Te explicamos qué es la indiferencia y cuáles son sus posibles causas. Además, algunos ejemplos de este sentimiento.
¿Qué es indiferencia?
La indiferencia es aquel sentimiento de permanecer inmóvil, tanto en movimiento como en sentimiento, ante alguna situación, idea o persona. Es la forma negativa de diferencia.
La palabra indiferencia proviene del término indifferentia, que describe el estado de ánimo de una persona en el cual no siente atracción ni rechazo por ninguna de las situaciones o asuntos que se halle enfrente. Es decir, se mantendrá en un punto de indiferencia. Se ha estudiado durante mucho tiempo en el campo de la psicología, siendo temática de cientos de libros que le dedican sus páginas.
La indiferencia, según la psicología, no sólo es sinónimo de frialdad, sino que también puede indicar una actitud de supervivencia, como escudo o coraza, a fin de protegerse para no ser heridas. De hecho, después de muchos estudios, se ha llegado a la conclusión de que la indiferencia es utilizada por los seres con un fuerte y marcado carácter de autodefensa, ya que, como dijimos anteriormente, utilizan la indiferencia como barrera ante el medio que los rodea. Asimismo, el miedo al dolor que tienen muchas personas es también lo que resulta en la indiferencia, para evitar decepciones mayores y para evitar abrir su corazón.
La psicología trata de explicar los fenómenos de indiferencia como momentos en que las personas se mantienen estáticas frente a lo que les sucede. Es decir, no reaccionan de ninguna manera -ni de forma positiva, ni de forma negativa- ante ningún episodio que presente ante ellos cualquiera de los dilemas de reacción que vivimos a diario.
La indiferencia es notable casi especialmente durante la adolescencia, momento de la vida en que es de vital importancia aprender a tomar decisiones y a interesarse por lo que nos rodea. Es entonces cuando los adolescentes, casi siempre en guerra consigo debido a no encontrar un medio adecuado en el cual moverse; toman una postura indiferente que, según lo que explican, los lleva a relacionarse mejor con el entorno, ya que nada les agrada, pero tampoco les disgusta. Esta postura la utilizan como coraza frente al mundo, con la esperanza de, de esa manera, hacerse más fuertes para ir encontrando un espacio que les pertenezca.
Ver además: Misantropía
Ejemplos de indiferencia
A modo de test, vamos a plantearles dos situaciones que, de seguro, los harán pensar. En el primero de los casos y quizás el ejemplo más claro, es aquel al que nos enfrentamos cada día. Nos vemos cruzando a menudo en la calle con algunas personas en situación de indigencia, sin pertenencias, comida, ni seguridad alguna ¿Qué sentimos ante estas situaciones? ¿Nos detenemos a pensar siquiera en esas personas tan desprovistas de todo? ¿Nos detenemos quizá a brindarles contención o, en el mejor de los casos, ayuda? ¿Nos generan rechazo o malestar? ¿O nos mantenemos indiferentes ante la realidad?
En el segundo de los casos, tal vez un poco más fácil a la hora de observar, ya que, según los estudios psicológicos, por la propia naturaleza humana uno aprende primero a observar a los demás y luego a sí mismo. Este planteo es más cercano aún:
Tu mejor amigo tiene un problema que no se puede solucionar a simple vista, ni de ninguna manera. Está profundamente apenado, pero no ve la manera de solucionarlo. Asiste a una reunión de amigos con diferentes personalidades y diferentes estilos de vida -como suelen estar compuestos nuestros grupos de amigos-, y en medio de la misma, relata su problema importantísimo.
¿Cómo reaccionan todos los presentes? ¿Se muestran reticentes a dar ayuda y contención a este amigo? ¿O colaboran gustosos, interesándose en la cuestión? ¿Les nace abrazarlo y ayudarlo aunque sea brindándole unas palabras? ¿O permanecen todos indiferentes y siguen con el siguiente tema? ¿Puedes permanecer indiferente ante tu mejor amigo que necesita que alguien lo saque del pozo?
Con estas simples preguntas podrás figurarte mejor de qué se trata la indiferencia en su máxima expresión. Recuerda: “Es preferible unas manos llenas de barro y dispuestas a sacar al burro empantanado, que alguien que mira de reojo el barrial sin hacer absolutamente nada”.
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