Te explicamos qué es una monarquía absoluta, sus características y qué es el absolutismo. Además, las monarquías constitucionales.
¿Qué es la monarquía absoluta?
La monarquía absoluta o monarquía absolutista es una forma de gobierno en la que todo el poder político está concentrado en la figura del rey. En ella no existe la separación de poderes ni un sistema de contrapesos a la voluntad del monarca, aun cuando en ocasiones existan otras instituciones políticas, como el Parlamento o los tribunales. En este sistema, la palabra del monarca es ley y ningún organismo del Estado puede actuar en contra de su voluntad.
Las monarquías absolutas fueron características de Europa en la Edad Moderna, luego de la crisis del feudalismo, cuando los reyes comenzaron a ejercer un poder político ilimitado que consideraban que emanaba de Dios, de modo que gobernaban por derecho divino y su palabra era incuestionable.
El ejemplo más claro de esta forma de gobierno fue el reinado de Luis XIV de Francia, quien gobernó entre 1643 y 1715. Reunía en su persona los tres poderes públicos (ejecutivo, legislativo y judicial) y se le atribuye la frase “L’État, c’est moi” (en francés: “El Estado soy yo”). Otros ejemplos importantes fueron Federico Guillermo I de Prusia (1713-1740), Gustavo III de Suecia (1771-1792) y varios reyes borbones de Francia y España, como Fernando VII de España (1808 y 1814-1833, con un breve intervalo constitucional entre 1820 y 1823).
En gran medida, las monarquías absolutas de Europa dejaron de existir entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, ya sea debido a presiones internas y externas, que provocaron su transformación en monarquías constitucionales, o por el estallido de revoluciones liberales que dieron origen a gobiernos republicanos. Sin embargo, el último monarca absoluto en Europa fue el zar Nicolás II de Rusia, quien ascendió al trono en 1894 y admitió la promulgación de una Constitución recién en 1906, aunque mantuvo un régimen autocrático hasta 1917, cuando fue derrocado por la Revolución rusa.
Si bien la doctrina del absolutismo es cosa del pasado, en la actualidad existen algunos regímenes en los que los monarcas concentran el poder político y suelen ser caracterizados como monarquías absolutas, como Esuatini (antigua Suazilandia), Arabia Saudita, Brunéi y Omán.
Puntos clave
- La monarquía absoluta es un sistema político en el que el rey concentra todo el poder y no está limitado por una ley o Constitución, a diferencia de una monarquía constitucional.
- En una monarquía absoluta, la soberanía reside en el rey, quien gobierna por derecho divino y cuya voluntad es la única ley.
- Surgió en Europa en el siglo XVII y su principal representante fue Luis XIV de Francia, a quien se le atribuye la frase “El Estado soy yo”.
- Comenzó a declinar entre fines del siglo XVIII e inicios del XIX, especialmente tras la Revolución francesa.
- Actualmente, existen pocos gobiernos que son considerados monarquías absolutas (por ejemplo, Arabia Saudita, Brunéi, Omán y Esuatini).
Ver además: Teocracia
Características de la monarquía absoluta
En general, las monarquías absolutas se caracterizan por lo siguiente:
- Confieren a un monarca el control absoluto del Estado, de modo que la soberanía reside en su persona. El monarca es un gobernante vitalicio y hereditario que pertenece a la nobleza.
- Carecen de toda separación de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), ya que o bien son ejercidos directamente por el rey, con el asesoramiento de sus ministros de confianza, o bien el rey tiene la voz final para aprobar o rechazar las decisiones de cualquier institución del Estado.
- El rey tiene un poder ilimitado, pues no está sometido a la ley ni a una Constitución. Por lo tanto, no puede ser expuesto a juicios de ningún tipo por parte de sus súbditos o de las instituciones del Estado, sin importar las medidas o decisiones que tome.
- El ejercicio del poder del monarca se vincula con la ley de Dios o los mandatos divinos, pues se considera que Dios confiere la autoridad al rey y, por lo tanto, gobierna por derecho divino o como emisario de la divinidad, y su voluntad es tomada por ley.
El absolutismo
El término “absolutismo” surgió en el siglo XIX y se usa en la actualidad para describir la doctrina que surgió en Europa en el siglo XVI y que postulaba la necesidad de concentrar la mayor cantidad posible de poder político en las manos del rey, en detrimento de la nobleza y el clero (que habían predominado durante la Edad Media). Esta doctrina defendía que el monarca no debía estar limitado por ninguna ley, porque gobernaba por derecho divino, y que su poder debía ser reconocido como único, incuestionable, inalienable y vitalicio.
El absolutismo es tanto la doctrina como la forma de gobierno que caracterizó al llamado Antiguo Régimen, es decir, a las monarquías absolutas que se formaron en Europa en el siglo XVII y que generalmente perduraron hasta que estalló la Revolución francesa en 1789 (si bien, en algunas ocasiones, duraron más tiempo).
Absolutismo y totalitarismo. El absolutismo no debe confundirse con el totalitarismo contemporáneo. Su principal diferencia radica en que, en el absolutismo, la soberanía no reside en el pueblo ni en la nación, sino en el rey, de modo que este encarna el Estado como expresión de la voluntad divina. En cambio, en el totalitarismo, el líder carismático se presenta como un portavoz de la voluntad popular o nacional y suele pertenecer a un partido político, que se funde con el Estado y del que depende para sostener su poder.
Ver también: Absolutismo
Monarquías absolutas en la actualidad
Aunque el término “monarquía absoluta” suele reservarse para las experiencias monárquicas europeas de los siglos XVII a XIX, influidas por la doctrina del absolutismo, también se usa en ocasiones para definir otros modelos monárquicos en los que el monarca ejerce la máxima autoridad política. A comienzos del siglo XXI, se suelen caracterizar como monarquías absolutas:
- Arabia Saudita, gobernada por el rey Salmán bin Abdulaziz.
- Brunéi, gobernada por el sultán Hassanal Bolkiah Mu’izzaddin.
- Omán, gobernada por el sultán Haitham bin Tariq Al Said.
- Esuatini (antiguamente llamada Suazilandia), gobernada por el rey Mswati III.
Monarquía absoluta y monarquía constitucional
La diferencia entre la monarquía absoluta y la monarquía constitucional se basa en la existencia o no de límites al poder político del rey. En ambos casos, el rey es una autoridad vitalicia y hereditaria, reconocida oficialmente como jefe del Estado. Sin embargo, en las monarquías absolutas el monarca tiene un poder absoluto e ilimitado, mientras que, en las monarquías constitucionales, existe una ley por encima de los deseos del monarca, plasmada generalmente en una Constitución.
Así, en la ley constitucional se establecen los poderes y deberes del rey y se delimita su autoridad, para evitar que actúe arbitrariamente. De este modo, el monarca queda sometido a la ley y obligado a compartir su poder con otras instituciones del Estado, como el Parlamento.
En las monarquías constitucionales, el papel del monarca puede variar desde un rol políticamente importante a una posición puramente ceremonial y representativa. Las monarquías parlamentarias contemporáneas constituyen una forma de monarquía constitucional en la que el rey tiene un poder más simbólico que real, y en la que la tradición monárquica convive con un gobierno democrático conformado por un primer ministro o presidente del gobierno (poder ejecutivo) y un Parlamento (poder legislativo).
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Referencias
- Bobbio, N., Matteucci, N. y Pasquino, G. (Dirs.). (2015). Diccionario de política. Siglo XXI.
- Duchhardt, H. (1992). La época del Absolutismo. Alianza.
- Kostiner, J. (2024). Monarchy. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/
- Schlager, N. y Weisblatt, J. (Eds.). (2006). World Encyclopedia of Political Systems and Parties. Facts on File.The Editors of Encyclopaedia Britannica. (2023). Absolutism. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/
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