Te explicamos qué es el sedentarismo y en qué se diferencia del nomadismo. Además, los perjuicios de un estilo de vida sedentario.
¿Qué significa sedentario?
El sedentarismo o la vida sedentaria es al mismo tiempo un concepto médico y antropológico, que tiene que ver con la quietud, la permanencia durante largos períodos en un mismo lugar. El término proviene del latín sedens (“que está sentado”), derivado del verbo sedere (“sentarse”).
Para los antropólogos, el sedentarismo representa el instante fundacional de la civilización humana tal y como la conocemos. Significó que la especie abandonó el nomadismo, esto es, la vida errante y sin un hogar establecido, para quedarse en un mismo lugar y satisfacer allí todas las necesidades.
Los primeros asentamientos, precursores de las ciudades antiguas, fueron obra de la humanidad sedentaria, así como la domesticación de los primeros animales y el desarrollo de la agricultura. Mientras los nómadas deambulaban de un sitio a otro, cazando y recolectando su alimento, los sedentarios aprendieron a modificar su entorno para proveerse de sustento y hogar fijo.
En cambio, en la medicina, el sedentarismo es un estilo de vida caracterizado por poco movimiento o ejercicio físico, en el que el individuo pasa largas horas sentado o tumbado. Se trata de un modelo vital poco saludable, que ha sido asociado con distintos problemas de salud, pero que al mismo tiempo prolifera en las ciudades del mundo moderno, dado que las comodidades de desplazamiento (automóviles, transporte urbano) y el trabajo de oficina hacen que las personas pasen la mayor parte de su día en reposo.
Ambos casos comprenden lo sedentario como aquello alejado del movimiento y el desplazamiento, entregado a la quietud y la permanencia. Asimismo, en otros contextos, se puede hablar de suelos sedentarios (aquellos que se formaron por la disgregación de rocas en un mismo lugar), animales acuáticos sedentarios (aquellos que viven en el fondo de los lagos y los mares) o pueblos sedentarios (aquellos que abandonaron el nomadismo).
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Sedentarismo y nomadismo
El sedentarismo y el nomadismo son dos estilos de vida contrapuestos, entre los cuales la humanidad prehistórica se vio obligada a elegir. Por un lado, la vida nómada o errante carecía de ataduras, la tribu se desplazaba de un lugar a otro en busca de alimentos, cazando, recolectando y pescando a su paso, hasta agotar los recursos de una región. Entonces cambiaba a otra, y así sucesivamente.
En cambio, los pueblos sedentarios eligieron instalarse en un lugar y establecerse. Para ello, transformaron ese lugar para hacerlo lo más acogedor posible, de manera tal que todas sus necesidades se pudieran satisfacer en el mismo sitio. Sembraron sus alimentos, levantaron edificaciones y aprendieron a defender su territorio, y fundaron así las primeras ciudades y, eventualmente, las primeras naciones.
También existieron pueblos seminómadas, es decir, que ocupaban una categoría intermedia. En un sentido estricto eran nómadas, pues no permanecían siempre en el mismo sitio, pero su errancia era cíclica e implicaba siempre los mismos lugares, de modo que también poseían un territorio determinado, dentro del cual cambiaban de ubicación a medida que los recursos se agotaban, dándole así oportunidad a la naturaleza de recuperarse.
El tránsito entre el nomadismo y el sedentarismo se produjo en algún momento del Mesolítico o del Neolítico, hace aproximadamente diez mil años. En este proceso el descubrimiento de la agricultura fue una pieza clave, ya que en lugar de recoger frutos maduros salvajes, la humanidad podía sembrarlos y cultivarlos.
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Problemas de un estilo de vida sedentario
El estilo de vida sedentario, esto es, el de aquel que pasa la mayor parte del día sentado (seis horas continuas se considera el máximo saludable), se ha vinculado con determinadas condiciones médicas, especialmente cardíacas y metabólicas, como pueden ser las siguientes:
- Colesterol alto y tendencia a la obesidad. Las personas sedentarias queman muchas menos calorías de las que deberían, y por ende tienden a acumular las que ingieren en forma de grasas.
- Presión arterial alta y mayor tendencia a accidentes vasculares. El sedentarismo afecta negativamente la circulación sanguínea, lo que propicia el incremento en la presión arterial, lo cual es una condición muy riesgosa, asociada con accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas, incluido el infarto.
- Síndrome metabólico y diabetes tipo 2. Al quemar pocas calorías, las personas sedentarias tienden a acumular mayores niveles de azúcar y grasa en sangre, lo cual aumenta el riesgo de sufrir enfermedades metabólicas, como la resistencia a la insulina o la diabetes.
- Debilitamiento del tejido óseo. La pasividad sostenida de la vida sedentaria debilita los huesos, lo que propicia la osteoporosis y hace a las personas más frágiles ante las caídas o los golpes.
- Mayores niveles de angustia y depresión. La falta de actividad física regular limita la producción de hormonas estimulantes, como la oxitocina, lo cual puede desencadenar altos niveles de angustia, frustración y depresión.
- Trastornos digestivos. La falta de actividad física regular enlentece el aparato digestivo y lo hace más propicio a enfermedades, entre ellas el cáncer (de colon, por ejemplo). También puede causar hemorroides.
- Debilidad y cansancio físico. Un cuerpo sedentario es un cuerpo desacostumbrado al esfuerzo, que a la hora de enfrentar alguna actividad se cansará rápidamente y será más propenso a sufrir desgarros, calambres y fatigas.
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Referencias
- “Sedentarismo (estilo de vida)” en Wikipedia.
- “Etimología de Sedentario” en Diccionario Etimológico Castellano En Línea.
- “Riesgos de una vida sedentaria” en Medline Plus.
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