Cuerpos celestes

Te explicamos qué son los cuerpos celestes y las características de planetas, estrellas, constelaciones, nebulosas, cometas y más.

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Los cuerpos celestes interactúan con otros a través de la fuerza de gravedad.

¿Qué son los cuerpos celestes?

Los cuerpos celestes son todos los objetos naturales que forman parte del universo y que pueden interactuar con otro cuerpo, debido a la fuerza de gravedad (orbitándolo o siendo orbitados).

En los casos en que no hay fuerza de gravedad que influya, se considera al cuerpo celeste como un “cuerpo errante” que vaga por el espacio, sin orbitar alrededor de ningún astro.

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Planetas

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Los planetas no tienen luz propia pero reflejan la de las estrellas.

Los planetas son cuerpos celestes que giran alrededor de una estrella, como la Tierra, Marte, Júpiter, etc. y que hacen un movimiento de traslación alrededor del Sol, siempre en sentido contrario a las agujas del reloj. Los planetas, además, realizan un movimiento de rotación que consiste en girar sobre su propio eje.

Los planetas se diferencian de las estrellas, porque estas últimas tienen mayor cantidad de masa (densidad). Por esa razón, los planetas no pueden realizar procesos de fusión termonuclear que les permitiría emitir luz propia, como lo hacen las estrellas. Los planetas solo reflejan la luz que reciben del astro luminoso que orbitan.

Además de su densidad, se diferencian de otros cuerpos celestes por su tamaño, ya que su diámetro debe ser mayor a 1.000 kilómetros. Los cuerpos de similares características pero de menor tamaño pueden ser, por ejemplo, asteroides. Los planetas suelen estar rodeados por capas gaseosas atmosféricas de diversa densidad.

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Estrellas

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Las estrellas irradian luz propia a través de reacciones de fusión nuclear.

Las estrellas son cuerpos celestes que representan enormes motores de energía cósmica y que producen calor, luz y radiaciones (como rayos ultravioletas y rayos X).

Se formaron por la condensación del hidrógeno y del polvo cósmico, y son capaces de irradiar luz propia a través de reacciones de fusión nuclear. Deben tener una cantidad de masa mínima para que las condiciones de temperatura y de presión desencadenen en esas reacciones.

Las estrellas viven miles de millones de años y, en general, cuanto mayor tamaño tienen, más cerca de su extinción están. Son de tamaño muy variado y se clasifican en un rango desde “enanas” a “supergigantes” (que pueden tener un diámetro 500 veces mayor que el del Sol). El ciclo de vida de una estrella se puede resumir de la siguiente manera:

  • Estrella nueva. Después de millones de años de que la nube de gas se tornó lo suficientemente grande y comienza a contraerse, comienza la fusión nuclear en la que el hidrógeno se convierte en helio. La contracción se detiene y surge la estrella.
  • Gigante roja. Es la etapa en que la estrella adquiere mayor tamaño y comienza a consumir su combustible. Se desencadena un lento proceso en el que se contrae, se genera mucho calor (especialmente en el núcleo de la estrella) y al quemar el último combustible disponible, la estrella se extingue.
  • Nebulosa planetaria. Es la etapa en que la estrella extinta comienza a desprender capas porque no puede contenerlas más. El centro de la estrella se convierte en una “enana blanca” (estrella extremadamente densa) y, una vez que consumió toda su energía, deja de brillar y pasa a ser una “enana negra”.
  • Supernova. Cuando la instancia de “nebulosa planetaria” ocurre con estrellas de un tamaño muy grande (por ejemplo, 40 veces mayores el que Sol), recibe el nombre de “supernova”. La etapa de desprendimiento de capas de la estrella se denomina “estrella neutrónica”. Cuando la estrella deja de brillar pueden llegar a convertirse en un “agujero negro” del espacio.

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Constelaciones

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Los signos zodiacales, como géminis, se refieren a constelaciones.

Las constelaciones son grupos de estrellas que presentan una forma imaginaria en el cielo nocturno y son ideadas por el humano. Suelen ser nombradas con términos de la mitología griega, por ejemplo, la constelación de Orión cuyo nombre hace referencia a un cazador, y la de Andrómeda cuyo nombre corresponde a una doncella.

Las estrellas que conforman una constelación no necesariamente están asociadas por su ubicación, es decir, pueden encontrarse a cientos de años luz de distancia unas de otras. El hecho de que conformen un grupo resulta arbitrario, de hecho, entre las diferentes culturas han ideado constelaciones diferentes vinculando solo algunas de las estrellas.

El zodíaco (palabra de origen griego que significa “círculo de animales”) es una franja en el espacio por donde transitan el Sol y los planetas. Esa franja se ubica alrededor del “ecuador celeste” (que corresponde a una proyección imaginaria de la línea del ecuador terrestre en el espacio).

Se divide en doce partes iguales, cada una, representando a una figura diferente: Aries, Taurus, Gemini, Cancer, Leo, Virgo, Libra, Scorpius, Sagittarius, Capricornus, Aquarius y Pisces. De allí surge el nombre de “constelaciones zodiacales”.

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Nebulosas

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Helix se encuentra a 700 años luz de la Tierra.

Las nebulosas son concentraciones de gas en las que predominan el hidrógeno, el helio y el polvo estelar, que se encuentran muy dispersos, pero debido la fuerza de gravedad pueden juntarse hasta formar un grupo. A mayor tamaño de la nebulosa, mayor es la fuerza de gravedad que desarrolla.

Las nebulosas resultan cruciales para el universo porque dentro de ellas nacen las estrellas, a partir de la condensación y agregación de la materia. También existen otras nebulosas que están conformadas por restos de estrellas extintas.

En su etapa final, el grupo de gases y de polvo se vuelve tan grande que colapsa por su propia gravedad. Ese colapso provoca que el material en el centro de la nube se caliente hasta que el núcleo dé comienzo a una nueva estrella.

Las nebulosas se distribuyen por todo el espacio, entre las estrellas y demás cuerpos celestes. La nebulosa más conocida se llama “Helix” y está conformada por el remanente de una estrella extinta y es posible que haya sido similar al Sol. Se encuentra a unos 700 años luz de la Tierra.

Satélites naturales

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Planetas como Júpiter tienen decenas de lunas.

Los satélites naturales son cuerpos celestes sólidos que orbitan alrededor de un objeto más grande. Los cuerpos que orbitan a los planetas se llaman “lunas”.

A pesar de que su composición resulta algo incierta, se han detectado varias lunas conformadas por sedimentos rocosos y por hielo, entre otros elementos. Los planetas pueden tener diversa cantidad de lunas entre sí, a excepción de la Tierra que solo tiene una y de Mercurio y Venus que no se les conocen lunas hasta la actualidad.

Los satélites naturales se originan por diversos procesos. Algunos, al pasar cerca de la órbita del planeta, fueron capturados y atraídos por su fuerza gravitatoria. Otros se originaron a partir de nubes de gas y de polvo que se formaron alrededor de un planeta como consecuencia del desprendimiento provocado por un choque entre un asteroide y un planeta.

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Cometas

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La órbita de los cometas cambia de manera constante.

Los cometas son restos que provienen de los comienzos del Sistema Solar, hace unos 4.600 millones de años. Consisten en estructuras de hielo cubiertas con material orgánico. Es posible que puedan brindar datos relevantes acerca de la formación del Sistema Solar.

Algunas teorías suponen que los cometas trajeron agua y otros compuestos orgánicos (elementos indispensables para la vida) a la Tierra cuando aún no era un planeta, sino que estaba en su etapa inicial de formación.

Los cometas se caracterizan por tener una estela visible que está conformada de polvo y plasma (gas ionizado). La mayoría viaja a una distancia alejada y segura del Sol, sin embargo, algunos se han estrellado contra el astro luminoso o han pasado tan cerca, que se rompieron y evaporaron.

La órbita de los cometas cambia de manera constante. Se origina en la región de los planetas exteriores y suele ser afectada o influenciada por estos planetas mayores. Algunos cometas terminan en órbitas cercanas al Sol y otros son enviados fuera del Sistema Solar.

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Meteoros

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Los meteoros se desintegran al ingresar a la atmósfera terrestre.

Los meteoros son cuerpos celestes luminosos que se forman cuando los meteoroides (cuerpos sólidos provenientes del espacio), ingresan a la atmósfera terrestre y por efecto de la fricción se queman al atravesar las capas atmosféricas altas, desintegrándose antes de alcanzar la superficie del planeta.

Los meteoros se desplazan a gran velocidad y dejan una estela (a veces persistente). Por eso suelen ser llamados “estrellas fugaces” pero no deben ser confundidos con estrellas. Se diferencian de los cometas porque éstos no penetran en la atmósfera terrestre, mientras que los meteoros sí lo hacen.

Según la terminología actual, se distinguen de la siguiente manera:

  • Meteoroide. Son partículas de polvo y hielo que dejan los cometas a su paso, o provenientes de restos durante la formación del Sistema Solar.
  • Meteoro. Son fenómenos luminosos conformados por meteoroides que logran atravesar la atmósfera terrestre y que se desintegran antes de impactar con la superficie.
  • Meteorito. Son los meteoroides que atraviesan la atmósfera terrestre, pero que alcanzan la superficie del planeta porque su gran tamaño no permite que el paso por las capas atmosféricas lo desintegren por completo.

Referencias

¿Cómo citar?

"Cuerpos celestes". Autor: Equipo editorial, Etecé. De: Argentina. Para: Concepto.de. Disponible en: https://concepto.de/cuerpos-celestes/. Última edición: 14 de julio de 2022. Consultado: 28 de abril de 2024

Sobre el autor

Última edición: 14 julio, 2022

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