Te explicamos qué es una deidad, en qué se diferencia de un dios y cuáles son sus características. Además, su origen e historia.

¿Qué es una deidad?
Una deidad es cualquier forma de dios o entidad sobrenatural, mística o espiritual que, según ciertas creencias religiosas, tiene una esencia divina. Se trata de un ser al que se le atribuye un determinado rol en el orden cósmico o un cierto papel en la mitología, y al que se le suele rendir alguna forma de culto o devoción.
El concepto de deidad suele ser usado como sinónimo de dios o diosa, pero tiene un significado más amplio y abarcador. En efecto, puede referir tanto a los diversos dioses de una religión politeísta o al único Dios de una religión monoteísta, como a las distintas entidades sobrenaturales que tienen una esencia divinasin ser plenamente dioses. Por ejemplo, a las ninfas en la mitología griega o a los asuras (parecidos a demonios) en el hinduismo.
Puntos clave
- Una deidad es un dios o un ser sobrenatural, místico o espiritual con esencia divina.
- Cumple un rol cósmico o mitológico, y se le suele rendir culto en distintas religiones.
- En el politeísmo, las deidades son dioses y entidades con esencia divina, como ninfas, espíritus y demonios.
- En el monoteísmo, existe una única deidad llamada Dios, y los seres espirituales, como los ángeles, son considerados sus mensajeros.
Ver además: Dios
Origen del término “deidad”
El término “deidad” proviene del latín deitas, formado por deus (“dios”) y el sufijo -tas (“cualidad”). Significa “esencia o naturaleza divina” y es, en gran medida, equiparable al concepto de “divinidad”. Fue usado por primera vez por el teólogo cristiano Agustín de Hipona (354-430 d. C.).
Inicialmente, hacía referencia solamente a la cualidad divina. Algunos autores aseguran que fue creado para distinguir la esencia del Dios único de los cristianos (llamada “deidad”) de las potestades atribuidas por los paganos a sus propios dioses (agrupadas bajo el nombre de “divinidad”).
Sin embargo, tanto el término “deidad” como “divinidad” son empleados en la actualidad para aludir a cualquier dios y a cualquier esencia divina, con independencia del sistema religioso del que formen parte.
Origen e historia de las deidades
A lo largo de la historia, deidades de diversos tipos han formado parte de las creencias del ser humano. En la prehistoria, eran un modo de simbolizar los fenómenos de la naturaleza o aspectos vitales como la fertilidad. Cuando se consolidó el estilo de vida agropecuario, las deidades fueron cada vez más asociadas al ciclo agrícola y a la preocupación por la fertilidad de la tierra y los animales.
Con el surgimiento de las civilizaciones antiguas, las deidades adquirieron características más complejas. Así, surgieron dioses y seres sobrenaturales que tenían sus propios nombres y, muchas veces, eran representados con forma humana, animal, celestial o híbrida. En algunos casos, estos seres seguían simbolizando los fenómenos naturales, como el día y la noche, el trayecto del sol en el firmamento, la lluvia o el trueno.
Sin embargo, estas deidades también comenzaron a protagonizar relatos míticos complejos, a asociarse con tareas y regiones específicas, a encarnar distintos valores y a cumplir roles específicos en el orden imaginario de las cosas.
Por ejemplo, uno de los principales dioses del antiguo Egipto era Ra, el dios del sol. Ra era considerado la fuente de la luz, la energía y la vida, y solía ser representado como un hombre con cabeza de halcón y un disco solar sobre la cabeza. En algunos relatos míticos, viajaba durante el día por el cielo en su barca, junto a su hija Maat, quien encarnaba el orden cósmico, y por la noche debía sortear los peligros del inframundo para resurgir al amanecer.
Características de las deidades

Muchas deidades de las antiguas religiones politeístas, así como de los politeísmos contemporáneos, representan fenómenos naturales o actividades culturales. Algunas encarnan ideales de justicia, orden y abundancia, mientras que otras cumplen papeles negativos o tumultuosos, como destructoras del mundo o responsables del caos y la muerte. Sin embargo, unas y otras suelen ser consideradas complementarias en el sostenimiento del orden cósmico.
Por ejemplo, en el hinduismo, el dios Visnú es asociado con la estabilidad del universo y Shiva es identificado con su destrucción y regeneración. Por su parte, Kali representa la muerte y la violencia, pero es además quien destruye a los demonios.
También existen deidades que habitan en el cielo o que están vinculadas con el mundo de los vivos, como Horus en los relatos egipcios y Zeus en la mitología griega. Por otro lado, algunas deidades habitan en el más allá o gobiernan el mundo de los muertos, como Osiris en el antiguo Egipto y Hades en la antigua Grecia.
Además de los dioses, existen otros seres y criaturas sobrenaturales que son considerados como deidades. Algunos ejemplos son las ninfas de la mitología grecorromana, como las nereidas, las dríades y las sirenas; los demonios o espíritus que habitaban en la Duat (el más allá) en la cosmovisión del antiguo Egipto; y los asuras, antiguos dioses que se convirtieron en deidades menores o especies de demonios en el hinduismo.
En los monoteísmos, se afirma la existencia de una única deidad, que suele ser llamada Dios. Si bien existen otras entidades espirituales, como los ángeles y los demonios en las religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islam), estas no son consideradas deidades. Los ángeles son concebidos como espíritus puros que actúan como mensajeros de Dios y los demonios como ángeles que rechazaron servir a él.
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Referencias
- Eldridge, S. (2024). Deity. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com
- Ellwood, R. S. y Alles, G. D. (Eds.). (2007). The Encyclopedia of World Religions. Facts on File.
- Filoramo, G., Massenzio, M., Raveri, M. y Scarpi, P. (2000). Historia de las religiones. Crítica.
- Morris, B. (2009). Religión y antropología. Una introducción crítica. Akal.
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