Satélites artificiales

Te explicamos qué son los satélites artificiales, cuál es su origen y qué tipos existen. Además, para qué sirven, cómo funcionan y en qué se distinguen de los satélites naturales.

satelite artificial
Los satélites artificiales son objetos tecnológicos puestos en órbita por la humanidad.

¿Qué es un satélite artificial?

Los satélites artificiales son artefactos creados y dispuestos por el ser humano en la porción inferior de la órbita terrestre, entre los 100 km (órbita terrestre baja) y los 35.000 km (órbita geoestacionaria). A diferencia de los satélites naturales, como la Luna, los satélites artificiales son de origen tecnológico. 

Los satélites artificiales pueden ser de muchos tipos y cumplir diversas funciones, tanto en el ámbito civil, militar y científico. Su tamaño puede oscilar entre un metro y la longitud de un autobús escolar.

También son satélites artificiales los que, a lo largo de casi un siglo de exploración espacial tecnológica, la humanidad ha puesto en órbita en otros planetas, como Júpiter, Saturno, Venus o Mercurio. Se considera parte también de esta categoría la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) que desde 1998 orbita la Tierra.

¿Cuántos satélites artificiales tiene la Tierra?

En la actualidad, el planeta Tierra es orbitado por más de 5.600 satélites artificiales de distinta naturaleza. No todos ellos se encuentran en funcionamiento: muchos han cesado de operar y se han ido desintegrando, razón por la cual hay también en órbita alrededor de 21.000 fragmentos satelitales de más de 10 centímetros, unos 500.000 de cerca de un centímetro y más de mil millones de partículas de un milímetro. Todo esto constituye la llamada “basura espacial”.

Origen de los satélites artificiales

Los satélites artificiales son una invención relativamente reciente del ser humano. El primero en ser puesto en órbita fue el Sputnik 1, arrojado a la atmósfera desde la Unión Soviética en 1957. Este evento inauguró la llamada “carrera espacial” que formó parte de la Guerra Fría (1947-1991) entre Estados Unidos y la URSS.

A este primer satélite prosiguieron dos más: el Sputnik 2, a bordo del cual viajó el primer ser vivo en el espacio, la célebre perra Laika; y al año siguiente el Sputnik 3. Hubo un total de diez misiones Sputnik soviéticas entre 1960 y 1961.

Por su parte, el programa espacial de los Estados Unidos puso en órbita su primer satélite artificial, el Eco 1, en 1960, y cuatro años después su segunda y exitosa versión, Eco 2. Lo mismo ocurrió con los satélites Telstar 1 (1962) y Telstar 2 (1963), responsables de la primera transmisión de televisión transatlántica en vivo.

Desde entonces, numerosos países han colocado en órbita cientos de satélites artificiales, tanto en la Tierra como en la Luna y en muchos otros planetas del sistema solar.

Tipos de satélites artificiales

Los satélites artificiales se pueden clasificar en varios tipos, según su función:

  • Satélites de comunicaciones. Son artefactos que operan como antenas repetidoras en lo alto. Gracias a ellas puede reenviarse una señal de telecomunicaciones a lo largo de enormes distancias, sin necesidad de cableado.
  • Satélites espía. Son maquinarias de observación a distancia de la superficie terrestre (satélites de observación terrestre) a través de los cuales se registra la actividad militar y económica de los países rivales, para obtener información privilegiada con fines bélicos.
  • Satélites meteorológicos. Son artefactos de medición climatológica y meteorológica, que registran la presencia de nubes, precipitaciones y otros fenómenos de la atmósfera.
  • Satélites de observación espacial. Son telescopios espaciales, que aprovechan su posición privilegiada en el espacio para captar imágenes más nítidas de los cuerpos astronómicos lejanos, sin verse entorpecidos por los fenómenos de la atmósfera.
  • Estaciones espaciales. Son satélites de gran tamaño, capaces de albergar poblaciones de seres humanos, normalmente dedicados a la exploración científica. Hasta ahora existe una sola de estas estaciones en órbita.

¿Para qué sirven los satélites artificiales?

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Los satélites observan la superficie de la Tierra desde un punto de vista global.

La utilidad de los satélites depende del punto de vista que tienen tanto del planeta como del espacio exterior. A través de ellos puede tenerse una perspectiva más global del planeta, y se pueden superar las distorsiones propias de la atmósfera terrestre para estudiar el universo.

Esta ubicación privilegiada sugiere además otros usos posibles en el futuro, como la captación de la energía solar o la defensa planetaria frente a peligros provenientes del espacio.

¿Por qué no se caen los satélites artificiales?

Los satélites artificiales se mantienen en órbita debido a la enorme velocidad a la que viajan y al efecto de atracción que sobre ellos ejerce la Tierra. Podría decirse que, en efecto, están continuamente cayendo, pero lo hacen en una trayectoria tangencial que les permite sobrevolar el planeta durante cientos de años. Así, mientras más cerca esté un satélite de la superficie, mayor deberá ser su velocidad para sostenerse en órbita.

Para alcanzar su lugar en la órbita, dependen de algún tipo de lanzamiento espacial, en un proceso similar al de los despegues de transbordadores o sondas espaciales. Una vez alcanzada la región de la atmósfera deseada, el cohete abandona al artefacto y lo deja en movimiento.

Los satélites se ubican en tres tipos de trayectorias orbitales:

  • Órbita baja terrestre (Low Earth Orbit). Entre los 700 y los 1400 km de altura, con un período orbital de 80 a 150 minutos para dar vuelta al planeta.
  • Órbita media terrestre (Medium Earth Orbit). Entre los 9000 y los 20.000 km de altura, con un período orbital de 10 a 14 horas.
  • Órbita alta terrestre (High Earth Orbit). A una altura de 37.786 km sobre el ecuador terrestre, con un período orbital de 24 horas sobre el mismo lugar del planeta.

Una vez en órbita, normalmente despliegan sus paneles solares para captar la energía solar que los mantendrá en funcionamiento. Luego proceden para enviar y recibir datos e instrucciones hacia y desde la Tierra, a través de antenas de microondas. El equipamiento de cada satélite, sin embargo, depende en buena medida de su función específica.

Diferencia entre satélites naturales y artificiales

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Los anillos de Saturno están conformados por numerosos satélites naturales.

Los satélites artificiales son aquellos puestos en órbita por el ser humano, mientras que los naturales son astros provenientes de la formación del sistema solar, colisiones galácticas u otro tipo de fenómenos naturales.

Por lo tanto, los satélites naturales surgieron junto con el cuerpo astronómico al que acompañan o llegaron a quedar atrapados en su órbita de algún modo.

El más famoso de los satélites naturales es la Luna, pero existen muchos y de muy variado tamaño a lo largo del sistema solar.

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Raffino, Equipo editorial, Etecé (10 de enero de 2025). Satélites artificiales. Enciclopedia Concepto. Recuperado el 6 de febrero de 2025 de https://concepto.de/satelites-artificiales/.

Sobre el autor

Última edición: 10 de enero de 2025

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