Te explicamos qué son los sesgos cognitivos, qué tipos existen y ejemplos. Además, te contamos cómo mitigarlos.

¿Qué son los sesgos cognitivos?
Los sesgos cognitivos son razonamientos que producen falsas interpretaciones sobre la realidad o conclusiones erróneas. Por ejemplo: confiar en todo lo que dice una persona solo porque tiene un pensamiento similar al propio.
Los sesgos cognitivos se producen por diversas razones. La principal es que el cerebro suele tomar decisiones de forma rápida, por lo cual a veces utiliza razonamientos automáticos o asocia elementos de forma incorrecta o simplificada.
La sobreabundancia de información o, por el contrario, la falta de información suficiente también pueden producir sesgos cognitivos que conduzcan a conclusiones erróneas. Asimismo, las confusiones, los prejuicios, las simplificaciones y las percepciones erróneas suelen dar origen a sesgos cognitivos.
Los sesgos cognitivos son estudiados por la psicología, especialmente la psicología cognitiva, con el objetivo de comprender cómo funciona la mente humana. Además, son tenidos en cuenta por la epistemología y la filosofía de la ciencia, con el fin de evitarlos y producir conocimiento válido y verdadero.
Preguntas frecuentes
¿Qué quiere decir sesgo cognitivo?
Un sesgo cognitivo es un proceso mental erróneo que genera falsas interpretaciones o conduce a conclusiones inválidas.
¿Cuáles son los tipos de sesgos cognitivos?
Los más comunes son el sesgo de confirmación, el sesgo de anclaje, el sesgo de negatividad, el sesgo de disponibilidad, el efecto halo o cuerno, el sesgo de status quo, el sesgo retrospectivo, el sesgo de correspondencia y el sesgo de confirmación.
¿Cómo se pueden mitigar los sesgos cognitivos?
Analizando la información de manera crítica, utilizando un sistema de pensamiento racional y buscando información confiable.
Ver también: Pensamiento crítico
Tipos y ejemplos de sesgos cognitivos
Algunos tipos de sesgos cognitivos son:
- Sesgo de confirmación. Se produce cuando una persona interpreta la información únicamente para reafirmar sus ideas y creencias, sin tener en cuenta que puede haber otras interpretaciones. Por ejemplo: sostener que un producto es bueno solo por haber leído comentarios positivos en internet, obviando los negativos.
- Sesgo de anclaje. Se produce cuando se analizan situaciones o se toman decisiones bajo la influencia de la primera impresión que se tiene sobre un tema. Por ejemplo: ver un televisor “rebajado” en un 25 % y percibirlo barato, aunque siga siendo caro.
- Sesgo de negatividad. Ocurre cuando una persona está predispuesta a interpretar determinada información de forma negativa o pesimista. Por ejemplo: después de recibir diez elogios y una crítica, pensar solo en la crítica.
- Sesgo de disponibilidad. Sucede cuando se juzga una situación con la primera idea que se viene a la mente, es decir, basándose en la facilidad con la que se piensa en ejemplos relacionados. Por ejemplo: después de ver noticias sobre accidentes aéreos, creer que tomar un avión es más peligroso que conducir.
- Efecto halo o cuerno. Consiste en interpretar todo lo que una persona dice o realiza desde un prejuicio o una primera impresión general, ya sea positiva o negativa. Por ejemplo: creer que porque una persona es simpática también será responsable en su trabajo (efecto halo), o considerar que un estudiante es irresponsable porque una vez llegó tarde a clases (efecto cuerno).
- Sesgo de status quo. Consiste en priorizar irracionalmente las condiciones de una situación tal como existe y sin cambios, antes que cualquier otra opción. Por ejemplo: mantener en una empresa un software antiguo y poco eficiente porque “siempre se usó así”.
- Sesgo retrospectivo. Ocurre cuando se cree que las consecuencias de un hecho pasado eran inevitables desde un principio. Por ejemplo: frente a la aprobación de una ley polémica, decir que “era predecible que el Congreso votara así”.
- Sesgo de correspondencia. Consiste en atribuir las causas de las acciones de los individuos a características particulares y personales, y no a la posible influencia del contexto u otros factores. Por ejemplo: creer que un jugador de fútbol no es bueno porque erró un penal, sin considerar que eso puede haber sucedido porque la cancha estaba embarrada.
- Sesgo de autoservicio. Consiste en atribuir los éxitos personales a características internas (como el esfuerzo o el talento) y los fracasos a factores externos (como circunstancias ajenas a uno o mala suerte). Por ejemplo: creer que no se obtuvo un trabajo porque se tiene mala suerte, y no por falta de formación.
- Sesgo de falso consenso. Consiste en interpretar erróneamente la información o la realidad creyendo que la opinión de uno es compartida por la mayoría. Por ejemplo: dar por descontado que todos quieren cenar pizza solo porque uno lo prefiere así.
- Sesgo de memoria. Se produce cuando una persona tiende a recordar ciertos tipos de eventos de manera diferente a cómo ocurrieron, por lo general de forma negativa. Por ejemplo: creer que la presentación de un proyecto salió mal porque la persona recibió una crítica o una posible corrección.
- Sesgo de género. Ocurre cuando se interpreta la realidad atribuyendo estereotipos o roles específicos a las personas según su género. Por ejemplo: creer que las mujeres tienen que ocuparse de las tareas del hogar porque pertenecen al género femenino.
- Sesgo de supervivencia. Consiste en interpretar erróneamente un hecho porque solo se tiene en cuenta la experiencia de quienes tuvieron éxito o salieron beneficiados. Por ejemplo: creer que las empresas del sector tecnológico siempre son exitosas, sin tener en cuenta las que no pudieron crecer o cerraron.
- Sesgo de selección. Se produce en estudios estadísticos en los que la selección de la muestra no sirve para representar correctamente las características de una población. Por ejemplo: hacer una encuesta sobre hábitos de lectura en una biblioteca y concluir que “todo el mundo lee mucho”.
- Sesgo de información. Se produce cuando en una investigación no se analiza, recopila o mide correctamente la información, de modo que esto conduce a errores de interpretación. Por ejemplo: sacar una conclusión sobre la satisfacción de los clientes analizando solo encuestas online y dejando afuera a quienes no usan internet.
- Sesgo de afinidad. Ocurre cuando se interpreta un evento o determinada información favoreciendo la perspectiva de aquellas personas con las que se tiene cercanía emocional o ideológica. Por ejemplo: creer que la opinión de una persona sobre un tema es válida solo porque se comparten ciertos intereses o pasatiempos.
- Sesgo de comparación. Consiste en interpretar un hecho como si fuera igual a otro anterior, sin tener en cuenta que puede haber diferencias por el contexto u otros factores. Por ejemplo: creer que se estudió poco para un examen solo porque otro estudiante dijo que pasó más horas repasando.
- Sesgo de expectativa. Ocurre cuando se analiza información priorizando lo que una persona espera de la realidad, puesto que pesan más sus anhelos que lo que verdaderamente sucede. Por ejemplo: percibir cada pregunta de un examen más complicada de lo que realmente es por haber ido a rendir con la idea preconcebida de que iba a ser muy difícil.
- Sesgo o efecto de tercera persona. Sucede cuando alguien cree que los medios de comunicación tienen un impacto o una influencia mayores en el resto de las personas que en sí mismo. Por ejemplo: creer que la publicidad no influye en uno pero sí en las demás personas.
- Sesgo de creencia. Se produce cuando una persona supone que un razonamiento es válido solo porque la conclusión es verdadera, sin tener en cuenta que el razonamiento podría estar mal elaborado. Por ejemplo: creer que está lloviendo porque hizo mucho calor (aunque efectivamente haga calor, eso no es condición suficiente para que llueva).
- Sesgo de retrospección idílica. Consiste en considerar que las épocas pasadas fueron mejores que el presente, lo cual suele llevar a una interpretación errónea de la realidad actual. Por ejemplo: creer que un trabajo pasado era mejor que el actual, olvidando los aspectos negativos que tenía.
- Sesgo de estereotipo. Se produce cuando una persona juzga la realidad basándose en estereotipos, es decir, prejuicios sobre un grupo de personas. Por ejemplo: creer que todos los jóvenes hablan de manera incorrecta.
- Sesgo de encuadre. Ocurre cuando se interpreta la información incorrectamente porque no se analizan los datos de forma objetiva, sino teniendo en cuenta solo la perspectiva con la que son presentados. Por ejemplo: creer que un tratamiento médico es seguro porque es efectivo en el 90 % de los casos, pero considerar que otro no es seguro porque falla en 1 de cada diez casos, lo cual significa lo mismo.
- Sesgo de autoridad. Se produce cuando se considera más válido el razonamiento o la opinión de una persona únicamente porque es un sujeto con algún tipo de autoridad. Por ejemplo: creer que es más confiable una noticia de un medio de comunicación reconocido que una noticia elaborada por un periodista independiente.
¿Cómo disminuir los sesgos cognitivos?
Todas las personas razonan con sesgos cognitivos de manera constante, porque, al tener que tomar decisiones rápidamente o analizar situaciones de la vida cotidiana, utilizamos atajos mentales para obtener conclusiones con menos esfuerzo.
Sin embargo, tanto en el día a día como en el ámbito científico, se pueden disminuir los sesgos cognitivos aplicando algunos procedimientos:
- Conocer los sesgos cognitivos. Si una persona conoce los sesgos cognitivos y sabe que se emplean con frecuencia, puede intentar evitarlos en sus razonamientos.
- Analizar la información de manera crítica. Se debe procesar la información con la mayor objetividad posible y teniendo en cuenta que puede haber múltiples perspectivas.
- Utilizar un sistema de pensamiento racional. Se deben emplear argumentos lógicos y métodos de razonamiento válidos, para obtener conclusiones más sólidas.
- Buscar información confiable. Es necesario consultar fuentes confiables para obtener datos certeros, y evitar aquellas que transmiten información falsa o que están mediatizadas por creencias, prejuicios o cuestiones ideológicas.
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Referencias
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