Temperamento

Te explicamos qué es el temperamento para la psicología y qué tipos existen según diferentes teorías. Además, diferencias con el carácter.

temperamento
El temperamento es el modo natural en que una persona interactúa con el entorno.

¿Qué es el temperamento?

En psiquiatría y psicología, el temperamento es la manera común y básica en la que un individuo determinado se enfrenta a las situaciones de su vida. Se refiere tanto a la estructura dominante del humor y la motivación de las personas, como a la intensidad de sus afectos psíquicos, es decir, es su modo natural y espontáneo de interactuar con el entorno. No se lo debe confundir con la personalidad ni con el carácter.

El temperamento, a diferencia de otros factores psíquicos, es estable y hereditario, y en él no intervienen los factores externos de la vida. De hecho, en un niño a temprana edad puede ya evidenciarse el temperamento que tendrá toda la vida, conforme al estilo de conducta que le resulta más natural a la hora de reaccionar a las situaciones.

Desde la antigüedad clásica el estudio del temperamento ha interesado a la humanidad, en parte como una forma de clasificar y predecir las reacciones humanas. De hecho, la palabra misma proviene del latín temperamentum, una forma derivada del verbo temperare (“mezclar” o “diluir”), y que podría traducirse como “la mezcla única de cada quien” o “la combinación de cada quien”.

Ver también: Comportamiento

Tipos de temperamento

Los antiguos griegos, y en especial los médicos Hipócrates (460-370 a. C.) y Galeno (129-200) basaron sus estudios del cuerpo y la psicología humanos en la supuesta existencia de cuatro humores fundamentales (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra), que en tanto emanaciones del alma podían determinar los cuatro temperamentos humanos:

  • Temperamento sanguíneo. Aquel en el que predomina la sangre, es extrovertido y de gran flexibilidad ante el entorno, típico de personas vivaces, activas, intuitivas, dispuestas al disfrute, cuyas decisiones tienden a tomarse en base a los sentimientos.
  • Temperamento flemático. Aquel en el que predomina la flema, es calmado, tranquilo, serio, impasible y racional, con una tendencia hacia el equilibrio y el pensamiento analítico, sin estridencias, que se toma su tiempo a la hora de tomar una decisión.
  • Temperamento melancólico. Aquel en el que predomina la bilis negra, es triste, perfeccionista, analítico y de una gran sensibilidad emocional, predispuesto a veces a la depresión y la introversión. Puede presentar cambios emocionales bruscos y tiene una baja reactividad hacia su entorno.
  • Temperamento colérico. Aquel en el que predomina la bilis amarilla, es nervioso, desequilibrado, caluroso, rápido y muy independiente, dominante y manipulador, intolerante y poco sensible a los demás. No requiere de estímulos de su entorno, sino que suele ser él quien estimula a los demás a su alrededor, y es propenso a las metas inalcanzables.

Este modelo de cuatro temperamentos estuvo vigente durante siglos, y fue de hecho la base de la medicina medieval europea. Posteriormente, sin embargo, se tendió a entremezclar dichos arquetipos, dado que nadie encaja en ellos al 100%, obteniendo así combinaciones como colérico-flemático (COL-FLEM).

Posteriormente, surgieron muchas otras teorías y aproximaciones a la personalidad y a la constitución de los individuos, la mayoría de las cuales solía combinar los aspectos corporales con los mentales o emocionales. Así, por ejemplo, en su obra Constitución y carácter (1921), el psiquiatra alemán Ernst Kretschmer (1888-1964) proponía tres tipos físicos fundamentales:

  • Leptosomático, de cuerpo delgado, esbelto, alargado rasgos angulosos, y que parece mayor de lo que es.
  • Atlético, de estatura media o superior a la media, musculoso, de gran tórax y hombros fuertes.
  • Pícnico, de estatura media o baja, cuello corto y macizo, vientre grueso y bajo, torso abombado.

Según Kretschmer, dicha tipología se correspondía con cierta propensión a unas u otras enfermedades mentales; una premisa que heredó el estadounidense W. H. Sheldon (1898-1977) para su teoría de los somatotipos, en los que dicha clasificación corporal se correspondía con ciertos tipos de temperamento. Así, Sheldon propuso la siguiente clasificación:

  • Endomorfo, similar al tipo pícnico de Kretschmer, está dominado por las vísceras, especialmente el estómago, y que está marcado por el desarrollo embrionario del endodermo (tracto intestinal). En este tipo de cuerpos domina la viscerotonía, el interés por la actividad visceral y todo lo que ello culturalmente implica.
  • Mesomorfo, similar al tipo leptosomático de Kretschmer, está dominado por el sistema nervioso, los sentidos y la piel, que se forman en el embrión a partir del ectodermo. En este tipo de cuerpos domina la cerebrotonía, el interés por la actividad cerebral y nerviosa, y todo lo que ello culturalmente implica.
  • Ectomorfo, similar al tipo atlético de Kretschmer, está dominado por los músculos y el aparato óseo, derivados del mesodermo embrionario. En este tipo de cuerpos domina la somatotonía, el interés por la actividad muscular y todo lo que ello culturalmente implica.

Estas tipologías fueron muy populares a mediados del siglo XX, aunque hoy en día se consideran aproximaciones antiguas y desfasadas, ya que la unión entre cuerpo y mente (psicosomática) está descrita en términos bastante simplistas. Sin embargo, esta tipología influyó en aproximaciones psicoanalíticas a la personalidad, como las propuestas por Carl Gustav Jung (1875-1961) en sus tipos de la personalidad.

Temperamento y carácter

Si bien es posible que en muchos ámbitos estos dos términos se usen como sinónimos, según el psiquiatra estadounidense Claude Robert Cloninger (1944-) no son exactamente lo mismo. A diferencia del temperamento, el carácter normalmente se asocia con aspectos voluntarios de la personalidad que tienen que ver con el autocuidado y la autovigilancia, y consta de cuatro hábitos o dimensiones:

  • La evitación del peligro.
  • La búsqueda de novedades.
  • La dependencia de la recompensa.
  • La persistencia.

La combinación de estos cuatro rasgos componen, así, eso que llamamos carácter, y se trata de formas adquiridas, o sea, aprendidas, a partir de componentes y tendencias genéticas iniciales.

Es decir que el temperamento no es modificable y depende de la herencia; mientras que el carácter sí lo es, aunque también se base inicialmente en lo congénito. Por esa razón se tiende a pensar que el temperamento es incontrolable e ineducable, mientras que el carácter puede ser modelado.

Más en: Carácter

Referencias

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Raffino, Equipo editorial, Etecé (15 de noviembre de 2024). Temperamento. Enciclopedia Concepto. Recuperado el 18 de noviembre de 2024 de https://concepto.de/temperamento/.

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Última edición: 15 de noviembre de 2024

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