Te explicamos qué son las fuentes de la historia, por qué son imprescindibles y las características de cada tipo de fuente histórica.
¿Qué son las fuentes de la historia?
Las fuentes históricas o fuentes de la historia son el conjunto de objetos, documentos, testimonios y representaciones que le brindan al historiador información sobre el pasado. Se trata de las fuentes de información que los historiadores interpretan para reconstruir lo sucedido.
A diferencia de otras disciplinas sociales que pueden observar su objeto de estudio de manera directa, los historiadores analizan el pasado, un fenómeno que no se puede reproducir, que es único y es irrepetible. Para estudiarlo, analizan las diferentes fuentes de información disponibles a partir de un método histórico.
Las fuentes deben ser contrastadas y estudiadas teniendo en cuenta su contexto de producción. Además, es importante identificar su nivel de confiabilidad (es decir, qué tan representativas son de la realidad que enuncian) y analizar qué información aportan sobre el pasado. Todos los relatos históricos se fundamentan en el análisis de fuentes.
Por esta razón, la academia histórica fomenta que quien investigue busque la mayor cantidad y variedad posible de fuentes. El objetivo es reconstruir de la manera más neutral y objetiva posible un relato sobre el pasado.
Por ejemplo, no es lo mismo reconstruir qué pasó en una guerra de la Antigüedad a partir del testimonio de un soldado del bando vencedor que hacerlo en base a los relatos hechos por el bando derrotado.
Ver también: Fuentes de información
Tipos de fuentes históricas
A la hora de clasificar las fuentes históricas, la principal diferencia radica entre fuentes primarias y fuentes secundarias. Las fuentes primarias son testimonios, objetos y otros documentos que se elaboraron en el periodo de la historia que se estudia.
Las fuentes secundarias son las llamadas “fuentes historiográficas”. Se trata de relatos y estudios elaborados por otros historiadores y, por lo tanto, permiten conocer el pasado a través de una interpretación ya realizada. Se trata de información que surge de otras investigaciones históricas y de los aportes de otras disciplinas.
Las fuentes primarias se clasifican en:
Fuentes escritas. Son aquellas que dependen del lenguaje escrito, tales como tratados, obras literarias, crónicas, documentos, periódicos, inscripciones, etc. Es común clasificarlas en:
- Documentales, cuando son emitidas por instituciones o entidades públicas, o forman parte de algún tipo de burocracia o registro formal.
- Periódicas, cuando son publicadas o divulgadas con fines informativos o de entretenimiento, y forman parte de una publicación continua o cotidiana.
- Literarias, cuando forman parte de obras de arte escritas, como poemas, novelas, épicas, cantos, etc.
- Científicas, cuando son fruto de investigaciones de campo, observaciones directas u otras labores propias del pensamiento científico.
- Personales, cuando fueron escritas con la intención de registrar lo vivido por alguien, como memorias, diarios, correspondencia, o bien fueron generadas como soporte de otras actividades, como notas, borradores, etc.
Restos materiales. Se trata de diferentes tipos de restos que muestran la actividad de la vida en sociedad. Pueden ser, por ejemplo, restos fósiles, construcciones (como templos, caminos o viviendas), armas o vestimentas.
Fuentes audiovisuales. Son registros de imágenes y sonidos. Por ejemplo, fotografías y videos, pinturas, grabados o caricaturas de periódicos.
Testimonios orales. Son testimonios que se transmiten a través de la palabra. Pueden ser relatos verbales de personas que presenciaron acontecimientos históricos o incluso narraciones, anécdotas, mitos y canciones que se transmitieron de manera oral.
Sigue con: Tipos de investigación
Las fuentes y el método histórico
Para llevar a cabo sus investigaciones y obtener resultados fidedignos, los historiadores trabajan a partir de un método científico, que está organizado en diferentes etapas. Todas las etapas son importantes y en su conjunto tienen como objetivo crear una reconstrucción del pasado objetiva y neutral.
Las etapas del método histórico son:
- Elección del tema. Se establece cuál es la problemática a investigar y analizar. Se hacen preguntas en torno a la cuestión; qué, cómo, dónde, por qué sucedieron los acontecimientos del tema en estudio y quiénes los protagonizaron, cuáles eran sus intenciones, intereses o dificultades
- Elaboración de una hipótesis. A partir de las preguntas formuladas, se elaboran suposiciones (es decir, posibles respuestas). Estas suposiciones se llaman “hipótesis” y podrán ser acertadas o erróneas
- Búsqueda de información. Los historiadores buscan diferentes tipos de fuentes adecuadas para el estudio del tema. Dependiendo del nivel de investigación académica, del acceso y de las fuentes disponibles, los historiadores trabajan con fuentes primarias o fuentes secundarias.
- Análisis de fuentes. Se analizan, comparan e interpretan las diferentes fuentes disponibles en relación a las hipótesis propuestas.
- Elaboración de conclusiones. Se escribe el análisis y se proponen conclusiones de investigación que implican el acierto o no de las hipótesis según el análisis de las fuentes.
- Difusión de la investigación. Los estudios se pueden difundir por distintos medios, como en publicaciones científicas, series documentales, libros, clases, programas culturales.
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Referencias
- Galliano, A., Katz, M. y otros (2015). “El trabajo de los historiadores”. Ciencias Sociales. Historia y espacios geográficos desde el origen del hombre hasta la Edad Media. Edelvives.
- González, M. P. y Massone, M. (2002). “El trabajo de reconstrucción histórica”. Sociedades. Vicens Vives.
- Marquez, M. y Cassano, K. (2010). “Las fuentes de la historia”. Ciencias Sociales 1. Mandioca.
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