Homofobia

Te explicamos qué es homofobia, qué tipos existen y sus formas a lo largo de la historia y en la actualidad. Además, la lucha contra ella.

homofobia
La homofobia puede basarse en ideas obsoletas de la moral, la salud o la familia.

¿Qué es la homofobia?

La palabra homofobia está compuesta por dos voces griegas, que son homo, “igual”, y phobos, “miedo”. En la actualidad se emplea para darle nombre a la manifestación irracional de temor, aversión o rabia hacia la homosexualidad o las personas homosexuales, siempre que dicho sentir tenga su origen en la cultura y no en experiencias traumáticas pasadas.

Si bien existe el término lesbofobia, para referirse al mismo fenómeno social en relación a las mujeres homosexuales, la palabra homofobia suele incluirlo, así como la aversión a la transexualidad y los transexuales, aunque para ello recientemente se acuñó y se prefiere el término transfobia. Este fenómeno a menudo se ancla en ideas religiosas, conservadoras o discursos médicos obsoletos y desfasados.

La homofobia se manifiesta en un conjunto de actitudes de desprecio e incluso odio, que pueden ser más o menos abiertas y frontales, y más o menos violentas y peligrosas. Dichas actitudes parten de la consideración de que la homosexualidad es una conducta equívoca, moralmente reprobable, cuando no una enfermedad o un problema psicológico.

Las personas homofóbicas u homófobas pueden serlo sin darse cuenta, o pueden tener actitudes homofóbicas sin que necesariamente se consideren a sí mismas homófobas, o sin estar de acuerdo con lo descrito en el párrafo anterior, incluso siendo amigos o familiares de personas homosexuales.

También es posible hallar actitudes homofóbicas en personas homosexuales, lo cual agrava aún más su padecimiento sumándoles culpa o desprecio por sí mismos al rechazo que sienten.

Los motivos detrás de la homofobia pueden ser muy diversos. Es común que se manifieste como parte del discurso de colectivos de por sí violentos, como el supremacismo racial, o de sectores muy conservadores de la sociedad, como el fundamentalista religioso.

Hay, sin embargo, quienes ven en las actitudes de rechazo irracional o de persecución obsesiva una declaración oculta de interés, de modo que en el corazón del homofóbico habría un impulso homosexual fuertemente reprimido. Existe, en todo caso, mucho debate al respecto.

Ver también: Discriminación

Tipos de homofobia

Sin que exista una clasificación única o universal, puede diferenciarse la homofobia de acuerdo al lugar de donde proviene:

  • Homofobia institucional. Aquella que proviene de las instituciones oficiales, es producto de decisiones gubernamentales o se encuentra anidada en el discurso o las prácticas de instituciones religiosas, sociales o culturales.
  • Homofobia aprendida. La que se nos transmite culturalmente y socialmente sin que nadie la enuncie frontal o directamente, sino que se alimenta de manera pasiva a partir de los roles establecidos por género que la sociedad en su conjunto impone a las nuevas generaciones. Incluso las personas homosexuales reciben dicha educación en la que sus preferencias no se hallan representadas.
  • Homofobia interiorizada. La que proviene inconscientemente de las propias personas homosexuales y se manifiesta a pesar de no estar asumida formalmente, sino a menudo todo lo contrario. Una persona puede incluso ser abiertamente homosexual, militar en la causa LGBT+, y sin embargo sufrir de homofobia interiorizada o inconsciente.
  • Homofobia en heterosexuales. La forma quizá más común y manifiesta en personas de orientación heterosexual, tiene que ver con la sensación de estar amenazado por el deseo del homosexual o por su elección de género. Además, se la comprende como una forma de existencia contranatura, porque no puede procrear, y por ende se piensa que proviene de algún trauma, o incluso de la falta de relaciones sexuales “normales”, lo cual puede conducir en el caso de la mujer a violaciones “correctivas”.

Homofobia en la historia

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El escritor Oscar Wilde fue condenado por ser homosexual.

La homosexualidad es tan antigua como la humanidad misma, o quizás más, dado que es común en primates superiores y otros animales. Además, fue aceptada y reconocida como una forma de amor en culturas tan importantes para Occidente como la grecorromana. Sin embargo, también la homofobia posee una larga historia en la cultura.

Por ejemplo, la homosexualidad aparece condenada en numerosos de los textos religiosos antiguos, como el Antiguo Testamento bíblico. Se piensa que ello podría provenir de la prohibición de las relaciones homosexuales que el rey asirio Tiglatpileser I (1114-1076 a. C.) impuso al Reino Assirio, del cual eran vasallos tanto Judá como Israel, los reinos judíos.

En todo caso, la tradición hebrea reprodujo la prohibición. Luego la heredó el cristianismo, interpretando los pasajes de Sodoma y Gomorra en la Biblia como una advertencia explícita contra las relaciones en ese entonces consideradas contra natura.

De hecho, San Agustín (354-430) fue el primero en documentar la asociación del sexo anal con el “pecado de Sodoma” o “sodomía”, aunque este último término aparecería mucho después, en el Liber Gommorrhianus del monje benedictino y asceta Petrus Damianus (1007-1072).

Pero mucho antes, en el siglo VI d. C., ya el emperador bizantino Justiniano (483-565) y su consorte Teodora (500-548) habían prohibido expresamente los actos “antinaturales”, amparándose en distintos motivos políticos y religiosos. Prometían la pena de castración y humillación pública (paseo público) para los culpables.

La persecución de los llamados “sodomitas” en la Europa cristiana no conocía fronteras.Tanto en la Inglaterra protestante como en la España inquisitorial fueron delitos severamente castigados. En la primera se lo llamaba buggery y era castigado con la horca por el Buggery Act de 1533, por ejemplo. Recién con la Revolución Francesa en 1789 se abolieron las leyes que penaban con muerte la homosexualidad.

Sin embargo, en la Edad Moderna la homosexualidad aún no fue aceptada. Personajes célebres como Oscar Wilde (1854-1900) fueron a la cárcel en reiteradas ocasiones en la Inglaterra victoriana.

Los gobiernos del siglo XX, herederos de la misma tradición, castigaron también la homosexualidad, especialmente en las dictaduras fascistas de España y Alemania, en las que se fusilaba o se encerraba en campos de concentración a los homosexuales.

Medidas similares tuvieron otros regímenes posteriores, como el llamado Proceso de Reorganización Nacional Argentino o incluso en el Pinochetismo chileno. Incluso en países no dictatoriales, como la Alemania socialista (República Democrática Alemana) o la Alemania capitalista (República Federal Alemana), la homosexualidad fue delito hasta 1957 y 1969 respectivamente.

Este panorama comenzó a mejorar desde la década de 1970, gracias a los movimientos de liberación sexual y la contracultura en Occidente. Por otro lado, tuvo un importante retroceso cuando se oficializó la pandemia del Sida, considerada durante la década de 1980 como una “enfermedad de homosexuales”.

Algo curioso de acotar es que la homosexualidad femenina, si bien mal vista y castigada también, fue siempre menos problemática para el orden establecido que la masculina. Sin duda esto se debe al rol subalterno que la mujer ha jugado a lo largo de la historia, y a la poca oportunidad que ella le dejaba para la experimentación y la búsqueda de los placeres, considerando lo jóvenes que eran seleccionadas para el matrimonio.

Homofobia en la actualidad

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Muchas personas siguen siendo víctimas de la violencia homofóbica en la actualidad.

Las legislaciones se han hecho más liberales y tolerantes con la homosexualidad en Occidente, y las generaciones recientes han sido mucho más abiertas respecto a la aceptación y normalización de la misma. Sin embargo, es imposible afirmar que la homofobia haya desaparecido. En todo caso, se ha convertido en un asunto ilegal, no reconocido formalmente, pero a menudo llevado a cabo en la práctica.

La discriminación laboral, el acoso y la violencia, o simplemente la negativa al reconocimiento de ciertos derechos básicos fundamentales, como el matrimonio entre personas del mismo sexo (o unión civil, según cómo se lo llame), son realidades con las que deben lidiar los homosexuales en Occidente.

Al mismo tiempo, la homosexualidad sigue siendo un delito castigado hasta con la muerte en numerosas naciones del Medio Oriente o el Asia menor, especialmente en aquellos con gobiernos teocráticos o fundamentalistas.

Se estima que, en el año 2000, una persona homosexual era asesinada cada dos días en el mundo, debido a actos violentos de homofobia. Según las cifras de Amnistía Internacional, todavía 70 países persiguen formalmente la homosexualidad y en 8 de ellos se les codena a la muerte.

Lucha contra la homofobia

Homofobia
La resolución de despenalizar la homosexualidad fue firmada por 66 países de la ONU.

Afortunadamente, muchas iniciativas aspiran a visibilizar la homofobia y así dar los primeros pasos en su contra. De hecho, desde 1990 cada 17 de mayo se celebra el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia (IDAHO), para conmemorar la eliminación de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud.

En 2008, el embajador de Francia a la Organización de las Naciones Unidas solicitó formalmente que la homosexualidad sea despenalizada a nivel mundial, mediante una resolución conjunta que, sin embargo, sería no vinculante. La resolución fue firmada por 66 de los países miembros, en su mayoría occidentales, y rechazada por países como Estados Unidos, China, Rusia, El Salvador y las naciones de mayoría islámica.

A pesar de ello, en Occidente son cada vez más las naciones que legalizan el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción por parejas del mismo sexo, dando así pasos gigantes e inéditos en la materia.

Homofobia y machismo

El machismo y la homofobia tienen mucho que ver, como lo pone en evidencia el hecho de que a los varones homosexuales se les acuse tradicionalmente de ser “afeminados” o de querer ser “la mujer de la relación”. De hecho, también es tradicional considerar como pasivo al sexo femenino –el sexo “débil”– frente a la actividad del masculino.

Como se verá, se trata de un sistema de valoración de las personas en base a su sexo biológico o su orientación sexual, que pone en la cima de todo al “macho”: el varón heterosexual. Es por ello que, para combatir el sexismo y la homofobia, es necesario combatir el machismo a la vez.

Más en: Machismo

Referencias

¿Cómo citar?

"Homofobia". Autor: Equipo editorial, Etecé. De: Argentina. Para: Concepto.de. Disponible en: https://concepto.de/homofobia/. Última edición: 12 de agosto de 2022. Consultado: 19 de abril de 2024

Sobre el autor

Última edición: 12 agosto, 2022

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