Independencia de Brasil

Te explicamos cómo fue el proceso independentista de Brasil, sus causas y consecuencias. Además, cómo fue la guerra de Independencia.

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La independencia de Brasil fue reconocida formalmente en 1825.

¿Cuándo y cómo fue la independencia de Brasil?

La existencia de Brasil como una nación independiente tuvo lugar a comienzos del siglo XIX, específicamente entre los años de 1821 y 1824, como resultado de una serie de conflictos entre Brasil, que había sido colonia portuguesa desde el siglo XVI, y la corona portuguesa, bajo el mando del rey Juan VI de Portugal, apodado “el clemente”.

Al igual que en los procesos independentistas del resto de América Latina que ocurrieron en la misma época, la independencia del Brasil estuvo detonada inicialmente por las discrepancias en el manejo de las relaciones económicas entre colonia y metrópoli, y por la invasión de la península Ibérica por parte de las tropas de Napoleón Bonaparte.

Sin embargo, a diferencia de las independencias hispanoamericanas, la brasileña no fue tan larga y sangrienta, ni condujo a la instauración de una república democrática. Por el contrario, se estableció una monarquía constitucional de espíritu liberal, conocida como Imperio del Brasil, cuyo gobernante de facto fue el príncipe heredero a la corona portuguesa, Pedro I.

Por su parte, la Guerra de Independencia del Brasil tuvo lugar entre 1822 y 1824, enfrentando a los partidarios de Pedro I y de la separación de Brasil del entonces Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, contra las tropas leales al Reino de Portugal y al orden hasta entonces instituido.

Se trató de una guerra breve y de enfrentamientos menores, que culminó con el reconocimiento por parte de los Reinos de Gran Bretaña y de Portugal de la soberanía brasileña, cosa que ocurrió formalmente en 1825, tras la firma de un acuerdo en el que la nueva nación suramericana se comprometía a resarcir los daños causados a ambas coronas y a otorgar a los ingleses ventajas en sus relaciones comerciales.

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Características de la independencia de Brasil

El proceso independentista brasileño se caracterizó por lo siguiente:

  • Fue mucho menos sangriento que el proceso de las naciones hispanoamericanas vecinas, aunque no estuvo exento de violencia. Además, estuvo dirigido por un miembro de la familia real portuguesa, el príncipe heredero Pedro I, quien a raíz de ello se convirtió en emperador del Brasil.
  • Tuvo lugar entre 1821 y 1824, pero sus antecedentes se pueden rastrear hasta 1808, tras la instalación de las autoridades reales portuguesas en Brasil, que huían de la invasión napoleónica en Europa.
  • En el proceso tuvo un rol determinante la dinastía Braganza de Portugal, ya que el bando independentista lo condujo el príncipe Pedro I, encargado del poder por instrucción de su padre Juan VI, quien entonces había sido obligado a retornar a Portugal. Asimismo, la influencia de Gran Bretaña fue importante en el reconocimiento del Brasil independiente.
  • Su etapa culminante estuvo signada por la Guerra de Independencia del Brasil, que tuvo lugar entre el 18 de febrero de 1822 y el 8 de marzo de 1824. La independencia brasileña, sin embargo, se celebra cada 7 de septiembre, conmemorando el llamado Grito de Ipiranga, declaración formal de independencia.

Causas de la independencia de Brasil

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La invasión napoleónica obligó a los reyes de Portugal a huir a sus colonias.

La independencia del Brasil tuvo las siguientes causas y antecedentes:

  • La invasión napoleónica de la península Ibérica a comienzos de siglo XIX obligó a los reyes de Portugal a huir a sus colonias e instalar allá el mando del Imperio portugués. Esto enrareció la relación entre colonia y metrópoli.
  • La ascensión de Brasil como un reino parte del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, hecha por Juan VI en 1815, quien además nombró al príncipe heredero Pedro I como regente del nuevo Reino del Brasil. Estos eventos sembraron una identidad política propia en los habitantes brasileños.
  • La inestabilidad política en el Imperio portugués a raíz del estallido de la Revolución de Oporto en 1820, gracias a la cual se reunieron las Cortes para crear la primera Constitución del Reino de Portugal. Estas mismas cortes demandaron el retorno del rey Juan VI a la península en 1821 y abolieron la regencia de Pedro I en Brasil, en un intento por recolonizar el ahora reino americano. Esto condujo las lealtades del príncipe hacia la causa independentista.

El proceso independentista brasileño

El proceso de independencia brasileño tuvo su inicio en 1821, cuando Juan VI retornó a Portugal, dejando a su hijo como regente del reino del Brasil, dado que ya se respiraba en aquel entonces un claro sentimiento secesionista. Así, el rey encargó a su hijo Pedro la permanencia en América y le instruyó a encabezar cualquier movimiento independentista, de modo que su linaje permaneciera en el poder.

Poco después, llegó de la metrópoli una orden expresa de parte de las Cortes de Lisboa, que daban por terminada la regencia en Brasil y pedían el retorno a Portugal del príncipe heredero. Esto desató nuevas tensiones y descontentos en el Brasil, ya que pasaba de ser un reino partícipe del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, a ser nuevamente una colonia americana. Así que, a inicios de 1822, don Pedro Braganza recibió una petición con más de 8.000 firmantes que le pedían que se quedara en Brasil.

Entonces, el futuro emperador del Brasil anunció a sus seguidores que: “Como é para o bem de todos e felicidade geral da Nação, estou pronto. Diga ao povo que fico”, en español: “Si es para el bien de todos y la felicidad general de la nación, estoy listo. Diga al pueblo que permanezco”. Este acto de desobediencia fue un paso importante para la consolidación de los sentimientos independentistas en Brasil.

Esto desató los primeros enfrentamientos entre los políticos leales a la corona portuguesa y aquellos que preferían el gobierno de don Pedro Braganza. Este último, ante la renuncia masiva de diputados opositores, formó un nuevo gobierno junto a José Bonifacio de Andrada e Silva, quien luego fue conocido como “Patriarca de la independencia”.

Don Pedro y Andrada e Silva convocaron a una Asamblea Constituyente. Además, anunciaron que las instrucciones emanadas de las Cortes portuguesas solo serían acatadas en Brasil si contaban con aprobación expresa de don Pedro. Cosa que ya equivalía a una independencia en la práctica política. Las Cortes, en respuesta, declararon ilegítimas la Asamblea Constituyente del Brasil, el gobierno del príncipe regente y solicitaban su retorno inmediato al territorio portugués.

Al enterarse de ello, estando el 7 de septiembre de 1822 en las riberas del río Ipiranga, don Pedro anunció la ruptura formal de los lazos que los unían con Portugal, los invitó a quitarse sus brazaletes y, tras desenvainar su espada, proclamó la “independencia o muerte”. Este evento se conoce como el Grito de Ipiranga, y marca un punto sin retorno en la independencia del Brasil.

La separación definitiva tuvo lugar el 22 de septiembre, en una carta dirigida por don Pedro a su padre Juan VI en Portugal. El 12 de octubre, se proclamó a Pedro I como Emperador, dando así inicio formal al Imperio del Brasil, en medio de la guerra de Independencia.

Guerra de Independencia de Brasil

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El Grito de Ipiranga marca un punto sin retorno en la independencia del Brasil.

La guerra de Independencia del Brasil fue breve, y estuvo compuesta principalmente por enfrentamientos menores, sin gigantescos derramamientos de sangre. Sus primeros momentos tuvieron lugar con el amotinamiento de unos 2.000 soldados portugueses (pé de chumbo o “pies de plomo”, como los apodaban) contra el gobierno de don Pedro en la ciudad de Río de Janeiro, donde había estado ubicada la sede del gobierno portugués durante la estancia de Juan VI.

Rodeados por 10.000 brasileños armados, estos 2.000 soldados no tuvieron más opción que aceptar la invitación del príncipe a abandonar la ciudad y volver a Portugal, lo que evitó el derramamiento de sangre. Los militares retrasaron su partida, esperando los refuerzos que provenían de la metrópoli, pero al llegar estos no se les permitió el desembarco, de modo que las tropas portuguesas debieron marcharse sin resistencia.

Los enfrentamientos no culminaron allí. La situación política brasileña era complicada, pues no todos los ciudadanos estaban de acuerdo con la idea de la independencia, o no en los mismos términos que estaba siendo planteada en 1822. Hubo enfrentamientos en Pernambuco y especialmente en San Salvador de Bahía, ciudad que estaba al mando de los portugueses y rechazaba la autoridad de Río de Janeiro.

Minas Gerais y São Paulo, en cambio, sumaron tropas a la causa independentista, como también lo hicieron los francmasones, entusiasmados con la posibilidad de un nuevo gobierno parlamentario.

Don Pedro se proclamó en mayo “defensor perpetuo del Brasil” y llamó a tratar las fuerzas portuguesas como enemigas, y pronto ganó para su causa las provincias portuguesas de Piauí y Maranhão. Además, contrató al almirante inglés Thomas Alexander Cochrane, al mando de las fuerzas de Chile contra España, y al francés Pierre Labatut, quien había combatido junto al ejército grancolombiano.

Ya en 1823 la situación de las tropas portuguesas era desesperada. Entonces llegó de la metrópoli la noticia de la destitución de las Cortes de Lisboa tras una revuelta absolutista en Portugal, reinstaurando el absolutismo al mando de Juan VI. Sin esperanza de recibir refuerzos, los soldados portugueses liderados por el general Inácio Luís Madeira de Melo abandonaron San Salvador de Bahía y emprendieron la retirada hacia Portugal, dejando la ciudad en manos de los independentistas.

Tras las sucesivas victorias independentistas en Pernambuco, Maranhão y Pará, la guerra de Independencia estuvo prácticamente ganada. Pronto el resto del Brasil se fue uniendo al recién fundado Imperio, y los conflictos terminaron a lo largo de 1824.

El 18 de agosto en 1825 el Imperio del Brasil fue reconocido formalmente por Gran Bretaña y Portugal, a cambio del pago de 1.4 millones de libras esterlinas al primero y 600.000 libras esterlinas al segundo, además de la renuncia a toda futura anexión de las colonias portuguesas en África y de poner fin al negocio de la trata de esclavos, aunque esto último no supuso el fin de la esclavitud en el territorio brasileño.

Consecuencias de la independencia de Brasil

La independencia brasileña tuvo las siguientes consecuencias:

  • La proclamación del Imperio del Brasil, una monarquía constitucional independiente al mando de Pedro I, que duró hasta 1889. Esta monarquía tuvo cierto espíritu liberal, pero a la vez conservó otros elementos coloniales, como la esclavitud de los africanos.
  • El reconocimiento de Brasil por parte de Gran Bretaña y de Portugal tuvo un alto costo económico, dado que el nuevo Imperio aceptó indemnizar a las coronas británica y portuguesa, asumiendo una importante deuda externa.
  • La guerra de Independencia fue breve y poco sangrienta, lo cual condujo al Imperio del Brasil a planear expansiones territoriales hacia la Banda Oriental del Río de la Plata, sentando así las bases para la Guerra del Brasil (1825-1828) que culminó con la proclamación de Uruguay como nación independiente.

Día de la Independencia de Brasil

En Brasil se celebra la independencia nacional cada 7 de septiembre, conmemorando el Grito de Ipiranga, al considerarlo el día en que Pedro I rompió formalmente sus relaciones de sumisión con la corona portuguesa.

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Referencias

¿Cómo citar?

"Independencia de Brasil". Autor: Equipo editorial, Etecé. De: Argentina. Para: Concepto.de. Disponible en: https://concepto.de/independencia-de-brasil/. Última edición: 11 de junio de 2022. Consultado: 18 de abril de 2024

Sobre el autor

Última edición: 11 junio, 2022

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