Monarquía constitucional

Te explicamos qué es una monarquía constitucional, sus características y ejemplos actuales. Además, la monarquía parlamentaria.

¿Qué es la monarquía constitucional?

La monarquía constitucional es una forma de gobierno en la que el rey es el jefe del Estado pero sus atribuciones están limitadas por una Constitución. En este sistema político, existe una separación de poderes y el rey comparte el poder político con otras instituciones, como el Parlamento, un gabinete de ministros y un tribunal de justicia.

Generalmente, en este tipo de monarquías, el rey está a cargo del poder ejecutivo, ya sea de forma directa o mediante el nombramiento del primer ministro y la toma de algunas decisiones políticas. Sin embargo, en muchos casos, ejerce la jefatura del Estado en un sentido puramente ceremonial o representativo. En este caso, se suele preferir el término monarquía parlamentaria, entendida como un tipo de monarquía constitucional diferente al modelo clásico. Algunos ejemplos históricos de monarquías constitucionales en las que el rey aún conservaba una cuota de poder político fueron el Reino Unido entre 1689 y las primeras décadas del siglo XX, y España entre el siglo XIX y comienzos del XX.

Las monarquías constitucionales se caracterizan por combinar algunos aspectos de la tradición monárquica, como la autoridad vitalicia del rey y su sucesión hereditaria, con las instituciones republicanas, que garantizan la división de poderes y el imperio de la ley bajo el marco normativo de la Constitución. En este sentido, las monarquías constitucionales se diferencian de las monarquías absolutas, en las que la voluntad del monarca es ley porque este concentra el poder político.

Las monarquías constitucionales pueden funcionar como regímenes de gobierno democráticos, en los que la población elige a sus representantes en el Parlamento aun cuando la figura del rey no esté sometida al voto, pues el cargo es hereditario. También pueden coexistir con regímenes antidemocráticos, como ocurrió en Italia con el fascismo entre 1922 y 1943, y en Japón con el nacionalismo militarista entre 1926 y 1945.

En la actualidad, la mayoría de las monarquías constitucionales son de tipo parlamentario, es decir, monarquías parlamentarias. Esto quiere decir que el rey suele ser reconocido como jefe del Estado pero solo cumple un rol simbólico, mientras que el gobierno lo ejerce un primer ministro o presidente del gobierno, formalmente nombrado por el rey pero realmente elegido por el Parlamento.

Ver además: Monarquía

Características de la monarquía constitucional

En general, las monarquías constitucionales se caracterizan por lo siguiente:

• Mantienen un orden monárquico encabezado por un rey hereditario, pero a diferencia de las monarquías absolutas, este cargo no le confiere poderes por encima de lo establecido en la ley.
• Se rigen por una Constitución o ley fundamental, en la que se definen y delimitan las potestades del monarca, y se garantiza la separación e independencia de los tres poderes públicos: ejecutivo, legislativo y judicial.
• En ocasiones, el rey conserva funciones de gobierno y comparte el poder con el Parlamento.
• Las primeras formas de monarquía constitucional surgieron en el Reino Unido en 1689 y en Europa continental luego de la caída del absolutismo y del Antiguo Régimen, entre los siglos XVIII y XIX.
• Las monarquías occidentales contemporáneas son constitucionales, en el sentido de que se basan en una ley constitucional, pero se las suele definir como monarquías parlamentarias, porque en ellas el Parlamento es la principal institución política y el rey tiene un rol solamente simbólico.

Países con monarquía constitucional

En una monarquía constitucional, el monarca debe jurar la Constitución y someterse a ella.

Los principales ejemplos históricos de monarquías constitucionales son aquellos en los que el rey, aunque estaba obligado a jurar la Constitución y someterse a ella, conservaba un grado variable de poder político, entre ellos:

• Reino Unido (siglos XVII-XX), desde que se promulgó la Carta de Derechos (1689) hasta las primeras décadas del siglo XX.
• Francia (siglos XVIII-XIX), cuando se derrocó la monarquía absoluta y se formó la Asamblea Legislativa (1791-1792), y en dos ocasiones durante el siglo XIX (1814-1824 y 1830-1848).
• España (siglos XIX-XX), en la mayor parte del siglo XIX y hasta el golpe de Estado de 1923.

En la actualidad, muchos países tienen la forma de una monarquía constitucional, en el sentido de que cuentan con un monarca y una Constitución. Sin embargo, se trata de monarquías parlamentarias, en las que el rey no tiene ningún poder político y la institución más importante es el Parlamento, como por ejemplo:

• Reino Unido, actualmente bajo el reinado de Carlos III.
• Bélgica, actualmente bajo el reinado de Felipe.
• Países Bajos, actualmente bajo el reinado de Guillermo Alejandro.
• España, actualmente bajo el reinado de Felipe VI.
• Suecia, actualmente bajo el reinado de Carlos XVI Gustavo.
• Noruega, actualmente bajo el reinado de Harald V.
• Japón, actualmente bajo el reinado del emperador Naruhito.
• Tailandia, actualmente bajo el reinado de Maha Vajiralongkorn.
• Camboya, actualmente bajo el reinado de Norodom Sihamoni.

Monarquía constitucional y monarquía parlamentaria

En cierto sentido, la monarquía parlamentaria es una forma de monarquía constitucional, ya que las funciones del rey se encuentran contempladas en la Constitución y están limitadas por los demás poderes públicos. Pero, a diferencia de las monarquías constitucionales, en las que el rey retiene el control del poder ejecutivo o conserva algún grado de autoridad política sobre el gobierno, en las monarquías parlamentarias “el rey reina, pero no gobierna”.

Esto quiere decir que el poder legislativo es ejercido por un Parlamento o Asamblea Nacional, que a su vez elige al primer ministro que ejerce la jefatura del gobierno, mientras que el monarca cumple un rol más bien simbólico y representativo, sometido a los designios del Parlamento y, en ocasiones, dedicado a labores diplomáticas.

La mayoría de las monarquías constitucionales contemporáneas son de tipo parlamentario. Aunque el rey y la familia real conservan ciertos privilegios, el Estado se administra y gobierna de acuerdo con los principios de una democracia. Sin embargo, existen algunos casos en los que el rey tiene capacidad de influir sobre los poderes ejecutivo y legislativo, como los reinos de Jordania y Marruecos o el principado de Mónaco, habitualmente caracterizados como monarquías semiparlamentarias o semiconstitucionales.

Más en: Monarquía parlamentaria

Monarquía constitucional y república

La diferencia fundamental entre la monarquía y la república radica en que, en los sistemas republicanos, la soberanía reside en el pueblo, que la delega en sus representantes en los poderes legislativo y ejecutivo a través del sufragio. Esto incluye la elección, directa o indirecta, de la máxima autoridad del Estado (generalmente llamada presidente).

En cambio, en las monarquías, la jefatura del Estado está a cargo de un monarca, que no es elegido por el voto popular sino que accede al cargo por vía hereditaria. Además, en las monarquías tradicionales, la soberanía reside en el monarca, que encabeza el Estado y el gobierno.

Sin embargo, los límites entre república y monarquía son menos evidentes cuando se trata de monarquías constitucionales y parlamentarias, ya que en estas existe una Constitución que reconoce que la soberanía reside en el pueblo, acepta el sistema de representación política y garantiza el imperio de la ley y la separación de poderes, elementos indispensables de la vida republicana. Además, en las monarquías parlamentarias actuales el monarca cumple roles muy limitados, mayormente ceremoniales, por lo que la tradición monárquica no influye en el funcionamiento democrático de la sociedad y en la vigencia del estado de derecho.

La integración de principios democráticos y republicanos en las monarquías es un fenómeno relativamente reciente. El primer ejemplo de monarquía constitucional surgió en el Reino Unido en 1689, cuando se aprobó la Carta de Derechos que incrementó el poder del Parlamento y puso límites a las facultades del monarca. Posteriormente, en el contexto de las luchas contra la monarquía absolutista en Francia y otros países de Europa en los siglos XVIII y XIX, cobraron impulso los ideales republicanos, como la consigna “libertad, igualdad, fraternidad” durante la Revolución francesa de 1789.

La organización de Estados Unidos como una república y la breve experiencia republicana en Francia a fines del siglo XVIII fueron seguidas por los procesos de independencia en Hispanoamérica, que a comienzos del siglo XIX dieron origen a nuevas repúblicas en el territorio americano. Estos hechos alimentaron la presión de liberales y constitucionalistas que buscaban poner límites a los monarcas en Europa y, a la vez, convencieron a algunos sectores monárquicos europeos de que convenía aceptar la incorporación de los límites constitucionales antes que sucumbir a la proclamación de repúblicas.

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Referencias

• Bobbio, N., Matteucci, N. y Pasquino, G. (Dirs.). (2015). Diccionario de política. Siglo XXI.
• Heslop, D. A. (2023). Political system. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/ 
• Schlager, N. y Weisblatt, J. (Eds.). (2006). World Encyclopedia of Political Systems and Parties. Facts on File.The Editors of Encyclopaedia Britannica. (2024). Constitutional monarchy. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/