Legitimidad

Te explicamos qué es la legitimidad, en qué se diferencia de la legalidad y por qué puede perderse. Además, la legitimidad del poder.

legitimidad
La legitimidad es un principio de aceptación de una autoridad determinada.

¿Qué es la legitimidad?

En el derecho y las ciencias sociales, se dice que algo es legítimo cuando se da de manera justa, correcta, conforme a lo establecido en la ley y lo aceptado por los pueblos. Es decir, la legitimidad de un acto depende de cuánto es aceptado y reconocido por las personas como correcto, justo y acorde a la ley común, sin necesidad de emplear para ello la coacción o la fuerza.

Podemos hablar, así, de la legitimidad de un gobierno, por ejemplo, de una autoridad o de una decisión judicial, o bien podemos referirnos a la legitimidad de un argumento dentro de una discusión. Sea el caso que sea, se puede considerar “legitimidad” como un principio de aceptación de una autoridad determinada.

De acuerdo a la teoría jurídica, la legitimidad de un acto implica necesariamente que posea de tres características:

  • Validez: Que cuente con un correcto origen.
  • Justicia: Que otorgue a cada quien lo que le corresponde.
  • Eficacia: Que se rija por las reglas de juego.

Basta con que alguno de estos tres elementos falle, para que una acción deje de ser legítima o, cuando menos, posea una legitimidad cuestionable. Si una autoridad no es legítima, por ejemplo, no estamos realmente obligados a obedecerla.

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Diferencia entre legalidad y legitimidad

La palabra legítimo proviene del latín legitimus, derivado de legis (“ley”), y es un adjetivo que en nuestra lengua posee dos significados principales, de acuerdo con el Diccionario de la Lengua: “Conforme a las leyes” y “lícito o justo”. Es decir que la legitimidad es al mismo tiempo la adecuación de algo a la ley, pero también a lo que se considera legal y justo, puesto que ambas cosas pueden no ser exactamente lo mismo.

Pongamos un ejemplo de ello: en la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, los judíos fueron despojados legalmente de todos sus derechos ciudadanos y reducidos a mano de obra esclava en campos de concentración.

Esto ocurrió de manera legal, o sea, a través de las leyes que eran dictadas por el gobierno nazi de Adolf Hitler, pero no era una acción legítima de cara a los Derechos Humanos y a lo que la mayoría del mundo consideraba y considera hoy en día como justo, lícito o correcto. Por esa razón, los nazis sobrevivientes a la guerra fueron enjuiciados y sentenciados en los famosos juicios de Nuremberg.

Otro ejemplo posible de esta diferencia está en los regímenes dictatoriales que alcanzan el poder mediante el ejercicio democrático: un presidente llega al poder con la mayoría de los votos y una vez gobernando, cambia las leyes del país a su conveniencia y se eterniza en el poder.

Pues bien, el mando de ese presidente será legal, ya que se rige por lo que establecen las leyes (que él mismo redactó), pero habrá perdido su legitimidad original, pues ha roto las reglas de juego democrático y se ha convertido en una dictadura.

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Legitimidad del poder

La legitimidad es muy importante para el ejercicio del poder en el marco de las sociedades civilizadas. En ellas se establecen procedimientos, normas y parámetros para delimitar y vigilar a quienes tengan el poder, especialmente del Estado, ya que este último es la institución encargada de hacer y hacer cumplir las leyes.

Quienes rompen las normas definidas por la sociedad pierden legitimidad a pesar de estar nominalmente en el poder. En consecuencia, para la sociedad no ameritan ser obedecidos y así pueden perder también su poder.

Cuando un Estado se ve obligado a forzar la obediencia de la mayoría de sus ciudadanos mediante la violencia o la coacción, generalmente dicho Estado ha perdido su legitimidad, pues los ciudadanos ya no consideran su autoridad como válida. Es decir que los Estados modernos requieren de un cierto margen de consenso entre la población para poder decidir de manera pacífica quién ejercerá el poder.

Sin legalidad, viviríamos según la ley del más fuerte, donde los poderosos se adueñan del mando y su autoridad es impuesta a la fuerza. O bien careceríamos de pacto social y cada quien obedecería únicamente al poder que le conviene, lo cual conduce hacia el caos social.

Causas de la pérdida de legitimidad

Una autoridad puede perder su legitimidad debido a muchos factores específicos, como son:

  • Ilegitimidad de origen. El poder que se alcanza a través de medios ilegítimos, no reconocidos ni avalados por la sociedad (como golpes de Estado, elecciones fraudulentas, etc.), resulta ilegítimo desde su origen mismo.
  • Corrupción e ineficiencia. Cuando una autoridad abandona las labores que se espera que cumpla, o simplemente se dedica a beneficiar a las personas que detentan el poder, normalmente su legitimidad disminuye o se pierde, ya que no están usando el poder para lo que deberían.
  • Abandono de las reglas de juego. Si la autoridad violenta las reglas de juego, utilizando su poder para permanecer en el cargo, para favorecer a particulares o para cualquier fin no contemplado como válido y justo, perderá legitimidad frente a la gente.
  • Demostración de incapacidad para el poder. Cuando los poderosos o las autoridades exhiben una conducta errática, o criminal, o inmoral o irresponsable, que los deslegitima a ojos de sus seguidores, su voluntad de mando se debilita y es probable que de un modo u otro sean desobedecidos y alejados del poder.

Cada colectivo humano y cada marco legal contempla los casos específicos y las medidas a aplicar en caso de que la autoridad pierda legitimidad y sea necesario elegir una nueva.

Legitimidad social

Se habla a menudo de legitimidad social para referirse a las formas de aprobación colectiva que reciben individuos, organizaciones o iniciativas alejadas del poder político.

La legitimidad social, así, equivale a la visión y aprobación del resto del grupo, es decir, a lo dispuesta que se muestra la sociedad a reconocer a un organismo, una entidad o una voz especializada. Se diferencia, pues, la legitimidad social de la política en que no existen organismos o instituciones que la gestionan, sino que depende enteramente de la apreciación del colectivo.

Por ejemplo, organizaciones internacionales como la ONU han visto afectada su legitimidad social internacional cuando no pudieron impedir que países poderosos como Estados Unidos invadieran a comienzos de siglo XXI varias naciones del Medio Oriente.

Para este organismo multilateral la intervención bélica no estaba justificada. Sin embargo, su autoridad fue insuficiente para impedirla, de modo que, en adelante, su legitimidad social se ha visto disminuida entre las sociedades del tercer mundo.

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Referencias

¿Cómo citar?

"Legitimidad". Autor: Equipo editorial, Etecé. De: Argentina. Para: Concepto.de. Disponible en: https://concepto.de/legitimidad/. Última edición: 10 de enero de 2024. Consultado: 26 de abril de 2024

Sobre el autor

Última edición: 10 enero, 2024

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