Transformación del medio ambiente

Te explicamos qué es la transformación del medio ambiente, con múltiples ejemplos. Además, sus consecuencias positivas y negativas.

El paisaje es modificado por el ser humano a través de un puente que facilita el transporte.
El ser humano no está sometido la adaptación biológica porque puede modificar el ambiente.

¿Qué es la transformación del medio ambiente?

La transformación medioambiental o transformación del medio ambiente es el proceso de cambio que imponen al entorno natural la presencia y las actividades del ser humano. Dicha transformación puede darse en distintos sentidos, pero cuando tiene un efecto negativo o empobrecedor en el medio ambiente se conoce como degradación medioambiental. Lo contrario de este tipo de transformación es la conservación medioambiental.

El ser humano forma parte del medio ambiente, como lo hacen todos los seres vivos. Pero a diferencia del resto, el modo de vida humano tiene un gran impacto sobre el ecosistema, dado que es capaz de transformar de manera rápida y drástica las propias condiciones de vida y las del resto de las especies. De hecho, ha estado haciéndolo desde los inicios de la civilización, razón por la cual muchos estudiosos proponen bautizar nuestro período geológico como el “antropoceno” (es decir, la era del ser humano).

La satisfacción de las necesidades del ser humano (como alimento, calor, refugio, energía, etcétera) se da normalmente a expensas del equilibrio medioambiental. A diferencia de otras especies, el ser humano no se encuentra sometido a la lógica de la cadena alimenticia, ni a los rigores de la adaptación biológica al entorno, sino que procede al revés: transforma el entorno para que se adapte a sus necesidades. Por ejemplo, a través de la electricidad, los seres humanos iluminamos la noche para poder aprovecharla.

Esta transformación, desde luego, tiene consecuencias, tanto en el resto de las especies de seres vivos, como en el entorno que el ser humano comparte con ellos. Así, nuevas condiciones ambientales se imponen, forzando a las especies a alterar el modo en que viven. Pero a diferencia de los eventos naturales que pueden causar el mismo efecto ecológico (volcanes, terremotos, huracanes, entre otros), los cambios introducidos por el ser humano tienen cada vez mayor escala y mayor frecuencia.

De allí que a menudo se advierta que el modo de vida actual de la humanidad no es sustentable, o sea, no es sostenible en el tiempo.

Ver además: Educación ambiental

¿Cómo modifica el ser humano el medio ambiente?

Una mina de cobre ha modificado las montañas y el suelo.
La mayor parte de las actividades económicas, como la minería, modifican la superficie terrestre.

Desde los inicios de la civilización, el ser humano ha modificado su entorno natural de diferentes maneras, siempre teniendo como norte la construcción de un entorno menos hostil, más adecuado para satisfacer sus necesidades. Esto supone, entre otras, acciones como:

  • Modificar la superficie terrestre (construir ciudades, erigir represas, desecar pantanos)
  • Interrumpir o controlar ciertos sistemas naturales (controlar el fuego, alterar la atmósfera)
  • Cambiar el curso natural de las especies (domesticar y extinguir animales, o introducirlos a un nuevo hábitat)
  • Crear materiales inexistentes (la pavimentación, los plásticos), entre otras.

En esta lucha contra el orden natural, el ser humano ha contado con un importante aliado en la ciencia y la tecnología, especialmente en los últimos siglos. El conocimiento del orden natural y el desarrollo de herramientas capaces de alterarlo, han permitido al ser humano grandes hazañas, como explorar el espacio exterior, manipular la energía atómica o extender la expectativa de vida de la especie a casi al triple de lo que era originalmente. Pero, de la misma manera, han ocasionado la extinción de otras especies, la destrucción de hábitats enteros y la contaminación de sustancias esenciales para la vida como el agua y el aire.

Consecuencias de la transformación del paisaje natural

Desde un punto de vista ecológico, las consecuencias de la transformación del paisaje natural pueden estudiarse en dos conjuntos: las consecuencias positivas o benéficas y las consecuencias negativas o dañinas. La diferencia entre unas y otras es que las primeras benefician a la humanidad en su conjunto, mientras que las segundas constituyen un peligro para la propia especie o para la vida en general.

Consecuencias positivas o benéficas Consecuencias negativas o dañinas
Un entorno más seguro para la humanidad, sin presencia de grandes depredadores, ni la acción de los elementos naturales (lluvia, viento, sol). Destrucción de hábitats naturales por deforestación, minería y aumento de la mancha urbana.
Producción sencilla de una gran cantidad de alimentos para el ser humano, lo cual aumenta la longevidad de la especie y su tasa de reproducción. Extinción de especies y reducción de la biodiversidad por destrucción del hábitat, sobreexplotación, disrupción de la cadena alimenticia o introducción de especies invasoras.
Obtención de nuevos materiales con los que fabricar nuevas herramientas, obtener nuevos saberes y lograr nuevos hitos civilizatorios. Contaminación del aire, agua y el suelo, con efectos perniciosos en la salud de los seres vivos, incluido el ser humano.
Mayores posibilidades de desarrollo científico y tecnológico, y por ende mayor posibilidad de dar con soluciones para el resto de los problemas causados por el ser humano. Aumento dramático de la población mundial y necesidad interminable de nuevos recursos.

Ejemplos de la transformación del medio ambiente

Una presa hidroeléctrica crea un embalse y modifica el ambiente.
La creación de represas tiene como consecuencia la inundación de terrenos con el agua utilizada.

Los siguientes son algunos de los principales ejemplos de transformación del medio ambiente por la intervención humana:

  • La adopción de la agricultura. Durante el Neolítico, el ser humano descubrió que podía cultivar las especies vegetales que lo sustentaban, en lugar de internarse en la jungla para recolectar sus frutos, y domesticó diferentes especies para asegurarse el sustento. Desde entonces, la agricultura ha crecido en su demanda y en sus posibilidades, lo cual ha significado la tala de bosques y selvas para destinar el terreno a la siembra de alimentos. Por ende, el aumento de la superficie de cultivo implica la destrucción de hábitats y el agotamiento de los recursos orgánicos del suelo, por lo que a menudo se requiere de diferentes técnicas de fertilización y preparación para continuar con la cosecha.
  • La expansión de las ciudades. La ciudad es un entorno completamente artificial y planificado, cuya existencia en la historia del planeta se debe enteramente a las preferencias de los seres humanos. Desde la Revolución Industrial a finales del siglo XVIII, las ciudades se han convertido en el lugar preferido de la especie para habitar, y por lo tanto sus dimensiones no han parado de crecer, devorando otros tipos de hábitat a su paso y aumentando considerablemente el impacto de su presencia en la contaminación del agua, el suelo y el aire.
  • La sobreexplotación de algunas especies. A través de la caza y pesca indiscriminada y otras formas de sobreexplotación, el ser humano ha llevado a la extinción a numerosas especies, con el fin de emplear sus pieles para elaborar ropas, el marfil de sus colmillos para elaborar instrumentos musicales, o partes de sus cuerpos para recetas gastronómicas. La desaparición de estas especies tiene un impacto considerable en sus respectivas cadenas tróficas.
  • La destrucción de la capa de ozono. Durante la segunda mitad del siglo XX, el uso indiscriminado con fines industriales y domésticos de gases orgánicos ricos en cloro, flúor y bromo condujeron al debilitamiento de la capa de ozono que existe en la atmósfera y que protege al planeta de la acción directa de la radiación solar. Aunque la prohibición del uso de estos gases permitió décadas después la recuperación del ozono perdido, se considera un caso típico de deterioro ambiental por causas humanas.
  • La minería del oro y su impacto en los ecosistemas acuáticos. La explotación minera del oro, considerado el metal precioso por excelencia, es una de las actividades económicas más dañinas para el medio ambiente, dado que se emplean grandes cantidades de mercurio para diluir el oro y extraerlo de los minerales en los que se encuentra. Este metal, altamente tóxico, termina en los ríos, lagos y aguas residuales, envenenándolas y haciéndolas letales para el ser humano y las demás especies. Esta práctica, abandonada por las grandes empresas mineras, sigue siendo utilizada por los mineros ilegales, como es el caso de los garimpeiros brasileños en la Amazonía sudamericana.
  • El efecto invernadero y el cambio climático. Desde la Revolución Industrial, el ser humano ha liberado a la atmósfera toneladas de gases orgánicos ricos en carbono, como el metano y el dióxido de carbono, entre otros, que se producen durante la quema de combustibles fósiles en automóviles, plantas eléctricas y muchas otras actividades económicas. Estos gases en la atmósfera actúan como una barrera que retiene el calor y aumenta, por lo tanto, la temperatura del planeta, acelerando los ciclos naturales de deshielo y generando una larga lista de alteraciones medioambientales: el derretimiento polar y aumento del nivel de las aguas, la acidificación de los océanos, la producción de fenómenos climáticos extremos, entre otras.
  • La contaminación con plástico. Los plásticos, derivados químicos del petróleo, son materiales indispensables en el modo de vida postindustrial moderno, cuyo impacto en el ecosistema, sin embargo, es terrible. La contaminación de suelos y mares con plásticos no biodegradables, que se descomponen en pequeñas partículas pero al mismo tiempo no pueden ser reincorporados naturalmente al ecosistema, es uno de los grandes problemas ecológicos contemporáneos. Partículas plásticas ya pueden hallarse en grandes cantidades en el mar (por ejemplo, en la Gran Mancha Plástica del Pacífico), en el interior de las especies de las cuales nos alimentamos y, por ende, dentro del propio cuerpo humano.
  • La construcción de diques, embalses y represas. A través de la modificación del curso de los ríos, el ser humano puede producir lagos artificiales destinados a la recreación, la obtención de agua dulce o la generación de electricidad mediante plantas hidroeléctricas. Al hacerlo, modifica drásticamente el entorno, creando embalses donde no los había y desecando otras regiones que anteriormente contaban con buena irrigación.

Sigue con: Impacto ambiental

Referencias

  • “Medio Ambiente” en Wikipedia.
  • “El cambio ambiental, la naturaleza y el nuevo mundo” por Walter A. Pengue en la Fundación Heinrich Böll.
  • “Los problemas ambientales y la transformación del paisaje” en ABC (Paraguay).
  • “Environmental Transformation and Degradation” en Wachemo University.

¿Cómo citar?

"Transformación del medio ambiente". Autor: Equipo editorial, Etecé. De: Argentina. Para: Concepto.de. Disponible en: https://concepto.de/transformacion-del-medio-ambiente/. Última edición: 15 de febrero de 2023. Consultado: 26 de abril de 2024

Sobre el autor

Última edición: 15 febrero, 2023

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