Socialismo

Te explicamos qué es el socialismo, su historia y características. Además, el socialismo utópico, el socialismo científico y diferencias con el capitalismo.

Socialismo
El socialismo propone el control público o colectivo de los medios de producción.

¿Qué es el socialismo?

El socialismo es una corriente filosófica de pensamiento económico, social y político, y un conjunto diverso de teorías políticas, movimientos, partidos y sistemas socioeconómicos inspirados en dicha corriente de pensamiento. Surgió en el contexto de la expansión del capitalismo industrial en el siglo XIX como un conjunto de doctrinas que defendían a las clases trabajadoras y favorecían la cooperación y la igualdad social.

Las distintas variantes del socialismo tienen en común la defensa de la propiedad pública, colectiva o cooperativa de los medios de producción, en contra de la propiedad privada característica del capitalismo. Además, algunas de las principales tendencias socialistas proponen la planificación y organización de la vida social y económica desde las instituciones que componen el Estado.

Es decir, se trata de un conjunto de modelos filosóficos, políticos, sociales y económicos cuyo objetivo es construir una alternativa al capitalismo y a la acumulación de capitales basada en la explotación del hombre por el hombre. El objetivo final es una sociedad sin clases sociales, percibida como una sociedad más justa y con una distribución más igualitaria de las riquezas.

Entre las variantes del socialismo, se pueden distinguir dos extremos. Por un lado, existen formas más radicales (que suelen llamarse comunistas),que proponen la abolición de la propiedad privada. Por otro lado, existen tendencias más moderadas, que proponen la convivencia con la economía de mercado, aunque con distintas formas de intervención estatal y políticas de bienestar social.

Lo mismo ocurre en el terreno de lo político, concretamente con la democracia y la diversidad de partidos. Algunos socialistas promueven la dictadura del proletariado o diversas formas de autoritarismo de partido único (como los regímenes políticos hoy identificados como comunistas), y otros defienden la democracia y el pluripartidismo (como la socialdemocracia)o la organización horizontal y asamblearia (como el socialismo libertario o el anarquismo socialista).

Puntos clave

  • El socialismo es una corriente de pensamiento político y un sistema de organización socioeconómica que surgió en el siglo XIX en Europa.
  • Plantea la propiedad social, colectiva o cooperativa de los medios de producción y la distribución equitativa de la riqueza, aunque muchos socialistas contemporáneos admiten la economía de mercado combinada con políticas de bienestar social.
  • Abarca diversas tendencias históricas y contemporáneas, como el socialismo utópico, el socialismo marxista (o comunismo), la socialdemocracia y el socialismo libertario.
  • En general, las ideas y los gobiernos socialistas defienden la planificación o intervención del Estado en la economía con el objetivo de garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de la población.
  • Actualmente existen algunos regímenes políticos que se reconocen como socialistas o comunistas (como China, Vietnam, Cuba o Corea del Norte) y países en donde gobierna la socialdemocracia (como los países nórdicos).

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Características del socialismo

Si bien los rasgos del socialismo pueden variar enormemente, sus características generales son:

  • Limitación o abolición de la propiedad privada en favor de modelos colectivos, cooperativos o comunitarios de propiedad, especialmente de los medios de producción (como las fábricas o las tierras productivas).
  • Énfasis en la producción y en el papel de la clase trabajadora en la generación de la riqueza, y defensa de la actividad política y sindical de los obreros a través de sus representantes.
  • Aplicación de diversos métodos de distribución de la riqueza, como impuestos o expropiaciones a los que más tienen y planes de ayuda económica para quienes menos tienen, con el objetivo de lograr una distribución equitativa o igualitaria de los recursos económicos.
  • Fuerte intervención del Estado en los asuntos económicos y sociales, que en ocasiones puede restringir la democracia y el funcionamiento de los partidos políticos, pero en otros casos puede ser compatible con las libertades políticas. Algunos movimientos socialistas defienden, en cambio, formas descentralizadas u horizontales de organización social.
  • En las variantes más extremas, propósito de alcanzar un modelo de sociedad sin clases sociales, en la que no haya diferencias entre ricos y pobres sino una distribución equitativa de las riquezas generadas de manera autogestionada por los trabajadores.

Historia del socialismo

Capitalismo - Karl Marx
Karl Marx le dio al socialismo una teoría unificadora basada en el materialismo histórico.

El socialismo nació en el seno de la sociedad industrial del siglo XIX, aunque su filosofía posee algunos antecedentes. Se pueden rastrear ideas que hoy serían llamadas socialistas o comunistas en textos tan antiguos como los escritos sobre la República de Platón (c. 427-347 a. C.) y en las prácticas comunitarias de los primeros cristianos.

El uso del término “socialista” con el sentido contemporáneo data de alrededor de 1830. Se usó para describir los movimientos y filosofías políticas más radicales nacidos en Europa poco después de la Revolución francesa, que responsabilizaban al capitalismo por los malestares sociales de la época. En especial,se llamó así a los seguidores del galés Robert Owen y a los franceses Henri de Saint-Simon y Charles Fourier.

Estos movimientos proponían alternativas a la organización social del capitalismo industrial, y fueron agrupados bajo el término “socialistas” por el filósofo y periodista Pierre Leroux en su artículo Sobre el individualismo y el socialismo, publicado en Revue encyclopédique en 1833.

El socialismo clásico fue en gran medida heredero de la Ilustración, que abogaba por el uso de la razón en la comprensión y el mejoramiento de la sociedad. Sus dos cunas fueron Francia e Inglaterra. Aunque en su etapa inicial careció de un cuerpo unificado de ideas, contó con importantes pensadores y militantes que allanaron el camino para el nacimiento de ideologías como el anarquismo, el marxismo y la socialdemocracia.

Fueron Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895) quienes dieron al socialismo una teoría unificadora. El socialismo marxista, al que llamaron “comunismo científico”, revolucionó el modo de comprender la sociedad y la historia desde un punto de vista materialista, y ganó popularidad dentro de numerosos partidos y organizaciones obreras de Europa y otros continentes. Uno de sus principios teóricos era que el cambio social dependía de las condiciones materiales y económicas de existencia y que la lucha de clases era el motor de la historia, por lo que planteaba que los obreros debían organizarse para conquistar el poder político.

El socialismo marxista alcanzó su apogeo político a inicios del siglo XX, con la Revolución rusa de 1917 que llevó al derrocamiento del zar de Rusia y al ascenso político de los bolcheviques liderados por Vladimir Ilich Lenin (1870-1924). Así se fundó el primer país socialista (de ideología marxista-leninista) de la historia, la Rusia soviética, que después se convirtió en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Los acontecimientos de Rusia provocaron una reacción anticomunista internacional que, entre otras cosas, alentó el nacimiento del fascismo. También motivó una ruptura dentro del socialismo entre quienes defendían la estrategia revolucionaria y el modelo autoritario del régimen bolchevique (llamados mayormente comunistas) y quienes favorecían una tendencia reformista o democrática (mayormente identificados con la socialdemocracia y llamados socialistas).

Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el mundo quedó dividido en dos bloques de países enfrentados en lo que se llamó la Guerra Fría: el bloque capitalista, liderado por Estados Unidos y las potencias occidentales, y el bloque comunista o socialista, liderado por la Unión Soviética. Por su parte, tras la Revolución Comunista china de 1949, la República Popular China se sumó a la lista de países comunistas al instaurar su propia versión del socialismo, llamada maoísmo debido al nombre de su líder, Mao Zedong.

Eventos semejantes ocurrieron en otras naciones del mundo, como Vietnam (tras la Revolución de Agosto de 1945, encabezada por el dirigente comunista y nacionalista Ho Chi Minh), Corea del Norte (que se consolidó como un régimen comunista tras la guerra de Corea de 1950 a 1953), Cuba (que adoptó oficialmente el comunismo en 1961, poco después de la Revolución cubana de 1959), Camboya (tras el triunfo de los Jemeres Rojos en la guerra civil camboyana en 1975, derrocados en 1979), entre otros.

Estos regímenes comunistas surgieron en general de la violencia y constituyeron regímenes dictatoriales que en ocasiones cometieron genocidios en nombre del “hombre nuevo”. Por otro lado, los partidos socialistas y socialdemócratas mantuvieron en general una participación política democrática. Incluso formaron gobiernos que combinaron el reconocimiento de la economía de mercado con la implementación de medidas estatales de bienestar social, como fue el caso en diversos países de Europa, especialmente los países nórdicos.

Sin embargo, hacia el término del siglo XX, y sobre todo tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y la disolución de la Unión Soviética en 1991, la mayoría de los países socialistas o comunistas se sumergieron en la crisis y se vieron obligados a adoptar en mayor o menor medida una economía de mercado. La última década del siglo XX fue considerada por muchos analistas como el momento de la muerte del socialismo y el triunfo mundial del capitalismo y la democracia liberal, lo que recibió el nombre de “el fin de la historia”, en palabras del pensador estadounidense Francis Fukuyama.

Aun así, un nuevo experimento político tomó el nombre de “socialismo del siglo XXI”, un término del economista alemán Heinz Dieterich Steffan. Este término comenzó a ganar renombre mundial debido a su evocación en el V Foro Social Mundial por parte del entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías (1954-2013), quien lo usó para caracterizar a la llamada Revolución bolivariana que encabezó desde 1999.

Socialismo utópico

Socialistas utópicos como Saint-Simon desarrollaron sus ideas tras la Revolución francesa.

El término “socialismo utópico” fue popularizado por Marx y Engels para referirse a los movimientos socialistas y revolucionarios que se opusieron al capitalismo a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, y que fueron previos a la aparición del marxismo. Se trató de vertientes muy distintas entre sí que, según los marxistas, carecían de un método científico para la correcta comprensión de la realidad y la posibilidad del cambio social.

Los socialistas utópicos más importantes estaban influidos por las ideas de la Ilustración, que abogaba por un mundo construido con base en la razón, y aparecieron poco después de la Revolución francesa de 1789. Sin embargo, algunos estudiosos incluyen en esta lista a diversos militantes radicales de la época de la revolución, como el periodista francésFrançois Babeuf (1760-1797), que denunciaron que la revolución había fracasado en el cumplimiento de sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad.

En consecuencia, estos militantes abogaron por la disolución de la propiedad privada y el equitativo reparto y usufructo de las tierras. Estas ideas condujeron a Babeuf a ser ejecutado, acusado de conspirar contra el gobierno, lo que hizo de él un referente para la causa socialista durante el siglo XIX, especialmente entre sus seguidores, llamados neobabuvistas.

Otro nombre importante fue el de Henri de Saint-Simon (1760-1825), fundador de un socialismo de inspiración cristiana. Este movimiento no abogó por la eliminación de la propiedad privada, sino que propuso la planificación centralizada de la producción.

Así, el socialismo sansimoniano buscaba anticiparse a las necesidades sociales y económicas de la población gracias a los saberes conjuntos de científicos, técnicos, ingenieros y productores (llamados genéricamente los “industriales”), quienes serían responsables de dirigir la producción económica para el bienestar de la sociedad.

Por otro lado, se destacó Robert Owen (1771-1858). Owen era un industrial galés cuyas fábricas textiles, altamente rentables, operaban bajo estándares humanitarios inusuales para la época (por ejemplo, no había trabajadores por debajo de los 10 años de edad). Para Owen, los seres humanos no estaban predeterminados por la naturaleza humana, sino que podían cambiar según las circunstancias del contexto social. Por lo tanto, planteaba que el egoísmo era consecuencia de las condiciones de vida y era totalmente reversible.

Así, Owen compró tierras en el estado de Indiana, Estados Unidos, donde en 1825 intentó establecer una comunidad ideal: cooperativa, social y autosustentable. Conocida como New Harmony (“Nueva Armonía” en inglés), esta comunidad fracasó tras unos pocos años de existencia, y se llevó consigo la mayor parte de la fortuna de Owen, pero sus ideas ejercieron mucha influencia en el movimiento obrero británico.

Otros pensadores importantes dentro del socialismo utópico fueron Charles Fourier (1772-1837), creador de comunidades igualitarias llamadas “falansterios”; Étienne Cabet (1788-1856), fundador del movimiento icariano; Jean-Jacques Pillot (1808-1877), un destacado neobabuvista; y Pierre Leroux (1797-1871), un periodista y pensador sansimoniano, entre otros.

Sigue en: Socialismo utópico

Socialismo científico

El socialismo o comunismo científico fue el fundamento de toda la doctrina marxista posterior.

El socialismo científico o comunismo científico es la corriente teórica del socialismo que desarrollaron Friedrich Engels y Karl Marx, quienes la llamaron así para diferenciarla de otras tendencias previas y contemporáneas, a las que denominaron “socialismo utópico”. Fue el fundamento de toda la doctrina marxista posterior, que se expandió con rapidez por Europa y otros lugares del mundo.

El término “socialismo científico” ya había sido usado por uno de los padres del anarquismo, Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), en su libro ¿Qué es la propiedad? de 1840, para bautizar a un modelo de sociedad gobernada por la razón y la ciencia.

En el caso de Marx y Engels, la distinción entre el socialismo o comunismo científico y las ideas socialistas anteriores tenía que ver con la incorporación de una metodología de análisis de la realidad social conocida como materialismo histórico. Dicho método proponía una mirada histórica y empírica de la sociedad, con énfasis en los medios de producción y su control por una clase social determinada.

Así, Marx y Engels consideraban que solo un estudio riguroso de la historia de la lucha de clases ofrecía la posibilidad de transformar la realidad y superar el capitalismo para llegar al comunismo.

Más en: Comunismo científico

Socialismo y comunismo

En la actualidad, no existe una diferencia clara y universal entre los términos “socialismo” o “socialista” y “comunismo” o “comunista”. Sin embargo, en general se asocia el término comunismo a las vertientes más radicales o extremistas, mientras que el término socialismo se reserva para formas más moderadas o combinadas con principios democráticos.

Históricamente, el término “socialismo” se popularizó en su sentido moderno en la década de 1830 para caracterizar a los seguidores de Robert Owen y otros socialistas utópicos. Por su parte, el término “comunismo” fue de uso corriente desde la década de 1840 para identificar a los neobabuvistas (seguidores del legado de François Babeuf), como Jean-Jacques Pillot, y a los icarianos o cabetistas (seguidores de Étienne Cabet).

Aunque inicialmente ambos términos se usaban como sinónimos, en algunos casos los “comunistas” y “socialistas” comenzaron a distinguirse entre sí, principalmente por su grado de radicalismo y su compromiso con las ideas de la lucha de clases. Por esta razón, si bien Marx y Engels solían usar los términos “socialismo” y “comunismo” como sinónimos, eligieron el término “comunismo” para nombrar a la asociación que fundaron en 1847, la Liga de los Comunistas, y para titular su Manifiesto del Partido Comunista (1848).

Sin embargo, tanto Engels como Marx consideraban que socialistas y comunistas tenían un objetivo común: alcanzar la sociedad sin clases sociales. En ese sentido, algunos autores marxistas posteriores interpretaron que el socialismo era un primer estadio en la transición desde el capitalismo y la democracia burguesa hacia la consecución definitiva del comunismo.

Desde el triunfo de la Revolución bolchevique en Rusia en 1917, el término “comunismo” quedó muy vinculado a la construcción de regímenes de partido único mediante procesos revolucionarios inspirados por el dogma marxista. El término socialismo, por otro lado, quedó en gran medida reservado a expresiones políticas más moderadas, como la socialdemocracia, o a movimientos horizontalistas o asamblearios (como el socialismo libertario o el anarquismo socialista).

Ver además: Diferencia entre socialismo y comunismo

Socialismo y capitalismo

Desde mediados del siglo XIX, el socialismo y el capitalismo (o el liberalismo, que defiende intelectualmente los fundamentos de la sociedad capitalista) se consideran doctrinas enfrentadas en sus tesis filosóficas centrales.

  • Socialismo. Aboga por la propiedad pública, cooperativa o social de los medios de producción, y por una economía dirigida o intervenida desde el Estado (excepto en sus variantes libertarias, que proponen el control horizontal o asambleario).
  • Capitalismo (y liberalismo). Defiende la propiedad privada, el libre mercado y la iniciativa individual o empresarial, con el énfasis puesto en la competencia económica.

Sin embargo, desde finales del siglo XX, y especialmente tras la caída de la Unión Soviética en 1991, el capitalismo se consolidó como el modelo económico mundial, en el contexto de la llamada globalización, y tan solo unas pocas naciones subsisten con modelos socialistas.

En general, estos países socialistas o comunistas se vieron obligados a incorporar medidas liberalizadoras. Entre ellos se encuentra la República Popular China, que desde finales de la década de 1970 se abrió a una economía de mercado y actualmente es una de las potencias económicas del mundo, y Corea del Norte, Cuba, Vietnam y Laos.

Más en: Capitalismo y socialismo

Países socialistas

En la actualidad, son pocos los países que se proclaman a sí mismos “socialistas”. La lista incluye a los siguientes:

  • República Popular China
  • República Popular Democrática de Corea (también conocida como Corea del Norte)
  • República de Cuba
  • República Democrática Popular Lao
  • República Socialista de Vietnam
  • República Bolivariana de Venezuela

Sigue con:

Referencias

  • Bobbio, N. et al. (Dirs.). (2015). Diccionario de política. Nueva edición enteramente revisada y ampliada. Siglo XXI.
  • Cappelletti, A. J. (2007). Etapas del pensamiento socialista. Libros de Anarres.
  • Dagger, R. y Ball, T. (2024). Socialism. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/
  • Gilabert, P. y O’Neill, M. (2019). Socialism. The Stanford Encyclopedia of Philosophy. https://plato.stanford.edu/
  • Paniagua, J. (2010). Breve historia del socialismo y del comunismo. Segunda edición. Nowtilus.

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"Socialismo". Autor: Augusto Gayubas. De: Argentina. Para: Concepto.de. Disponible en: https://concepto.de/socialismo/. Última edición: 6 de junio de 2024. Consultado: 26 julio, 2024

Sobre el autor

Última edición: 6 junio, 2024
Revisado por Augusto Gayubas
Doctor en Historia (Universidad de Buenos Aires)

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