Te explicamos cuáles son las características de una obra de teatro con respecto a su estructura, forma y contenido.
¿Qué es una obra de teatro?
Una obra teatral, obra dramática u obra de teatro es una pieza literaria inscrita en el género teatral, uno de los más antiguos de la humanidad, donde se dan la mano la literatura y las artes escénicas.
Una obra teatral es una puesta en escena de un relato o una serie de situaciones, de manera tal que el público las aprecie y se pueda conmover tanto estética como emocionalmente. Se trata, entonces, de una obra de arte colectiva.
Las obras de teatro pueden ser muy diversas entre sí, e inscribirse en tradiciones, escuelas y tendencias muy variadas, ya que han venido evolucionando junto a las distintas sociedades desde tiempos antiguos.
Las primeras obras de teatro surgieron en la Grecia Antigua, fruto de ciertos rituales religiosos que con el tiempo ganaron complejidad escénica. Así surgió el hábito de recrear en la plaza pública los grandes mitos y relatos de su religión y su historia, en obras escritas por sus grandes dramaturgos.
A lo largo de la historia, las obras teatrales jugaron un papel central no solo en la exploración y expresión artística, sino también en el debate sobre las ideas sociales y políticas del momento. Por ejemplo, en el siglo XX, durante la explosión artística de las vanguardias, el teatro y la política a menudo se unieron para educar a las masas o exponerlas a situaciones ficcionales propicias para la aparición y el debate de ciertas ideas.
A continuación revisaremos en detalle cada una de las características generales de una obra teatral.
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Características de una obra de teatro
1. Combina lo escénico y lo literario
Una obra teatral es una representación escénica, ya que tiene lugar en un escenario, a través de actores y otros elementos visuales, pero al mismo tiempo la representación se rige por un guion, esto es, por un texto teatral que es en sí mismo una forma de literatura.
De esta manera, cuando vemos una obra de teatro estamos “viendo” el texto, o sea, una versión escénica (propuesta por el director de la obra), basada en el texto literario (escrito por el dramaturgo).
Por ejemplo, la obra teatral de William Shakespeare Hamlet fue escrita en la Inglaterra de 1603, pero aún hoy en día se representa en los escenarios teatrales. Ello es posible porque el texto original es interpretado por un director contemporáneo, que decide cómo se hará el montaje escénico: qué partes del texto se usarán y cuáles no, cómo será el escenario, cómo hablarán los personajes, etc.
2. Le propone algo a la audiencia
El público que asiste a una obra de teatro generalmente lo hace porque busca entretenerse, como quien va al cine. Sin embargo, las piezas teatrales generalmente están pensadas no solo como un pasatiempo (lo cual no tendría nada de malo), sino como un evento que ofrece un mensaje o una reflexión a los espectadores.
No importa si la pieza teatral es una comedia, una tragedia o algún otro género; si en ella se sufre o se ríe o se hacen ambas cosas, la obra de teatro busca conmover al público y hacerlo vivir las situaciones que se dan delante suyo, en vivo y directo, sin la mediación de un narrador.
Al hacerlo, invita a los espectadores a adueñarse de las experiencias de los personajes y a revivir las propias: cuando vemos a Ofelia sufrir por el desamor de Hamlet, sufrimos con ella y revivimos esa sensación que seguramente hemos experimentado nosotros mismos.
De igual modo, cuando vemos a Antígona sufrir por el destino del cuerpo de su hermano muerto, sufrimos con ella y nos cuestionamos si las leyes de la sociedad deben ser siempre tan rígidas como las que defendía Creonte, el entonces rey de Tebas. Este mensaje se queda con nosotros luego de que la obra ha culminado y nos permite reflexionar sobre nuestro entorno real e inmediato.
3. Todo ocurre en presente
El relato teatral siempre ocurre de manera inmediata y frente a los ojos de los espectadores, aunque algunas acciones precisas pueden tener lugar fuera de escena, o sea, ocultas tras bastidores. En los casos en que el público no puede presenciar lo ocurrido, lo normal es que los personajes se refieran a ello, sin dirigirse a la audiencia, para que esta última entienda que algo ocurrió fuera de escena.
Sin embargo, en el teatro no existe un narrador, como en las novelas y los cuentos, de modo que el público únicamente conoce lo que ocurre en escena y lo que los propios personajes comentan en sus diálogos y soliloquios (monólogos interiores).
4. Crea un mundo
Una misma obra puede montarse de maneras radicalmente distintas si así se quiere, y ello en gran medida pasa por el escenario propuesto, o sea, la manera en que se representará la realidad ficcional contenida en el guion. En estos escenarios interactúan diferentes elementos, como son:
Los actores, que prestan su cuerpo a los personajes para que cobren vida propia, empleando para ello ropas (vestuario), disfraces, máscaras, maquillaje u otros elementos corporales.
La utilería, esto es, los objetos que sirven para asistir a los actores en el relato, tales como espadas, platos, vasos, mesas, sillas, etcétera. Estos elementos móviles aparecen y desaparecen de la escena según se los necesite, y en algunos casos ni siquiera se hallan presentes, sino que son evocados por los actores mismos y dejados a la imaginación del público.
El decorado, o sea, los elementos decorativos que nos dicen dónde ocurre la acción y que a menudo cambian si los personajes cambian de ubicación dentro del relato. Para un montaje de Hamlet, por ejemplo, se puede reproducir los muros de piedra del castillo y las alfombras rojas de la realeza, o bien se puede dejar todo a la imaginación del público. Estos decorados pueden ser de distinto tipo:
- Permanentes, cuando se hallan en escena durante toda la representación de la obra, ya que no hay cambios de ubicación importantes.
- Simultáneos, cuando se trata de varios decorados permanentes distintos (por ejemplo, varias locaciones: un jardín, un palacio y la calle del pueblo) entre los que se desplazan los actores cuando así lo requiere la obra.
- Mutables, cuando los decorados cambian conforme a cada escena de la obra, reorganizándose en lo oscuro o detrás del telón antes de que aparezcan los actores.
Efectos especiales, ya sean luces proyectadas al escenario, música o efectos sonoros (truenos, lluvia, cantos de pájaros, etc.) que suenan en algún momento determinado de la pieza y sirven para añadir dramatismo y expresividad a lo mostrado. Estos elementos pueden poseer además un significado simbólico.
Es el director de la obra quien decide cómo estos elementos conforman una propuesta escénica. También es posible que el dramaturgo especifique en el texto de la obra cómo algunos de ellos deben utilizarse.
5. Posee una estructura y duración determinadas
La estructura de una obra teatral, o sea, las partes que la componen, siempre está determinada por el guion teatral, pero eso no significa que el director no pueda hacer sus propias propuestas y alterar la estructura. En todo caso, toda obra teatral se compone de:
- Actos, o sea, grandes divisiones narrativas marcadas por una caída y levantamiento del telón (de haberlo) o algún artificio semejante, ya que a menudo implican un cambio de escenario, el paso del tiempo o algún otro aspecto importante dentro del relato teatral que requiere de un reacomodo escénico. Es posible que una obra esté conformada por un único acto, o por muchos.
- Escenas, o sea, pequeñas divisiones narrativas dentro de un acto específico, cuyo inicio y final depende de la entrada y salida de los personajes al escenario. Un acto puede tener tantas escenas como se desee.
Respecto a la duración de una obra, inicialmente se las planteaba para durar varias horas, cuando no veladas enteras. En la actualidad, se estila que sean mucho más breves, y su duración oscila entre una y tres horas, en ocasiones con interludios o descansos en el medio.
6. La “cuarta pared”
Uno de los principios fundamentales del teatro tiene que ver con la llamada “cuarta pared”, que es invisible y es a través de la cual observamos la obra. Todo escenario supone una situación y un lugar representado, del cual podemos ver el piso, el techo y los costados (por donde entran y salen los actores), pero los personajes, en cambio, no pueden vernos a nosotros.
Es por ello que a menudo miran en nuestra dirección para observar el paisaje, o para hablar consigo mismos, ya que esa “pared invisible” o “cuarta pared” oculta a la audiencia. Algo similar ocurre en el cine, en el que rara vez los personajes miran hacia la cámara que los filma.
En algunas obras, sin embargo, se puede “romper” la cuarta pared, haciendo que los personajes se dirijan a la audiencia, le digan cosas o la incorporen de un modo u otro al escenario. Esto es particularmente común en el teatro de calle o en los casos en que el público se halla dentro del escenario.
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Referencias
- “Obra de teatro” en Wikipedia.
- “¿Qué es una obra teatral?” en Instituto Autor.
- “Teoría y técnica teatral” por Juan Cervera Borrás en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
- “Elements of theatre” en The Encyclopaedia Britannica.
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