Te explicamos qué es la disciplina y a qué hace referencia la disciplina como un valor. Además, los tipos que existen y un ejemplo de disciplina.
¿Qué es la disciplina?
Se entiende por disciplina (del latín discipulus, “discípulo, estudiante”) se refiere a una manera coordinada, ordenada y sistemática de hacer las cosas, de acuerdo a un método o código o alguna consideración del modo correcto de hacer las cosas.
En principio, la disciplina tiene que ver con la enseñanza de dicho método, con la labor de enseñanza o de organización de un colectivo, en pro de conseguir más rápida o eficientemente un cometido. En los casos en que un individuo se ejerce disciplina sobre sí mismo, se habla de autodisciplina.
Se habla de disciplina en diversos ambientes, como el familiar (en el que se disciplina a los hijos), el militar (en el que se exige obediencia absoluta) o el escolar (en el que se forma profesional o académicamente a los niños), y también en el ético y moral, refiriéndose en ese caso a la necesaria represión de ciertas pulsiones individuales en pro del entendimiento, profesionalismo y la convivencia comunitaria.
De su significado original, probablemente, se deriva además la consideración de disciplina como un conjunto ordenado, estructurado, metódico de saberes, un concepto crucial para la organización de las ciencias y del conocimiento académico. Este mismo sentido se aplica a ciertos deportes (disciplinas deportivas) o incluso formas de arte.
Sin embargo, en ciertos momentos la disciplina puede tornarse algo negativo, cuando se convierte en sinónimo de represión, de censura, de acatamiento de las órdenes de un superior, por justas o injustas que sean, de violencia por parte del poderoso. De hecho, en siglos pasados se empleó esta palabra para referirse al castigo físico de los esclavos y también al castigo físico que se ejercía sobre los niños en una familia.
Ver además: Eficiencia
Disciplina como valor
Se valora la disciplina, entendida como un rasgo positivo del individuo, cuando se traduce en la capacidad para seguir instrucciones, para obedecer a un sistema lógico y positivo de hacer las cosas, o incluso cuando un individuo es capaz de imponerse a sí mismo un método y seguirlo al pie de la letra (autodisciplina).
Por ejemplo: un trabajador disciplinado será aquel que obedezca a un método de trabajo de pocas distracciones, grandes resultados y constancia en el hacer. Un estudiante disciplinado es aquel que emprende el estudio como un método al que ceñirse con compromiso. Es decir, aquellos que desempeñan su labor de manera ordenada y sistemática, metódica.
Tipos de disciplina
Existen diversos tipos de disciplina, a juzgar por el ámbito que los propicia:
- Disciplina militar. Aquella que atañe a la fidelidad de las fuerzas armadas, cuyo rol es de garantes del sistema y de la protección de la nación, por lo que pueden sino ser disciplinados y organizados, sin margen para el juego o la duda.
- Disciplina escolar. Aquella que se da dentro de las diversas instituciones educativas, desde prescolares hasta universidades, y que garantiza la continuidad en el tiempo de los saberes y de un método de impartirlos de manera progresiva.
- Disciplina laboral. Aquella que tiene que ver con el desempeño profesional, y que distingue los asuntos laborales de los personales, asegurándose de que el trabajo se lleve a cabo de manera ordenada y eficaz.
- Autodisciplina. Aquella que, en cualquier ámbito, se aplica a uno mismo para llevar a cabo una tarea en un tiempo estipulado y de un modo ordenado.
Ejemplos de disciplina
Un clásico ejemplo de disciplina lo constituyen escritores como el norteamericano Ernest Hemingway, cuya extensa obra narrativa se producía a diario, según una serie fija de reglas por las que él mismo se ceñía y que defendía a capa y espada, tales como escribir a diario (y de pie), parar de escribir cuando aún se sabía qué es lo siguiente, emplear la menor cantidad de adjetivos, etc. Hemingway era un escritor disciplinado.
Lo contrario sería un escritor que escribe cuando le provoca, sin seguir un orden, alternando entre textos y entre formas, sin un método. Esto seguramente arrojaría resultados más lentos y caóticos, menos comprometidos con el oficio. Eso es un escritor indisciplinado.
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