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Dios

Te explicamos qué es un dios, cuáles son sus características y cuál suele ser su relación con los creyentes. Además, las diferencias entre monoteísmo y politeísmo.

Fresco de la Capilla Sixtina
El ser humano suele recurrir a un dios ante situaciones de apremio, sufrimiento o agradecimiento. [Imagen: Miguel Angel, fresco de la Capilla Sixtina/Foto: Gush Photography]

¿Qué es un dios?

Un dios es una entidad suprema en la que creen los practicantes de una religión. Es un concepto religioso que tiene distintos significados según las diferentes doctrinas, pero que, en general, refiere a un ser con poderes sobrenaturales, que suele habitar en un plano superior al de la humanidad y que puede intervenir en el mundo.

En términos amplios, un dios es una deidad, generalmente eterna, dotada de control sobre algunos aspectos de la naturaleza o sobre la naturaleza como un todo. En general, se cree que los seres humanos pueden recurrir al dios o a los dioses en situaciones de apremio, sufrimiento o agradecimiento, a través de prácticas rituales, plegarias u oraciones.

A los dioses se les suele rendir culto y, en algunos casos, se considera que tuvieron un rol en la creación del mundo y en su continuo funcionamiento. En este sentido, la creencia en uno o más dioses es una de las ideas religiosas más antiguas de las civilizaciones humanas, intrínseca al surgimiento de las primeras religiones organizadas y al desarrollo de las mitologías de múltiples culturas.

Según el sistema de creencias de una religión, se puede diferenciar entre monoteísmo (creencia en un único dios) y politeísmo (creencia en varios dioses). En ambos casos, el dios o los dioses suelen convivir con otros seres divinos o espíritus que completan el plano sobrenatural.

En las grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islam), Dios es singular y va escrito con mayúscula inicial, pues nombra a quien es considerado el único ser supremo y creador del universo.

Origen del término “dios”

La palabra “dios” proviene del latín deus, y este de la raíz indoeuropea dyeu-, vinculada con el brillo diurno o la luz del día. Esto se debe a que las religiones antiguas solían rendir culto al cielo y al sol, a los que atribuían el rol de padre fecundador de la tierra o responsable de mantener el orden cósmico. Así, los antiguos egipcios adoraban a Ra, dios del sol; los antiguos griegos tenían por dios supremo a Zeus, dios del cielo y del relámpago; y los antiguos romanos a Júpiter, dios del cielo y del rayo.

Puntos clave

  • Un dios es una entidad suprema en la que creen los practicantes de una religión, quienes suelen rendirle culto o pedirle favores a través de rituales y plegarias.
  • Suele habitar en un plano superior, tener poderes sobrenaturales, ser eterno e intervenir en el funcionamiento del mundo,
  • En el monoteísmo, se cree que existe un único Dios, creador y todopoderoso; en cambio, en el politeísmo, se cree en varios dioses, con sus jerarquías y especialidades.
  • La creencia en dioses es muy antigua y persiste en muchas religiones actuales, tanto monoteístas (por ejemplo, judaísmo, cristianismo e islam) como politeístas (por ejemplo, hinduismo).

Ver además: Religiones del mundo

Características de los dioses

No existe un patrón de características universales para todos los dioses en los que creen o creyeron las distintas sociedades a lo largo de la historia. Sin embargo, a grandes rasgos, se pueden identificar algunas características: su cualidad de eterno o inmortal, sus distintas formas de representación, su carácter de creador del mundo o tutor de la humanidad, entre otras.

Cualidad de eterno o inmortal

Los dioses son entidades eternas o, en algunos casos, casi inmortales, que existen en un plano superior al de la humanidad. Suelen ser protagonistas de mitos y relatos, y se les rinde culto mediante rituales y oraciones.

Algunos dioses son considerados omniscientes y omnipresentes, como es el caso del Dios creador en las grandes religiones monoteístas y también de algunos dioses principales en las religiones politeístas.

Distintas formas de representación

En algunas religiones, se representa a los dioses con un aspecto antropomorfo, es decir, con forma humana y dotados de ciertos rasgos e implementos. A veces, se combinan rasgos humanos y animales, o incluso se usa una imagen únicamente animal o se lo personifica como un astro (por ejemplo, el Sol).

Así, el dios griego Apolo era representado como un joven que portaba arco y flechas o una lira, mientras que el dios hindú Ganesha tiene un cuerpo humano con cuatro brazos y una cabeza de elefante.

En otros casos, no se reconoce ninguna característica física para describir a un dios, e incluso se puede prohibir cualquier tipo de representación de Dios, como sucede en el islam.

Creador del mundo o tutor de la humanidad

Algunos dioses son los responsables, directos o indirectos, de la creación del universo y de la especie humana. Por esta razón, a menudo se considera que los seres humanos tienen asignado algún tipo de misión o sentido, generalmente relacionado con la veneración divina o la práctica de un código espiritual.

Es por ello que algunos dioses ocupan un rol paterno o materno, y se considera que protegen y guían a los seres humanos.

Dominio de distintas regiones y especialidades

En los politeísmos, los dioses suelen repartirse el dominio de las distintas regiones del universo, como la tierra, el cielo, los mares, las montañas o el mundo de los muertos. También tienen distintas especialidades.

Cada dios tiene un dominio absoluto sobre su reino o su área de experiencia, lo que incide en el tipo de veneración que recibe. Por ejemplo, en el antiguo Egipto, durante los rituales funerarios, se solía invocar el nombre de Osiris, rey del inframundo. Y en la antigua Grecia, se honraba a Hermes como protector de los viajeros y los mensajeros.

Comunicación indirecta con los seres humanos

En general, los dioses no se muestran a los ojos mortales. Cuando lo hacen, suele ser a través de símbolos, enigmas, sueños o el mensaje de emisarios (como los ángeles), por lo que la voluntad divina suele requerir de la interpretación de un sacerdote o guía espiritual.

Según la religión y el dios de que se trate, su voluntad puede ser misteriosa o clara, y sus efectos, nocivos o benéficos. Así, por ejemplo, hay tanto dioses protectores y compasivos como dioses crueles, y también puede manifestarse un solo dios con diferentes actitudes, por ejemplo, terrible y amoroso, como el Dios judeocristiano en la Biblia.

Relación entre los dioses y los creyentes

En general, las creencias religiosas otorgan a los dioses un rol protector y guía en el funcionamiento de las sociedades y la conducta individual. Sus voluntades suelen ser interpretadas y comunicadas por sacerdotes, chamanes u otros líderes espirituales. En algunas religiones, los asuntos divinos son estudiados por teólogos.

Los líderes religiosos y las instituciones de las que forman parte, como las iglesias, suelen ser considerados intermediarios entre Dios o los dioses y el resto de los seres humanos. Sin embargo, también existen prácticas y creencias que hacen hincapié en la comunicación directa entre el fiel y su dios, o en las que la intermediación la realizan otras entidades sagradas, como santos o ángeles.

En algunas sociedades, los líderes espirituales se limitan al ámbito religioso, mientras que en otras también cumplen funciones políticas o ejercen influencia sobre los gobiernos.

Ver además: Ritual

Politeísmo y monoteísmo

El politeísmo es la creencia en varios dioses, mientras que el monoteísmo es la creencia en un solo dios.

Históricamente, las religiones politeístas fueron las primeras en aparecer y fueron predominantes en las civilizaciones antiguas, como el antiguo Egipto, la Mesopotamia, la cultura griega o las culturas mesoamericanas. En la actualidad, la religión politeísta con mayor cantidad de fieles es el hinduismo.

Las primeras religiones monoteístas surgieron en el siglo VI a. C. Una de ellas, el judaísmo, fue la base de otras dos religiones que cambiaron en gran medida la composición religiosa del mundo: el cristianismo (surgido en el siglo I d. C.) y el islam (surgido en el siglo VII d. C.).

En las religiones politeístas, cada divinidad suele tener atributos específicos y una o más de ellas suelen estar asociadas con la creación del universo u ocupar una posición superior respecto a las demás.

En el monoteísmo, el Dios único suele ser considerado el creador del universo, la vida y la humanidad, y se le atribuye el otorgamiento a los seres humanos de los mandamientos o códigos morales que deben regir su existencia.

En general, las religiones monoteístas fueron históricamente menos tolerantes con las creencias ajenas que las religiones politeístas. Esto se debe a que la creencia en un solo Dios, considerado la única deidad verdadera, conlleva situar a las demás religiones en el error y concluir que sus dioses son falsos y sus doctrinas son mentiras, desviaciones o supersticiones.

Por esta razón, los monoteísmos buscaron con frecuencia la conversión de los llamados “paganos” o “infieles” a su credo, como hicieron el cristianismo y el islam, a veces de forma pacífica y otras mediante la violencia. Esto permitió la unificación religiosa de muchas regiones con idiomas, etnias y nacionalidades diferentes.

En cambio, algunas religiones politeístas del pasado reconocían la existencia y el poder de los dioses de otras culturas e incluso los incorporaban a su propio panteón.

Debates sobre la existencia de Dios

En el mundo moderno, especialmente en Occidente, las consideraciones y debates en torno a la existencia de Dios fueron centrales en el pensamiento filosófico y religioso.

A partir de la Edad Media, distintos pensadores cristianos desarrollaron argumentos a favor de la existencia de Dios. Uno de ellos fue Tomás de Aquino (c. 1224-1274), quien sostenía que Dios existía porque todos los seres y objetos del universo debían tener una fuente o causa primera. Otros afirmaban que el orden perfecto del universo solo podía deberse al diseño de un creador divino. Sin embargo, David Hume (1711-1776) planteó que este argumento no justificaba la creencia en un único Dios, pues permitía formular muchas hipótesis, incluida la existencia de múltiples dioses.

En el siglo XVII, Baruch Spinoza (1632-1677) identificó el concepto de Dios con la naturaleza, que abarca todo y se contiene a sí misma. En el siglo XVIII, el filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) argumentó que no es posible probar la existencia de Dios, pues es una entidad que no puede ser experimentada con los sentidos. En el siglo XIX, Soren Kierkegaard (1813-1855) sostuvo que la creencia en Dios no es racional, sino un salto de fe que no depende de argumentos ni de pruebas.

A finales del siglo XIX, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900) afirmó: “Dios ha muerto”. Con esta frase, buscó señalar que el modo de pensar del ser humano moderno había cambiado, y que ya no se creía en los absolutos religiosos, ni en la idea de un sentido de la existencia o una verdad única.

Nietzsche sostenía que este cambio suponía el colapso de los fundamentos metafísicos de la moralidad cristiana y que, a partir de entonces, cada persona debía construir su propio sentido de la existencia. En esta mirada, cada individuo podría creer en el dios o los dioses que quisiera, o incluso en ninguno, pues dicha entidad existiría en la mente y no en la realidad.

A pesar de los debates filosóficos sobre la existencia o no de Dios, la creencia en una entidad divina sigue siendo la base de las distintas iglesias y religiones organizadas que existen en la actualidad. Además, sigue teniendo un papel importante en la conducción moral y espiritual de su feligresía.

Ateísmo y agnosticismo

Las personas que no creen en ningún dios o que niegan su existencia son conocidas como ateos, y su convicción se llama ateísmo. Quienes piensan que la existencia o no de Dios es algo que excede la capacidad de entendimiento del ser humano son llamados agnósticos, y su postura filosófica es conocida como agnosticismo.

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Referencias

  • Duch, L. (2001). Antropología de la religión. Herder.
  • Eldridge, S. (2024). Deity. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com
  • Ellwood, R. S. y Alles, G. D. (2007). God. En R. S. Ellwood y G. D. Alles (Eds.), The Encyclopedia of World Religions (p. 176-177). Facts on File.
  • Filoramo, G., Massenzio, M., Raveri, M. y Scarpi, P. (2000). Historia de las religiones. Crítica.

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Gayubas, Augusto (25 de abril de 2025). Dios. Enciclopedia Concepto. Recuperado el 14 de mayo de 2025 de https://concepto.de/dios/.

Sobre el autor

Última edición: 25 de abril de 2025
Revisado por Augusto Gayubas
Doctor en Historia (Universidad de Buenos Aires)

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