Mandala - Qué es, beneficios, imágenes para pintar

Te explicamos qué es el mandala, sus características, qué tipos existen y sus beneficios terapéuticos. Además, mandalas para colorear.

¿Qué es el mandala?

Los mandalas o mándalsa (palabra en sánscrito que traduce “círculo”), son cierto tipo de diagramas simbólicos, comunes en el hinduismo y el budismo, que representan el macrocosmos y el microcosmos a través de un conjunto de círculos concéntricos y patrones recurrentes.

Este tipo de dibujos se empleaban antiguamente en ritos sagrados y como instrumento para la meditación. Podían estar dibujados en papel, pintados en murales o construidos en el suelo mediante el uso de polvos y tinturas.

Un mandala, en concreto, es una representación del universo como un todo organizado y armónico, cuyas fuerzas universales convergen en ciertos puntos, propiciando la concentración y el viaje interior, o sea, hacia el microcosmos de la mente humana. En general, estas representaciones consisten en un espacio cuadrado dentro del cual hay un círculo, y los que abundan las formas, líneas, siluetas y alegorías.

Además, estos diagramas están vinculados con la idea de la perfección, la simetría y la equidistancia, es decir, el balance y el eterno retorno de la naturaleza.

Es por eso que las religiones hinduista y budista vieron en ellos un símbolo ideal de sus creencias, que por otro lado no son únicas ni exclusivas de la humanidad: es eso mismo lo que los antiguos griegos representaban con el ouroboros, la serpiente que se muerde la cola. Además, en otras tradiciones artísticas, como la cristiana medieval o los chacanas del mundo andino prehispánico, se dan formas y símbolos muy similares.

Esta aparente universalidad de los mandala fue lo que llevó al psicoanalista suizo Carl Gustav Jung (1875-1961) a considerarlos como expresiones idóneas del inconsciente colectivo y de los procesos de individuación o construcción psíquica del individuo.

Ver también: Mantra

Tipos de mandalas

Existen muchas supuestas clasificaciones populares de los mandalas, que se fijan en sus supuestos orígenes (budistas, aztecas, mudra, etc.) o que proponen una interpretación según sus colores, pero todas ellas son en realidad imaginaciones posteriores y contemporáneas, fruto de la popularización de estos dibujos como herramienta meditativa en Occidente.

En realidad, existen en la tradición sánscrita dos formas de diagrama:

Yantras: Son mucho más simples y se centran en un aspecto determinado de la deidad venerada ritualmente.
Mandalas: Son mucho más elaborados y aspiran a ser una herramienta de meditación y revelación de lo invisible.

Un claro ejemplo de esta diferencia son los yantras y mandalas empleados en el culto a Shakti (shriyantra o shrichakra, “la rueda de Shri”), cuya única distinción es el grado de complejidad de los patrones.

Por su parte, los mandalas en China, Japón y Tíbet son básicamente de dos tipos, cada uno de los cuales representa elementos diferentes del universo:

Gharbadhatu, (“mundo uterino” en sánscrito, llamado en japonés taizo-kai), caracterizado por un movimiento que parte de lo individual y va hacia lo colectivo.
Vajradhatu, (“mundo diamante” o “mundo relámpago” en sánscrito, llamado kongô-kai en japonés), cuyo movimiento planteado es al revés, de lo colectivo hacia lo individual.

Beneficios terapéuticos del mandala

Los mandalas se han puesto de moda en Occidente a principios del siglo XXI, como una herramienta meditativa que facilita la introspección. Libros enteros de mandalas para pintar y colorear se publican actualmente, y su empleo posee la virtud de no requerir del estudio de técnicas especiales ni tener limitaciones de edad de ningún tipo.

Basta con que la persona se entregue a la ilustración y a su propia creatividad, para así disminuir sus niveles de estrés y de angustia mediante un instante de presente absoluto, muy similar a lo que aspira la meditación, aunque a través de técnicas distintas.