Te explicamos qué es un Estado laico, sus características y diferencias con un Estado aconfesional. Además, la historia del laicismo.
¿Qué es un Estado laico?
Un Estado laico es una organización estatal en cuya Constitución no se concede a ninguna religión el estatus de culto oficial. Esto quiere decir que el Estado no tiene ninguna identidad religiosa ni se somete a las autoridades de ninguna religión, y no fomenta ningún culto específico. Además, permite la libertad de culto, es decir, que cada ciudadano profese su religión o creencia sin ningún tipo de impedimento o censura, siempre y cuando no transgreda ninguna ley.
En los Estados laicos existe la separación entre religión y Estado, o en los países de tradición cristiana, entre Iglesia y Estado. Esto quiere decir que se considera la religión como un asunto íntimo y personal de los ciudadanos, en el que no tiene incumbencia el Estado.
Un Estado laico es todo lo contrario a un Estado confesional, en el que se reconoce como oficial a una confesión determinada y la institución religiosa juega un rol político importante en la organización y decisiones del Estado. Sin embargo, esto no significa que los Estados laicos sean ateos, como lo eran ciertos regímenes comunistas que prohibieron y persiguieron cualquier manifestación religiosa, sino que son seculares, pues se ocupan únicamente de los asuntos materiales (políticos, económicos, jurídicos y sociales).
Puntos clave
- Un Estado laico es aquel que no reconoce ninguna religión como oficial ni fomenta ningún culto específico.
- Se basa en la separación entre la religión y el Estado, y permite la libertad de culto de sus ciudadanos.
- El laicismo nació del liberalismo, y los primeros Estados laicos surgieron en Francia y Estados Unidos a raíz de las revoluciones liberales de fines del siglo XVIII.
- Se diferencia del Estado aconfesional en que este tampoco reconoce una religión oficial pero puede apoyar económicamente a instituciones religiosas.
- Ver además: Garantías individuales
Características de un Estado laico
Los Estados laicos se caracterizan por:
- Tienen una separación clara entre los asuntos del Estado (la burocracia, la conducción política, la gestión civil, el ejercicio de la justicia, entre otros) y los asuntos religiosos, místicos y de la fe. Esto significa que estas dos esferas de la vida no se mezclan (siempre y cuando el ejercicio de la fe no vulnere las leyes seculares).
- Su Constitución no contempla ninguna religión como “oficial” o “de Estado”, y no se ocupa de las creencias privadas de sus ciudadanos, más allá de consagrar la libertad de culto y de manifestarse en contra de la discriminación religiosa.
- Sus ciudadanos son considerados iguales ante la ley, sin distinción de su identidad religiosa o de sus prácticas espirituales.
- Tienen un sistema de educación pública laica, alejada de toda consideración o doctrina religiosa, aunque algunos Estados considerados laicos subvencionan parcialmente la educación religiosa.
- La Iglesia y la religión pueden tener un rol moral importante en la sociedad, pero no pueden intervenir en la toma de decisiones políticas, económicas, sociales ni legales del país.
- En algunos casos, el laicismo del Estado no es total, como ocurre en ciertos países con Estados considerados laicos en los que el calendario de festividades nacionales incluye celebraciones del calendario religioso (como Semana Santa y Navidad), y en los que muchos funcionarios eclesiásticos son considerados trabajadores públicos y reciben remuneraciones del Estado.
Historia del laicismo
El Estado laico es una consecuencia del liberalismo, una corriente política, filosófica y social surgida en Europa en los siglos XVII y XVIII, y que aspiraba a superar el mundo del Antiguo Régimen, donde la mayoría de los Estados eran confesionales y estaban gobernados por un monarca absolutista. Las revoluciones liberales en Estados Unidos y Francia a fines del siglo XVIII fundaron los primeros Estados laicos.
El concepto de “Estado laico” surgió en Francia en el siglo XIX, para referir a la separación entre las instituciones del Estado y la Iglesia católica que se hizo posible gracias a las ideas de la Ilustración y, especialmente, a las revoluciones liberales. La idea de la secularización del Estado, es decir, de su neutralidad en asuntos religiosos, iba de la mano con la reducción del poder político de la Iglesia y de su influencia en los destinos nacionales, ya que el clero fue durante siglos un aliado de las monarquías y de las clases nobles y conservadoras.
A comienzos del siglo XXI, el laicismo es la norma imperante en la mayoría de los 193 países de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y se considera un rasgo clave en la construcción de un Estado moderno. Sin embargo, todavía existen muchos Estados confesionales, especialmente en el mundo islámico y en algunas naciones occidentales de tradición católica y protestante.
Por otro lado, algunos Estados con características laicas ofrecen apoyo a determinadas instituciones religiosas, por lo que a veces son considerados Estados aconfesionales y no Estados laicos. Además, algunos grupos religiosos pueden ejercer presión sobre diversos gobiernos, a pesar de que estos cuenten con constituciones laicas.
Ejemplos de Estados laicos en el siglo XXI
Algunos ejemplos de Estados laicos o sin religión oficial en la actualidad son:
- Albania
- Alemania
- Australia
- Bélgica
- Benín
- Brasil
- Camerún
- Chile
- Cuba
- España
- Estados Unidos
- Francia
- Honduras
- India
- Japón
- Kenia
- Luxemburgo
- México
- Nepal
- Níger
- Senegal
Estado laico y Estado aconfesional
Un Estado aconfesional es aquel que no adhiere de manera oficial a ninguna religión, pero que puede mantener acuerdos y otorgar ayudas económicas a instituciones religiosas, siempre y cuando esto no influya en el rumbo político del país. Tanto el Estado laico como el Estado aconfesional son contrarios al Estado confesional o religioso, pero se distinguen entre sí en el grado de separación que tienen respecto de los asuntos eclesiásticos.
Así, de un Estado laico se espera una separación total entre el Estado y las instituciones y los asuntos religiosos, mientras que un Estado aconfesional se permite la financiación o apoyo de ciertas organizaciones religiosas, pero no supone el sometimiento del Estado a la voluntad de las autoridades religiosas ni a sus preceptos.
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Referencias
- Adame Goddard, J. (2012). Estado laico y libertad religiosa. En Moreno Bonett, M. y Álvarez González, R. M. (Coords.), El Estado laico y los derechos humanos en México: 1810-2010 (tomo I, pp. 27-45). Universidad Nacional Autónoma de México. https://archivos.juridicas.unam.mx/
- Blackford, R. (2012). Freedom of Religion and the Secular State. Wiley-Blackwell.
- Temperman, J. (2010). State-Religion Relationships and Human Rights Law. Towards a Right to Religiously Neutral Governance. Brill.
- U.S. Department of State, Office of International Religious Freedom. (2023). 2022 Report on International Religious Freedom. https://www.state.gov/
- World Population Review (2024). Secular Countries 2024. https://worldpopulationreview.com/
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