Te explicamos cuáles son los tipos de suelo y cuáles son las características de cada uno. Además, su clasificación según su composición física y su estructura.

¿Cuáles son los tipos de suelos?
El suelo es la región más superficial de la corteza terrestre, la única biológicamente activa, producto de la desintegración de las rocas y de la acumulación de la materia orgánica. Se trata de una capa sometida a la acción de los elementos climáticos y la acción humana: es allí donde se siembra, de donde se extraen minerales y donde se edifican las ciudades.
Existen diversos tipos de suelos, derivados de distintos procesos de formación. Estos suelen clasificarse de acuerdo con dos criterios:
- Según sus características físicas. A partir de este criterio, los suelos se dividen en alfisoles, andisoles, aridisoles, entisoles, gelisoles, histosoles, inceptisoles, molisoles, oxisoles y vertisoles.
- Según su estructura. A partir de este criterio, los suelos se dividen en arenosos, calizos, humíferos, arcillosos o pedregosos.
Los suelos poseen una importancia vital, ya que en su seno se producen las transformaciones de la energía y la materia. Además, son considerados un recurso fundamental y no renovable del planeta.
- Ver además: Capas del suelo
Tipos de suelos según sus características físicas
Alfisoles
Los alfisoles son suelos de textura media a fina, con un horizonte subsuperficial rico en arcilla y con buena capacidad de retención de nutrientes.
Se desarrollan principalmente en climas templados y tropicales subhúmedos. Presentan una fertilidad elevada, lo que los convierte en aptos para la agricultura, especialmente para cultivos de cereales, hortalizas y frutales.
Andisoles
Los andisoles son suelos oscuros formados a partir de cenizas y otros materiales expulsados por erupciones volcánicas. Presentan una gran fertilidad gracias a la riqueza mineral de su origen.
Son comunes en zonas montañosas con actividad volcánica reciente o pasada, como los Andes o regiones del cinturón de fuego del Pacífico.
Aridisoles
Los aridisoles son suelos que se desarrollan en climas áridos y semiáridos, donde las precipitaciones son muy bajas y la evaporación es elevada. Esto provoca que tengan muy poca humedad y escasa materia orgánica. Suelen contener acumulaciones de sales y su color tiende a ser claro.
Debido a sus limitaciones hídricas, no son naturalmente productivos, aunque con riego controlado y fertilización, pueden utilizarse para producir cultivos adaptados a condiciones secas.
Entisoles
Los entisoles son suelos jóvenes que se forman en áreas de rápida erosión, como riberas de ríos, laderas inestables o dunas. Su composición y fertilidad varían según el entorno, pero en general requieren de tecnología para capturar agua y evitar la erosión para poder ser productivos.
Gelisoles
Los gelisoles se encuentran en regiones frías, donde el suelo permanece congelado durante gran parte del año. Este congelamiento limita la actividad biológica y la formación de materia orgánica estable.
Son comunes en tundras y zonas polares, y su uso agrícola es casi nulo.
Histosoles
Los histosoles están compuestos principalmente por materia orgánica en distintos grados de descomposición. Son suelos típicos de ambientes húmedos, como pantanos, humedales o ciénagas. Son de color oscuro, con una alta capacidad para retener agua y nutrientes.
Son muy importantes para la biodiversidad y la regulación hídrica, pero al mismo tiempo muy vulnerables a la degradación cuando se someten a explotación intensiva.
Inceptisoles
Los inceptisoles son suelos que se encuentran en una amplia gama de climas y paisajes. Su fertilidad es variable, pero en general son productivos si reciben un manejo agrícola adecuado.
Su formación relativamente reciente los hace sensibles a la erosión si se elimina su cobertura vegetal.
Molisoles
Los molisoles son suelos profundos, oscuros y ricos en humus, típicos de regiones de praderas y pastizales. Tienen una alta fertilidad natural y una estructura que facilita la infiltración de agua.
Se utilizan ampliamente para la agricultura intensiva, especialmente para cultivos de cereales, debido a su gran capacidad de almacenamiento de nutrientes.
Oxisoles
Los oxisoles son suelos muy antiguos, formados en regiones tropicales y subtropicales con altas temperaturas y precipitaciones abundantes. Presentan un color rojizo debido al alto contenido de óxidos de hierro.
Son pobres en nutrientes debido al lavado constante por las lluvias, pero pueden aprovecharse para cultivos con fertilización intensiva. Son muy importantes en la protección de los ecosistemas tropicales.
Vertisoles
Los vertisoles son suelos con una altísima proporción de arcilla, lo que provoca que se agrieten durante la sequía y se hinchen con las lluvias. Esta característica dificulta su aprovechamiento, pero también les otorga buena capacidad para retener nutrientes.
Son comunes en climas áridos y semiáridos con estaciones bien marcadas.
Tipos de suelos según su estructura
Suelos arenosos

Los suelos arenosos están compuestos mayoritariamente por arena. Poseen muy poca materia orgánica y son poco capaces de retener agua, por lo que no resultan fértiles ni aptos para el cultivo. Aun así, algunas especies vegetales se han adaptado a la vida en ellos, mediante recursos estratégicos para retener en sus cuerpos el agua disponible.
Estos suelos son típicos de regiones costeras, desérticas o semidesérticas.
Suelos calizos

Los suelos calizos poseen un alto contenido de sales calcáreas (cales), y se encuentran en lugares áridos y secos. Se trata de suelos de color blanco, duros y fáciles de erosionar, que a pesar de poseer una riqueza mineral relativa, son poco aptos para la agricultura y el cultivo.
Estos suelos son típicos de altiplanos montañosos y planicies áridas con muy pocas precipitaciones.
Suelos humíferos

Los suelos humíferos están compuestos por tierra negra u oscura, ya que son ricos en materia orgánica en proceso de descomposición (humus). Por ese motivo, retienen muy bien el agua y se consideran los más aptos para el cultivo.
Su formación se da gracias a la acumulación y la descomposición de restos animales y vegetales. Son muy aprovechados para la práctica de la agricultura intensiva.
Suelos arcillosos

Los suelos arcillosos presentan un alto contenido de arcilla. Su coloración tiende a ir del blanco (mayor pureza) al anaranjado (menor pureza).
Su principal característica es que retienen mucha agua, se saturan rápidamente y son propensos a producir inundaciones, lo que los hace poco propicios para el cultivo y la agricultura. Sin embargo, a través de una mezcla con humus y materia orgánica, pueden ser aprovechables para la siembra, siempre que se controle el drenaje y la acidez.
Los suelos arcillosos se suelen encontrar en regiones húmedas y templadas.
Suelos pedregosos

Los suelos pedregosos están compuestos por rocas y fragmentos de rocas de variado tamaño. Se trata de suelos con poca capacidad de retención del agua.
Su aprovechamiento productivo exige retirar primero las piedras y muchas veces también una labor de nivelado, ya que son típicos de regiones montañosas. Por esas razones, no son buenos suelos para la agricultura.
Sigue con:
Referencias
- Coarval. (2022). Clasificación de los tipos de suelos. https://coarval.com
- Imbellone, P. A., Giménez, J. E. y Panigatti, J. L. (2010). Suelos de la Región Pampeana. Procesos de formación. Ediciones INTA.
- Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. (1996).El suelo. En Ecología y enseñanza rural. Nociones ambientales básicas para profesores rurales y extensionistas. https://www.fao.org
- Tarbuck, E. y Lutgens, F. (2005). Ciencias de la Tierra. Una introducción a la geología física. Pearson Educación.
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