Te explicamos qué es el idealismo y los tipos de corrientes idealistas. Además, sus características, algunos ejemplos y representantes.

¿Qué es Idealismo?
El idealismo es una teoría filosófica que defiende la existencia independiente de las ideas y su primacía por sobre otras formas de conocimiento.
Decimos idealismo a toda doctrina filosófica que afirme que el sujeto es el punto de partida de todo conocimiento posible sobre el mundo. No nos adecuamos a las cosas, sino que las cosas se adecuan a las ideas que tenemos de ellas.
El idealismo es una de las corrientes filosóficas más importantes de los últimos siglos. Cuenta con una nómina amplia y variada de pensadores y filósofos, tales como Platón, Leibniz, Kant o Hegel. Más allá de sus particularidades, los filósofos idealistas dan a las ideas o al espíritu una prioridad ontológica por sobre la materia. Esto significa, entre otras cosas, que las ideas tienen un grado de realidad mayor al del mundo material.
Al igual que los racionalistas, los idealistas afirman que las ideas nos permiten conocer el mundo de una manera más completa y perfecta que la forma en que lo hacen los sentidos. Algunos idealistas incluso han llegado a rechazar todo materialismo o empirismo posible. Otros, como Immanuel Kant (1724-1804), propusieron una forma de idealismo que concilió las discrepancias entre racionalismo y empirismo. Para Kant, el conocimiento empezaba por la experiencia pero no terminaba en ella, sino que hacía falta de un sujeto que ordenara el conocimiento y le diera forma. A esta rama del idealismo se la conoce como idealismo trascendental.
Ver además: Ecléctico
Corrientes idealistas

Por sus diferencias teóricas e históricas, podemos distinguir entre distintos tipos de idealismo. Las corrientes principales son:
- Idealismo platónico. Lo que se conoce como idealismo platónico es en realidad un realismo. Platón sostuvo que las ideas constituyen un mundo suprasensible, ideal e independiente, es decir, un mundo que se intuye de manera intelectual y no a través de los sentidos. El mundo material o sensible no es más que una copia degradada de las ideas perfectas y eternas.
- Idealismo objetivo o lógico-trascendental. Concibe a la conciencia desde un punto de vista ideal y general, no real e individual. La conciencia es un sistema de estructuras lógicas que permite conocer la realidad material. Dentro del idealismo objetivo encontramos, además, distintas subclasificaciones:
- Idealismo trascendental. Fundado por Kant, sostiene que los objetos son el resultado de la síntesis entre lo “dado” a la sensibilidad y las categorías de unificación de la razón, “puestas” por el sujeto en el acto de conocer. Estos objetos se conocen como fenómenos, y son la contracara de los noúmenos, término con el que Kant llamó al objeto en sí, imposible de ser conocido o aprehendido.
- Idealismo alemán. Se desarrolló en Alemania y sus principales representantes fueron Kant, Fichte (1762-1814), Schelling (1775-1854) y Hegel (1770-1831). El idealismo alemán se construyó sobre el pensamiento kantiano. Sostiene que el mundo es el resultado de una Idea absoluta, infinita, universal y a la vez histórica, cuyo despliegue es lo que llamamos mundo, historia e incluso hombre.
- Idealismo absoluto. Es el idealismo hegeliano, que se considera como una forma de idealismo propia. Hegel sostuvo la necesidad de una identidad entre pensamiento y ser, sin la cual no habría acceso al conocimiento del mundo.
- Subjetividad trascendental. Desarrollada por Edmund Husserl (1859-1938), se considera como forma de la subjetividad para la fenomenología, y como una forma de idealismo subjetivo. Si bien no plantea una primacía de las ideas por sobre lo material, le da una importancia innegable al accionar de la consciencia, en tanto la subjetividad funda la objetividad del mundo.
- Idealismo subjetivo. Es aquel que piensa a la conciencia como algo real e individual. Sostiene que las ideas existen en la mente del sujeto y no en un mundo exterior e independiente, de modo tal que el mundo solo existe en tanto percibido. Algunos de sus representantes fueron G. Berkeley (1685-1753) y W. Schuppe (1836-1913).
Características del idealismo

El idealismo es una posición filosófica cuyo significado puede variar según a qué escuela esté haciendo referencia. Hay filósofos que han suscrito a un idealismo subjetivo, objetivo o absoluto. Incluso podemos encontrar adherentes al idealismo especulativo o al idealismo trascendental. Sin embargo, todos estas formas de idealismo comparten ciertas características o rasgos en común. Por ejemplo:
- Un idealista es alguien que no adhiere al materialismo, al dogmatismo o al empirismo. Incluso se considera que un idealista no es realista, exceptuando a Platón, ya que su teoría de las ideas se ubica en una región ambigua del pensamiento filosófico.
- El idealismo según un punto de vista metafísico se caracteriza por considerar que la mente (o la razón o el espíritu) es el fundamento último de la realidad. El idealismo de G. Berkeley es un gran ejemplo de esta postura.
- El idealismo formal o visto desde una posición epistemológica concede la posibilidad de que exista algo independiente a la mente, pero todo lo que podemos conocer está condicionado al proceso cognoscitivo (o espiritual) del sujeto que se enfrenta al mundo. Un ejemplo de esta posición es la filosofía kantiana, para la cual el idealismo no habla de la existencia de las cosas sino de la forma en la que nos las representamos.
- Todas las formas de idealismo sostienen que las ideas, la consciencia o el espíritu (usados de manera general como sinónimos) están por encima del mundo material, generalmente considerado una copia, una degradación del mundo ideal, o incluso solo un mundo imaginado.
- Todos los idealismos sostienen que la verdad se alcanza a través de la razón, ya sea de manera intuitiva e inmediata o a través de procesos discursivos y razonamientos lógicos. Nada conocido a través de la sensibilidad es digno de considerarse conocimiento o algo remotamente verdadero.
Representantes del idealismo

Entre los principales representantes se encuentran:
Platón
Atenas (Grecia), 427 – 347 a. C.
Fue discípulo de Sócrates y luego, maestro de Aristóteles. Su trabajo y pensamiento tuvieron gran influencia en la filosofía occidental y en las prácticas religiosas. En 387 a. C. fundó la Academia, la primera escuela de filosofía de la antigua Grecia.
Entre sus muchos aportes a la filosofía, encontramos la teoría de las ideas. Si bien Platón nunca la llamó así, sus principales argumentos aparecen en tres de sus obras de madurez: La República, Fedón y Fedro. En ellas Platón distingue dos realidades distintas: la sensible, que corresponde al mundo material, y la inteligible, que corresponde a las ideas inmateriales, y de las cuales el mundo es una copia degradada. Esta es la teoría que coloca a Platón como antecesor del idealismo moderno.
René Descartes
La Haye (Touraine), 1596 – 1650
Filósofo, matemático y físico francés, Descartes influyó a través de su pensamiento en los ámbitos científico y filosófico. Su filosofía parte del interés por descubrir un camino o método alternativo al de la fe para descubrir y garantizar la verdad de las ciencias y el conocimiento en general.
En Discurso del método, una de sus obras tempranas, propuso cuatro criterios para dar con un conocimiento del que no se pudiera dudar: la evidencia, el análisis, la síntesis y la enumeración. En Meditaciones metafísicas puso este método en práctica, lo que le permitió llegar a la primera verdad evidente, clara y distinta de la metafísica: el ego cogito, o en su versión más famosa, el cogito ergo sum (pienso, luego existo).
Este descubrimiento le vale la entrada al campo de precursores del idealismo, ya que a través del cogito coloca a la razón y a las ideas por encima de otras formas de conocimiento menos precisas y certeras, por ejemplo, la sensibilidad.
Immanuel Kant
Königsber (Alemania), 1724 –1804
Filósofo prusiano considerado uno de los grandes pensadores alemanes, Kant estableció que el problema de la filosofía es “saber si la razón es capaz de conocer”. A su posición filosófica se la conoce como “criticismo” o “idealismo trascendental”.
El idealismo trascendental sostiene que todo conocimiento posible sobre el mundo precisa de dos elementos. El primero es el dato material, dado a la sensibilidad del sujeto por el objeto fenoménico (el objeto que se nos aparece). El segundo es el principio formal, puesto por el sujeto a través de las categorías del entendimiento. Este principio formal es el que permite la unidad de toda experiencia posible, y por su importancia a la hora de conocer es que se piensa a Kant como uno de los primeros pensadores idealistas de la modernidad.
Georg Wihelm Friedrich Hegel
Stuttgart (Alemania) 1770 – 1931
Fue un filósofo alemán que sostuvo que “lo absoluto” o la idea se manifiesta de manera evolutiva bajo normas de la naturaleza y del espíritu. Establece que el conocimiento tiene una estructura dialéctica: por un lado está el mundo existente y, por el otro está la necesidad de superar los límites de lo conocido.
Gottfried Wilhelm Leibniz
Leipzig (Alemania), 1646 – 1716
Fue un filósofo alemán, que se dedicó también a otras ramas del conocimiento, como matemática, lógica, teología y política. Hizo importantes contribuciones en metafísica, epistemología, lógica y filosofía de la religión.
Según Leibniz, el universo está compuesto de sustancias espirituales independientes, que son las almas y a las que Leibniz denominó “mónadas”: elementos constitutivos de todas las cosas de la vida. Leibniz planteó una solución a los problemas de la interacción entre mente y cuerpo, y destacó la idea de sustancia espiritual idealizada por sobre la materia.
Ejemplos de idealismo
El idealismo es, por un lado, una posición ontológica respecto al mundo, por el otro, una postura filosófica sobre la manera en que adquirimos, teóricamente, conocimiento. Por eso, ejemplificar su aplicación en la vida cotidiana es imposible.
En otras áreas del conocimiento, se llama “idealistas” a quienes se proponen una situación ideal que, a priori, parece inalcanzable. Son esos casos en los que hablamos de utopías o posiciones utópicas: un deseo que va más allá de lo posible. Existen, entonces, situaciones de la vida cotidiana en que se puede ver reflejada esta actitud. Ninguno de estos ejemplos se relaciona directamente con la postura filosófica del idealismo.
- Derechos humanos. Si bien todos nacemos con un conjunto de derechos inherentes, propios de la condición humana, sabemos que en la práctica muchos de estos derechos se vulneran constantemente. En ese sentido, hablar de que existen derechos que deben respetarse por el solo hecho de pertenecer a un ser humano es un planteo idealista, despegado de la realidad.
- La Revolución Francesa. Sus premisas de libertad, igualdad y derechos humanos se basan en conceptos que pueden considerarse idealistas en cuanto a que no pueden ser aplicables en la realidad en su estado puro.
- Don Quijote de la Mancha. La obra de Cervantes cuenta la historia de un personaje idealista, es decir, que pierde constantemente contacto con la realidad y plantea escenarios imposibles como si fueran posibles.
- Las obras de Carlos Marx. Tomás Moro y Henry David Thoreau. A partir de sus ideas, estos autores explican las características y el funcionamiento de una sociedad ideal. Ya sea a través de los medios de producción ligados a la clase trabajadora (en el caso de Marx), la isla llamada literalmente “Utopía” (de Tomás Moro) o la vida en los bosques en Walden (de Thoreau), en todos estos casos nos encontramos con escenarios y sociedades planteados desde una perspectiva idealista y utópica, lejana a las posibilidades reales del mundo contemporáneo.
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Referencias
- Allison, H. E. (1992). El idealismo trascendental de Kant: una interpretación y defensa (Vol. 40). Anthropos Editorial.
- Von Schelling, F. W. J. (2005). Sistema del idealismo trascendental (Vol. 14). Anthropos Editorial.
- Dunham, J., Grant, I. H., & Watson, S. (2014). Idealism: The history of a philosophy. Routledge.
- Ameriks, K. (Ed.). (2017). The Cambridge companion to German idealism. Cambridge University Press.
- «Platón y el Idealismo» en Idealismo Platón.
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