Virtudes teologales

Te explicamos qué son las virtudes teologales y el significado de cada una. Además, en qué se diferencian de las virtudes cardinales.

Una estatua recuerda a San Pablo apóstol.
Las virtudes teologales son coordenadas morales para guiar las acciones de los cristianos.

¿Qué son las virtudes teologales?

Las virtudes teologales o virtudes teológicas son, de acuerdo a la tradición y el dogma cristianos, el conjunto de conductas y valores que aproximan al ser humano a la gracia divina, pues le han sido infundidos por Dios para guiar sus acciones. Por esa razón se conocen también como virtudes infusas.

Tradicionalmente, se considera que las virtudes teologales son tres: la fe, la esperanza y la caridad. Funcionan, en conjunto con las llamadas virtudes cardinales (prudencia, templanza, fortaleza y justicia), como coordenadas morales para guiar las acciones de los cristianos. La vida, bajo estos preceptos o guiaturas, es considerada por los fieles como un “estado de gracia”, o sea, como garantía de la presencia del Espíritu Santo.

Las tres virtudes teológicas fueron tomadas por la tradición cristiana directamente de los escritos del apóstol Pablo de Tarso (c. 5-c.67 d. C.), quien fue un evangelizador y figura influyente en la historia de la religión cristiana. San Pablo entendía estas tres virtudes teológicas como rasgos propios del cristianismo, que venían a complementar las cuatro virtudes cardinales o naturales heredadas de la tradición pagana.

Ver además: Las 25 virtudes humanas más importantes

¿En qué consisten las virtudes teologales?

Un grupo de voluntarios transporta donaciones.
La caridad consiste en profesar amor a Dios a través de amar al prójimo como se ama a sí mismo.

Las virtudes teologales del cristianismo son tres:

  • Caridad. Equiparable al amor (y a veces referida con ese nombre), se trata de la mayor de las tres virtudes teológicas y la última que debe prevalecer en situaciones en que las demás fallen. Consiste en profesar amor a Dios por sobre todas las cosas, y a través de dicho sentimiento, amar al prójimo como se ama a sí mismo, ejerciendo la práctica del bien y de la fraternidad. Según la teología cristiana, la caridad engendra el gozo, la paz y la misericordia, es siempre desinteresada y amistosa, y propicia la reciprocidad. A ello se refería Jesús de Nazaret cuando instruyó a sus seguidores: “amaos los unos a los otros”.
  • Fe. Consiste en la seguridad y confianza ciega en Dios y sus enseñanzas, pero no desde un punto de vista pasivo, sino activo: como lo formuló el teólogo cristiano San Agustín de Hipona (354-430), “no se puede creer si no se quiere” (credere non potest nisi volens). Jesús de Nazaret explicaba la fe como la autoridad de la doctrina revelada de Dios, ratificada por los milagros que él, su hijo en la Tierra, había realizado. Por lo tanto, la fe cristiana es el deseo de someterse al camino de Dios, ya que nadie puede ser convertido al cristianismo en contra de su voluntad.
  • Esperanza. Consiste en la confianza profunda en que las promesas de Dios serán satisfechas, si no en el mundo terrenal, en el ultraterreno. El fraile y teólogo cristiano Santo Tomás de Aquino (1224-1274) la definía como la capacidad del ser humano para “…tener confianza y plena certeza de conseguir la vida eterna y los medios, tanto sobrenaturales como naturales, necesarios para alcanzarla, apoyado en el auxilio omnipotente de Dios”.

Diferencia entre las virtudes teologales y las virtudes cardinales

Tanto las virtudes teologales o teológicas como las virtudes cardinales o naturales son importantes valores morales y místicos del cristianismo, que se proponen a los fieles para guiar sus acciones hacia la gracia divina. Sin embargo, se suelen distinguir unas de otras a partir de ciertos rasgos históricos y teológicos:

Virtudes teologales o teológicas Virtudes cardinales o naturales
Son propias del cristianismo y por lo tanto surgieron a partir de las enseñanzas de Jesús de Nazaret y los evangelios de sus apóstoles. Son comunes a distintas religiones antiguas, que las heredaron de la tradición clásica griega. El filósofo Platón (427-347 a. C.) fue el primero en formularlas, a partir de los valores tradicionales del areté griego.
Son únicamente tres: fe, caridad y esperanza. Son únicamente cuatro: templanza, justicia, prudencia y fortaleza.
Se consideran virtudes provistas por Dios a sus fieles. Se consideran virtudes propias del ser humano (de allí “naturales”).
Su propósito es aproximar al ser humano a la salvación y la gracia de Dios. Su propósito tiende al bien común y la honradez de los fieles.

Virtudes morales

Las virtudes morales son el conjunto de principios y valores con que los seres humanos eligen regular su conducta, ya sea que provengan de una tradición religiosa o filosófica.

A través de ellas se distingue entre las acciones buenas y las malas, o sea, las que impactan positivamente al individuo y a su comunidad, y las que lo hacen de manera negativa. En principio, las virtudes morales buscan controlar la conducta de las personas y, por lo tanto, propiciar la vida social organizada.

Así, tanto las virtudes teológicas como las virtudes cardinales son ejemplos de virtudes morales del cristianismo.

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Referencias

¿Cómo citar?

"Virtudes teologales". Autor: Equipo editorial, Etecé. De: Argentina. Para: Concepto.de. Disponible en: https://concepto.de/virtudes-teologales/. Última edición: 9 de junio de 2023. Consultado: 28 de abril de 2024

Sobre el autor

Última edición: 9 junio, 2023

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