Soneto

Te explicamos qué es un soneto y su estructura. Además, los principales sonetistas de la historia y ejemplos de este tipo de composición poética.

Soneto
El soneto surgió en Europa en el siglo XIII.

¿Qué es un soneto?

Un soneto es una composición poética surgida en Europa en el siglo XIII y sumamente frecuente hasta el siglo XVII, que está formada por 14 versos de arte mayor (generalmente endecasílabos, es decir, de once sílabas). Los sonetos están organizados en cuatro estrofas fijas: dos cuartetos (de 4 versos cada uno) y dos tercetos (de tres versos cada uno).

Los sonetos suelen tratar temas amorosos, místicos o de cualquier otra naturaleza. Son un tipo de poema que, por lo general, tiene una estructura que se basa en: una primera estrofa que plantea el tema, una segunda estrofa que lo desarrolla, el primer terceto que reflexiona sobre lo dicho y el último que describe un sentimiento profundo, desprendido de lo anterior. Así, estos poemas tienen una introducción, un desarrollo y una conclusión.

El soneto es originario de Sicilia, Italia, desde donde se extendió al resto del país y fue cultivado por poetas del Dolce stil novo, como Guido Guinizelli (1240-1276), Guido Cavalcanti (1259-1300) y Dante Alighieri (1265-1321). Luego Francesco Petrarca, el gran poeta latino del siglo XIV, popularizó el soneto desarrollando el petrarquismo, que se extendió en el mundo europeo durante el Renacimiento como la forma poética idónea para el amor.

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Estructura de los sonetos

Un soneto se caracteriza por tener 14 versos de arte mayor, es decir, versos que tienen más de nueve sílabas. En la mayoría de los casos, los versos de los sonetos son endecasílabos (de once sílabas).

Los catorce versos de un soneto se dividen en:

  • Estrofa de cuatro versos
  • Estrofa de cuatro versos
  • Estrofa de tres versos
  • Estrofa de tres versos

Hay dos estrofas de cuatro versos cada una y dos estrofas de tres versos cada una. Las dos estrofas de cuatro versos están al comienzo del poema y tienen rima consonante, aunque esto puede variar según cada autor. En las primeras dos estrofas, el primer verso rima con el cuarto y el segundo con el tercero (estructura ABBA). Por ejemplo:

Es un descuido, que nos da cuidado, (A)

un cobarde, con nombre de valiente, (B)

un andar solitario entre la gente, (B)

un amar solamente ser amado. (A)

(Definiendo el amor – Francisco de Quevedo)

En los tercetos, que son las últimas dos estrofas del soneto, la rima puede disponerse de distintas formas, de acuerdo al gusto del poeta. Por ejemplo:

Veo sin ojos y sin lengua grito; (C)

y pido ayuda y parecer anhelo; (D)

a otros amo y por mí me siento odiado. (E)

Llorando grito y el dolor transito; (C)

muerte y vida me dan igual desvelo; (D)

por vos estoy, Señora, en este estado. (E)

(Soneto a Laura – Francesco Petrarca)

Principales sonetistas

Algunos de los sonetistas más reconocidos a lo largo de la historia de la literatura son:

  • En lengua española. Los principales representantes del soneto en el idioma español fueron poetas del Siglo de Oro (siglo XV al XVII), como Garcilaso de la Vega, Juan Boscán, Lope de Vega, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Pedro Calderón de la Barca y Miguel de Cervantes. A fines del siglo XIX se destacaron autores del modernismo como Manuel Machado y, más tarde en el siglo XX, los integrantes de la generación del 27: Federico García Lorca, Jorge Guillén y Rafael Alberti. En América se destacaron Sor Juana Inés de la Cruz (en el siglo XVII) y, muy posteriormente, en el siglo XIX, los modernistas latinoamericanos, como el poeta nicaragüense Rubén Darío (que introdujo los alejandrinos, versos de catorce sílabas).
  • En lengua francesa. El precursor del soneto francés fue Clément Marot (1496-1544), quien imitó el soneto italiano e influyó a autores posteriores, como Pierre de Ronsard y Joachim du Bellay, que formaron el grupo La Pléyade durante el siglo XVI. En el XIX el soneto reapareció con escritores representantes del simbolismo, como Charles Baudelaire, Paul Verlaine y Stéphane Mallarmé.
  • En lengua inglesa. El soneto se introdujo en Inglaterra en el siglo XVI, de la mano de Thomas Wyatt, traductor de Petrarca, y Henry Howard. Este género fue mutando con el tiempo hasta alcanzar con William Shakespeare la forma de “soneto inglés” o “soneto isabelino”, que tenía una estructura distinta al soneto italiano. El soneto fue cultivado también por John Milton, William Wordsworth y Thomas Hardy. Por su parte, en Estados Unidos, se destacaron autores como Henry Wadsworth Longfellow, Edwin Arlington Robinson, entre otros.
  • En lengua portuguesa. El soneto se introdujo a la lengua portuguesa con el autor Francisco Sá de Miranda durante el siglo XVI. Luego, durante ese mismo siglo, se dio la aparición del escritor en lengua portuguesa más reconocido e importante de la historia: Luís de Camões, autor de una gran cantidad de sonetos. Otro autor que se destacó en este tipo de poesía fue Antero de Quental, durante el siglo XIX.

Ejemplos de soneto

  • “Un soneto me manda a hacer Violante”, por Lope de Vega Carpio

Un soneto me manda hacer Violante
y en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas, si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando
y aun presumo que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que estoy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.

  • “Definiendo el amor”, por Francisco de Quevedo

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida, que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido, que nos da cuidado,
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo,
enfermedad que crece si es curada.

Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada,
el que en todo es contrario de sí mismo.

  • “Suspiros tristes, lágrimas cansadas”, por Luis de Góngora

Suspiros tristes, lágrimas cansadas,
que lanza el corazón, los ojos llueven,
los troncos bañan y las ramas mueven
de estas plantas a Alcides consagradas;

mas del viento las fuerzas conjuradas
los suspiros desatan y remueven,
y los troncos las lágrimas se beben,
mal ellos y peor ellas derramadas.

Hasta en mi tierno rostro aquel tributo
que dan mis ojos, invisible mano
de sombra o de aire me lo deja enjuto,

porque aquel ángel fieramente humano
no crea mi dolor, y así es mi fruto
llorar sin premio y suspirar en vano.

  • “Soneto a Laura”, por Francesco Petrarca

Paz no encuentro ni puedo hacer la guerra,
y ardo y soy hielo; y temo y todo aplazo;
y vuelo sobre el cielo y yazgo en tierra;
y nada aprieto y todo el mundo abrazo.

Quien me tiene en prisión, ni abre ni cierra,
ni me retiene ni me suelta el lazo;
y no me mata Amor ni me deshierra,
ni me quiere ni quita mi embarazo.

Veo sin ojos y sin lengua grito;
y pido ayuda y parecer anhelo;
a otros amo y por mí me siento odiado.

Llorando grito y el dolor transito;
muerte y vida me dan igual desvelo;
por vos estoy, Señora, en este estado.

  • “Soneto IX”, por Sor Juana Inés de la Cruz

Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si el imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pechos
si te labra prisión mi fantasía.

  • “Soneto XVII”, por Garcilaso de la Vega

Pensando que el camino iba derecho,
vine a parar en tanta desventura,
que imaginar no puedo, aun con locura,
algo de que esté un rato satisfecho.

El ancho campo me parece estrecho;
la noche clara para mí es oscura;
la dulce compañía, amarga y dura,
y duro campo de batalla el lecho.

Del sueño, si hay alguno, aquella parte
sola que es ser imagen de la muerte
se aviene con el alma fatigada.

En fin, que como quiera, estoy de arte,
que juzgo ya por hora menos fuerte,
aunque en ella me vi la que es espada.

  • “Noche del amor insomne”, por Federico García Lorca

Noche arriba los dos con luna llena,
yo me puse a llorar y tú reías.
Tu desdén era un dios, las quejas mías
momentos y palomas en cadena.

Noche abajo los dos. Cristal de pena,
llorabas tú por hondas lejanías.
Mi dolor era un grupo de agonías
sobre tu débil corazón de arena.

La aurora nos unió sobre la cama,
las bocas puestas sobre el chorro helado
de una sangre sin fin que se derrama.

Y el sol entró por el balcón cerrado
y el coral de la vida abrió su rama
sobre mi corazón amortajado.

  • “A la línea”, por Rafael Alberti

A ti, contorno de la gracia humana,
recta, curva, bailable geometría,
delirante en la luz, caligrafía
que diluye la niebla más liviana.

A ti, sumisa cuanto más tirana
misteriosa de flor y astronomía
imprescindible al sueño y la poesía
urgente al curso que tu ley dimana.

A ti, bella expresión de lo distinto
complejidad, araña, laberinto
donde se mueve presa la figura.

El infinito azul es tu palacio.
Te canta el punto ardiendo en el espacio.
A ti, andamio y sostén de la pintura.

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Referencias

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Raffino, Equipo editorial, Etecé (31 de diciembre de 2021). Soneto. Enciclopedia Concepto. Recuperado el 26 de noviembre de 2024 de https://concepto.de/soneto/.

Sobre el autor

Última edición: 31 de diciembre de 2021

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