Dioses griegos de la Antigüedad

Te explicamos cuáles eran los principales dioses de la antigua Grecia, las características de cada uno y diversos mitos.

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Cada dios de la antigua Grecia se representaba con símbolos o atributos específicos.

¿Cuáles eran los principales dioses de la Antigua Grecia?

La Antigua Grecia fue uno de los períodos culturalmente más fértiles de la Antigüedad mediterránea, en el que las ciudades-Estado griegas florecieron y ejercieron una importante influencia en la región, durante un lapso abarcado entre el año 1200 a. C., tras la llamada Invasión dórica, y el año 146 a. C., cuando tras la Batalla de Corinto, los ejércitos romanos conquistaron los reinos griegos.

La cultura de la Antigua Grecia tiene una enorme importancia para la cultura Occidental: los invasores romanos, deslumbrados por su riqueza, la adoptaron como propia y heredaron su religión, cambiando los nombres de sus deidades al latín. Por eso sabemos tanto de ella, y que se conservan muchos textos de la época, en los que se puede rescatar mucha información sobre su panteón de deidades, ya que la religión griega era politeísta y compleja.

Según la visión de los antiguos griegos, el mundo era el producto de fuerzas primarias y fundacionales, representadas por deidades conocidas como titanes, los cuales habían sido derrotados y desterrados del mundo por sus propios hijos, los dioses conocidos como Olímpicos, ya que tenían su morada en lo alto del monte Olimpo (Ólympos en griego “el luminoso”), la mayor elevación de toda Grecia.

Los dioses Olímpicos eran muchos, pero entre ellos destacan 12 que veremos a continuación. Los griegos los asociaban a distintos fenómenos de la naturaleza y también diferentes aspectos de la vida humana, y los representaban como figuras antropomórficas, dotadas de símbolos específicos en cada caso.

El culto a un dios específico no solía impedir la veneración de algún otro, aunque en los relatos mitológicos abundan las rivalidades entre dioses por conservar el favoritismo de ciertas ciudades o de héroes específicos, muchos de los cuales se consideraban descendientes directos de los dioses.

Ver además: Diosas griegas de la Antigüedad

Zeus (Júpiter para los romanos)

Zeus, el dios padre de los dioses olímpicos, regente del panteón y supervisor del universo, era el dueño del trueno, del relámpago, y por lo tanto de la energía del mundo.

Se lo representaba como un hombre barbudo que esgrimía un cetro y llevaba una corona, o bien con los símbolos del rayo, el águila, el toro y el roble, aunque era común en los relatos mitológicos que adoptara las más diversas formas posibles, sobre todo a la hora de seducir a sus numerosas amantes.

Según los relatos mitológicos, Zeus había sido engendrado por los titanes Rea y Cronos, junto con Poseidón, Hades, Démeter, Hera y Hestia, sus hermanos. El titán, temeroso de ser destronado, devoraba a sus hijos apenas éstos nacían, hasta que su esposa, ávida de salvar a Zeus, le entregó en su lugar una piedra envuelta en pañales.

Así, Zeus creció en la isla de Creta y una vez adulto se enfrentó a su terrible padre, abriéndole el estómago para rescatar a sus hermanos y dar comienzo así a la Titanomaquia, el enfrentamiento entre dioses olímpicos y titanes primigenios, que culminó con la victoria de los primeros y el destierro en el Tártaro de los últimos.

Entonces Zeus se repartió el mundo con sus hermanos, dejando para sí los cielos; para Poseidón los mares y para Hades el inframundo.

Zeus era ante todo un padre engendrador, y los grandes héroes mitológicos formaban parte de su numerosa descendencia. Se le rendía culto en toda Grecia, pero especialmente en Olimpia, donde se celebraban los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, o sea, los juegos en honor a los dioses olímpicos.

Hera (Juno para los romanos)

Diosa griega del matrimonio, de las labores del hogar, de la maternidad y la familia, ocupaba un lugar de autoridad en el Olimpo, pues era hermana y esposa de Zeus, con quien concibió a los dioses Ilitía, Ares y Hebe.

Sin embargo, a menudo se la representaba como una esposa celosa y vengativa, debido a las numerosas infidelidades de Zeus, y emprendía persecuciones contra sus amantes y contra los hijos ilegítimos que le engendraron. Tal es el caso Hércules, por ejemplo, héroe al que profesaba un odio eterno.

Comúnmente se la representaba de cuerpo entero, llevando una corona cilíndrica (llamada polos), y se la asociaba con los símbolos del pavo real, el león, la vaca, el fruto de la granada y la cápsula de la amapola. Fue una de las primeras diosas en ser venerada por los griegos antiguos, especialmente en la región de Samos, donde abundaban los templos en su honor, y se la honraba sacrificando pavos reales y vacas.

Atenea (Minerva para los romanos)

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Atenea había nacido sólo de Zeus, y no tenía madre.

Conocida también como Palas Atenea, era una diosa guerrera y virginal, asociada a los saberes humanos, a la civilización, la sabiduría, la justicia, las ciencias y la libertad. Era una de las principales deidades del Olimpo, venerada en toda Grecia y sus áreas de influencia cultural en el extranjero, aunque también se la consideraba protectora de Atenas y de la región del Ática.

Era hija de Zeus y de Zeus únicamente: según el mito más popular, había nacido de su cabeza, luego de haberse tragado el dios padre a una de sus amantes. Aunque existen otros relatos en los que era hija de Palas o Palante, un gigante alado, a quien ella misma tuvo que matar cuando intentaba violarla.

Atenea era descrita como una guerrera imbatible, representada casi siempre con su armadura y su casco, lanza y escudo, pero además era eternamente célibe, ecuánime y sabia, y su consejo era valorado en combate o en situaciones difíciles. Se dice que héroes particularmente ingeniosos y arteros, como Odiseo, gozaban de su favor entre todas las personas.

Poseidón (Neptuno para los romanos)

Dios de los mares y de los terremotos, era uno de los dioses coléricos del Olimpo, cuya rabia engendraba tormentas, maremotos, monstruos marinos y naufragios, y a quien oraban los marineros para que les brindara un mar calmo y abundante en islas.

Dado que la cultura griega era una cultura marítima y expansionista, Poseidón era de sus deidades principales, venerado como jefe de la polis en muchas ciudades griegas como Corinto, mientras que en Atenas era el segundo en importancia después de Atenea.

Al igual que otros dioses marinos, a Poseidón se lo asociaba simbólicamente a los caballos, y se lo representaba como un hombre barbudo que esgrimía un tridente, siempre acompañado por algún pez, delfín o lagarto, o en un carruaje tirado por hipocampos, o bien en compañía de las ninfas marinas, las nereas.

Al igual que Zeus, Poseidón fue padre de numerosos héroes griegos, entre ellos el famoso Teseo, pero también de muchos animales y monstruos terribles.

Afrodita (Venus para los romanos)

La diosa del amor erótico, o sea, de la sensualidad, el erotismo y la pasión desenfrenada, era a menudo representada como una mujer voluble, caprichosa, malhumorada y terriblemente hermosa.

Era la esposa infiel del dios Hefesto, a quien engañaba especialmente con Ares, dios de la guerra, e incluso con mortales de los cuales concibió a héroes míticos, como el troyano Eneas. Sus andanzas le ganaron la enemistad de Artemisa, cuya virginidad representa valores completamente contrarios a los de la sensualidad que Afrodita encarnaba.

Según la tradición mitológica, Afrodita había nacido de la espuma marina, o bien de la semilla del titán Urano, derramada al mar por su hijo Cronos en el momento mismo de castrarlo. Por eso Afrodita estaba asociada simbólicamente al mar, así como a los delfines, las palomas, los cisnes, las almejas, las perlas, las rosas y los árboles del granado, el manzano y el mirto.

Era una diosa venerada en distintas partes de Grecia, generalmente a través de festivales en su honor, llamadas Afrodisias, particularmente en Atenas, Pafos y Corinto, ciudad esta última en donde había un templo consagrado a Afrodita (destruido durante la invasión romana de 146 a. C.), cuyas sacerdotisas practicaban la prostitución ritual como una forma de venerarla.

Más en: Afrodita

Hefesto (Vulcano para los romanos)

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La fragua de Hefesto estaba en el interior mismo del monte Olimpo.

El dios de la forja, la metalurgia y el fuego, patrono de los artesanos y los herreros, y venerado en todos los centros manufactureros de la Antigua Grecia, era representado como un hombre barbudo de feas facciones, cojo (a veces incluso con los pies al revés) y desaliñado, sudoroso, comúnmente inclinado sobre su yunque con un martillo. Su fragua estaba, supuestamente, en el interior mismo del monte Olimpo.

Hefesto era hijo de Hera y Zeus, en algunas tradiciones, y en otras hijo exclusivo de Hera, quien lo habría tenido en un rapto de celos luego de que Zeus tuviera por propia cuenta a Atenea. Pero sorprendida por el feo aspecto del nuevo dios, su madre lo tomó de un pie y lo arrojó desde el Olimpo, causándole la renguera con que a menudo se lo representa.

La relación entre Hefesto y el resto del Olimpo era tensa, y en más de un relato es expulsado del Olimpo y luego vuelto a aceptar.

A sus buenos oficios se le atribuían la construcción de cuanto trono, cadena o armadura mágica existiera, ya que sus obras eran legendariamente duraderas y a menudo tenían poderes sobrenaturales. También las hermosas joyas con que agasajaba a su esposa Afrodita, y también la red de oro con que la capturó in fraganti al acostarse con su amante, el dios Ares.

Ares (Marte para los romanos)

Hijo de Zeus y de Hera, Ares era el dios griego de la guerra, encarnación de la valentía, la tenacidad, la fuerza y la virilidad masculina, protector de los ejércitos, los rebeldes y los hombres justos, y ayudante de los débiles.

Su costado menos noble tenía que ver con la brutalidad de la guerra, los horrores y el sufrimiento de las batallas. Incluso él mismo podía resultar herido en los combates, como ocurrió en su enfrentamiento con Hércules, o en sus luchas contra su hermana Atenea, quien sí era invencible en combate.

Ares era un dios mujeriego, al que se le atribuyen alrededor de 30 amantes y 60 descendientes engendrados, aunque Afrodita, entre todas, fue siempre su concubina favorita, su sanadora y aliada en la guerra. Esto le ganó el odio de no pocos maridos celosos, como Hefesto.

Además, su tendencia a valorar el coraje de los ejércitos por igual, le podía llevar a luchar por un bando y por el otro, como ocurrió en la Guerra de Troya, y a ganarse así el rencor de los otros dioses involucrados en el conflicto.

Lógicamente, Ares era venerado por los militares y los ejércitos que marchaban al combate, y sus principales lugares de culto en la Antigua Grecia fueron Tracia y Escitia. Se le representaba a menudo como un hombre joven y viril, lampiño y vestido con armadura broncínea, lanza o espada, y casco de cresta roja. Se le asociaba al perro, los pájaros carpinteros y especialmente los buitres, que devoraban los cadáveres tras la batalla.

Apolo (Febo para los romanos)

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Apolo era el dios más importante después de Zeus.

Uno de los principales dioses olímpicos y de los más venerados en toda la Antigua Grecia, era hijo de Zeus y Leto y hermano gemelo de Artemisa. Zeus era el único dios más importante que Apolo en la religión griega.

Se le atribuían numerosos atributos e intereses. Era protector de las artes, la belleza, el equilibrio, la perfección, la profecía y adivinación, la sanación, la iniciación de los jóvenes a la adultez, protector de pastores, marineros y sobre todo arqueros, pues era el dios del tiro con arco y flecha.

Apolo era un dios severo y rencoroso, temido incluso por sus compañeros del Olimpo, pues su furia podía ser aplacada únicamente por su padre o por su madre. Sobre los mortales que caían en su desgracia solía desatar maldiciones, epidemias y la muerte súbita, mientras que otros gozaban de su favor o de sus amores, pues solía escoger amantes entre ambos sexos.

Era el patrono del famoso Oráculo de Delfos, en el que se ofrecían vaticinios a los mortales, y era también el jefe de las musas inspiradoras, y patrono de la música y la poesía.

Se le podía representar de distintas maneras, dependiendo del aspecto de su personalidad que se buscaba resaltar: generalmente era un joven lampiño, desnudo o vestido con un manto, portando una lira, una cítara, un plectro, una espada o un arco y carcaj lleno de flechas, y usualmente en compañía de sus animales preferidos: los cuervos, los lobos, los halcones, las serpientes, los ratones y los grifos, híbridos mitológicos de águila y león.

Artemisa (Diana para los romanos)

Hermana gemela de Apolo, Artemisa, también llamada Artemis o Delia, era una diosa cazadora, asociada a los animales salvajes, al terreno virgen, a la virginidad femenina y al parto.

Era una diosa muy importante, venerada especialmente en la isla de Delos, su supuesto lugar de nacimiento, así como en Braurón, las jóvenes doncellas fueran enviadas a los templos de la diosa a servirle durante un año, o también en Muniquia y Esparta. En esta última ciudad, los famosos guerreros griegos le dedicaban sacrificios antes de marchar a la batalla.

Comúnmente representada como una joven con arco y un carcaj lleno de flechas, sus símbolos usuales eran el ciervo, el ciprés e incluso los animales de caza, como el perro. Al ser una diosa virginal, no tuvo consortes o amantes, aunque el legendario cazador Orión fue su compañero de partida durante un tiempo.

Era una diosa celosa, severa y vengativa, de quien se cuenta que el joven cazador Acteón, en una de sus correrías, por accidente la contempló en el bosque tomando un baño desnuda. Como castigo, la diosa lo transformó en cervatillo y azuzó a sus propios perros de caza a que lo descuartizaran.

Demeter (Ceres para los romanos)

La diosa griega de la agricultura y de los ciclos de la naturaleza, venerada como “portadora de las estaciones”, de acuerdo a los Himnos homéricos. Es una de las deidades más antiguas de la religión griega, protagonista junto a su hija Perséfone de los llamados misterios eleusinos, anteriores al culto de los dioses del Olimpo.

A Démeter o Demetra se la asociaba a la tierra, la fecundación, la legislación y la agricultura, pues fue ella quien enseñó a la humanidad sobre la siembra y el cultivo. Era venerada especialmente en las regiones agrícolas, incluso desde épocas muy tempranas del neolítico, pero sin centrarse en una región específica del mundo griego.

De acuerdo al mito, su hija Perséfone era la consorte de Hades, dios de los muertos, luego de haber sido raptada por éste, y que Démeter invirtiera gran tiempo en buscarla por toda la tierra, hasta suplicarle a Zeus que intercediera en su favor.

Fue así que se llegó a un arreglo entre las partes: Perséfone pasa seis meses con su madre y seis meses junto a Hades, dando así origen a las estaciones. Los primeros seis meses Démeter está feliz junto a su hija y la agasaja con flores y frutos (durante primavera y verano), mientras que el resto del año llora su ausencia y el mundo se enfría y los suelos endurecen (durante el otoño e invierno).

Hermes (Mercurio para los romanos)

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Hermes era el conductor de las almas recién fallecidas al inframundo.

Uno de los dioses griegos más versátiles y escurridizos, Hermes era hijo de Zeus y de Maya, y era el mensajero de los dioses. Se le consideraba protector de los caminos, de las fronteras, del comercio, de los viajeros y los ladrones, los mentirosos y de la astucia y la pillería en general. También se lo vinculaba con los sueños, con los oficios nocturnos y se lo tenía por protagonista de muy numerosos mitos y relatos mitológicos.

A pesar de ser el dios del engaño y la mentira, a Hermes también se le atribuían numerosas invenciones: el fuego, las carreras, la lucha, la lira y la siringa (que ofreció como regalo a Apolo), y se lo vinculaba con el gallo y la tortuga.

Sus representaciones lo mostraban siempre como un joven esbelto, vestido con sandalias aladas o con un sombrero con alas, para indicar la rapidez con que obraba o con que pensaba. Además, su lugar principal de culto en la Antigua Grecia era Arcadia, y las fiestas en su honor eran conocidas como las Hermeas.

Uno de los aspectos más misteriosos de Hermes era el conductor de las almas recién fallecidas al inframundo, y a veces también a Perséfone de vuelta a su madre Démeter. Ese aspecto suyo era conocido como Hermes psicopompo.

Hades (Plutón para los romanos)

Aunque Hades era hermano de Zeus y gozaba del mismo rango que él y que Poseidón, su lugar en el Olimpo solía ser extraño, dado que habitaba el remoto mundo de los muertos, el Érebo o Inframundo, cuyas puertas custodiaba un terrible perro de tres cabezas, el cancerbero.

Se trataba de un reino oscuro y neblinoso, a la que iban todos los mortales al fallecer, y en donde se llevaba a cabo, de acuerdo a ciertas tradiciones religiosas de la Antigua Grecia, la transmigración de las almas, o sea, su purificación y olvido para volver a nacer.

Hades, “el invisible”, gobernaba este reino junto a su esposa Perséfone, en calidad de iguales, y tenían un matrimonio feliz pero sin descendencia. Aunque quienes habitaban sus dominios tenían prohibido estrictamente el volver al mundo de los vivos, Hades a menudo era representado como un dios justo y compasivo, cuyo nombre sin embargo no convenía repetir mucho.

De hecho, Hades rara vez era representado en pinturas, vasijas o esculturas, como no fuera durante el episodio del rapto de Perséfone. De él se sabía que portaba un casco mágico, que los cíclopes le entregaron durante la Titanomaquia, y que le permitía justamente hacerse invisible.

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Referencias

¿Cómo citar?

"Dioses griegos de la Antigüedad". Autor: Equipo editorial, Etecé. De: Argentina. Para: Concepto.de. Disponible en: https://concepto.de/dioses-griegos-de-la-antiguedad/. Última edición: 13 de junio de 2022. Consultado: 29 de marzo de 2024

Sobre el autor

Última edición: 13 junio, 2022

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