- Aceptación
- Valentía
- Moderación
Virtud en la filosofía
En la Antigua Grecia, la virtud fue un tema de constante reflexión. Filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles, junto con diversas escuelas filosóficas, ofrecieron diferentes enfoques para alcanzar una vida virtuosa.
Platón (c. 427 a. C.-347 a. C.) identificó tres virtudes esenciales para la vida en sociedad: la prudencia, la fortaleza y la templanza. Estas virtudes se correspondían con diferentes aspectos de la naturaleza humana: la razón, la voluntad y los deseos.
Aristóteles (384-322 a. C.), por su parte, profundizó en la idea de que la virtud es un equilibrio entre el exceso y la carencia. Por ejemplo, la valentía es la virtud que se sitúa entre la temeridad y la cobardía.
En este sentido, Aristóteles distinguió dos tipos de virtudes: las morales (como la justicia y la veracidad) y las intelectuales (como la sabiduría, la inteligencia y la prudencia). Además, defendió la idea de que la virtud es esencial para alcanzar la verdadera felicidad.
Durante la Edad Media, el cristianismo influyó significativamente en la noción de virtud en Occidente y en parte de Oriente, asociándola con la fe y la devoción hacia un Dios único. Así, la Iglesia cristiana amplió el concepto, al integrar las virtudes clásicas o cardinales propuestas por Platón con las virtudes teologales.
En la filosofía contemporánea, el pensador escocés Alasdair MacIntyre (1929-) recuperó la visión aristotélica de la virtud, al definirla como una cualidad adquirida que permite alcanzar bienes internos, guiar la búsqueda del bien y contribuir al desarrollo humano.
Diferencia entre virtudes y defectos
La diferencia entre virtudes y defectos se basa en la percepción social y moral de ciertos rasgos de la personalidad. Las virtudes son cualidades positivas, deseables y moralmente elevadas, que benefician tanto al individuo como a la sociedad. Estas cualidades promueven la armonía social y ayudan a las personas a alcanzar su máximo potencial.
En cambio, los defectos son características consideradas negativas, imperfecciones o falencias, que generalmente conllevan consecuencias desfavorables, pues contradicen principios morales. Se reflejan en rasgos de la personalidad como el egoísmo, la irresponsabilidad o la soberbia.
Todas las personas poseen tanto virtudes como defectos. Los defectos pueden ser trabajados y reeducados para fomentar un comportamiento más armonioso y moralmente aceptable.
- Más en: Defectos de una persona
Relación entre virtudes y valores

No siempre es fácil distinguir entre virtudes y valores, dado que ambos términos aluden a rasgos altamente apreciados en las personas.
Las virtudes se refieren a principios éticos universales,como lo bueno, lo justo o lo hermoso, que son compartidos por diversas culturas o sociedades en distintos momentos históricos.
En cambio, los valores son criterios o normas que guían el comportamiento y las decisiones en contextos culturales o sociales determinados.
Por ejemplo, los valores de una empresa son aquellos principios definidos en su fundación que guían su funcionamiento. De manera similar, los valores sociales, culturales o espirituales reflejan las valoraciones que una religión, cultura o sociedad asignan a las conductas y actitudes de las personas.
Es por eso que las virtudes suelen vincularse con ideales filosóficos o morales trascendentales, mientras que los valores se relacionan con aspectos más cotidianos.
Sin embargo, esta distinción no es absoluta. Por ejemplo, la justicia como virtud representa un principio universal, mientras que como valor puede referirse a las normas específicas dentro de un sistema social.
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Referencias
- Camps, V. (2016). Virtud. En Diccionario iberoamericano de filosofía de la educación. Fondo de Cultura Económica. https://www.fondodeculturaeconomica.com/
- González, C. (s.f.). Diferencia entre valor y virtud. La Casa de la Ética. https://lacasadelaetica.com/
- Real Academia Española. (2024) Virtud. Diccionario de la lengua española. https://dle.rae.es/
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