Te explicamos qué es la argumentación, cuáles son sus características y cómo es su estructura. Además, los tipos que existen y ejemplos.
¿Qué es la argumentación?
La argumentación es una práctica discursiva que tiene como propósito defender o criticar un punto de vista, y disuadir a los demás de adoptar el propio. Para ello, emplea argumentos, es decir, razonamientos lógicos, conscientes y demostrables.
Además, se conoce como “teoría de la argumentación” al estudio de los argumentos desde disciplinas como la lógica, la filosofía y la oratoria. A través del análisis de los textos argumentativos, se pueden comprender mejor las estrategias para defender las ideas propias y criticar las contrarias.
En última instancia, el propósito de la argumentación es siempre convencer al otro, o sea, disuadirlo de modificar sus puntos de vista y hacerlo adoptar los que se le ofrecen.
Origen de la argumentación
El estudio de la argumentación proviene de épocas antiguas, cuando numerosas escuelas de filosofía se dedicaban a comprender y refinar el arte de la persuasión. De particular importancia fueron los sofistas de la Grecia antigua, quienes florecieron en Atenas alrededor del siglo V a. C., así como los más grandes filósofos griegos posteriores: Platón (c. 427-347 a. C.) y Aristóteles (384-322 a. C.).
- Ver además: Pensamiento lógico
Características de la argumentación
En líneas generales, la argumentación tiene las siguientes características:
- Aspira a convencer. Se propone modificar el punto de vista contrario y aproximarlo al propio a través de razonamientos.
- Tiene sustento lógico. No consiste simplemente en opinar, sino en sostener las opiniones de manera lógica y razonable.
- Se basa en argumentos. Para sustentar la conclusión que se defiende, emplea premisas, datos e información.
- Apela a la razón. Los argumentos no buscan conmover las emociones, sino convencer a la razón.
- Ver también: Texto persuasivo
Estructura de la argumentación
La argumentación no consiste en el manejo libre de las premisas, sino que se apega a ciertas estructuras para resultar eficaz. Una argumentación eficaz debe contar con los siguientes elementos clave:
- Una tesis a defender. Debe tener una tesis clara a favor de la cual se argumenta.
- Un conjunto de premisas. Debe contar con la información necesaria para sostener y justificar esa tesis. Estas premisas toman forma de enunciados.
- Un argumento. Debe establecer un razonamiento que establezca un vínculo racional entre las premisas y la tesis. O sea, que arroje una conclusión pertinente.
En su libro La argumentación (2001), el lingüista Christian Plantin (1947) describe la estructura argumentativa a través del siguiente esquema:
Dato → Propuesta
(premisa menor) (conclusión)“Hoy es lunes” “Hoy hay clases”
Ley de pasaje
(premisa más general)“La semana comienza los lunes”
Este esquema es semejante al propuesto por Aristóteles para comprender el silogismo, en el cual se identifica una premisa mayor y una menor, las cuales conducen a una conclusión apropiada.
En este caso, la argumentación consiste en una premisa menor (un dato que se tiene de antemano) y una ley de pasaje (llamada también “lugar común” o topoi), que es una premisa más general, similar a la premisa mayor de Aristóteles. De la articulación de las dos, puede obtenerse una propuesta o conclusión lógica.
¿Cómo escribir textos argumentativos?
La estructura argumentativa propuesta por Christian Plantin tiene que ver con el proceso mental de la formulación de un argumento. A la hora de escribir textos argumentativos, sin embargo, no suele haber una estructura fija a la cual ceñirse, sino que existe una relativa libertad con respecto a cómo organizar la información.
Aun así, aplican ciertas reglas lógicas:
- Las premisas deben darse antes de la conclusión.
- Las premisas requieren de su demostración, ya sea a través de ejemplos, planteamientos hipotéticos o referencias a casos de autoridad.
- La validez de los argumentos debe demostrarse en el texto mismo.
El cierre del texto suele ser la conclusión a la que se llega luego de recorrer los argumentos.
Tipos de argumentaciones
Los argumentos pueden clasificarse de acuerdo a diferentes criterios: según su capacidad de persuasión, su validez formal o su contenido.
Según su capacidad de persuasión
Según qué tanto sirvan los argumentos para convencer al otro, puede hablarse de:
- Argumentos débiles. Son aquellos que son fáciles de rebatir o que resulta muy difícil sostener.
- Argumentos sólidos. Son aquellos que son difíciles de rebatir o fáciles de sostener.
- Argumentos irrefutables. Son aquellos que resultan imposibles de rebatir.
Según su validez formal
Según se adapten o no a un modelo lógico, podemos diferenciar dos tipos de argumentos:
- Argumentos válidos. Son aquellos que responden a una estructura lógica y, por lo tanto, no contienen contradicciones en su razonamiento.
- Argumentos inválidos. Son aquellos que no responden a una estructura lógica, ya sea porque presentan contradicciones o porque el paso de las premisas a la conclusión no es racional.
Según su contenido
Según el tipo de razonamientos que proponen, podemos clasificar los argumentos en diversos tópicos de tipo social y cultural. Si bien estos pueden variar, a grandes rasgos son los siguientes:
- Tópico de la existencia. Las cosas presentes se prefieren siempre a las inexistentes. Por ejemplo: “Yo también amo el cine, pero hoy no hay función”.
- Tópico de la utilidad. Lo útil y productivo se prefiere siempre a lo inútil u ocioso. Por ejemplo: “No sigas perdiendo el tiempo con eso si no lo vas a lograr”.
- Tópico de la moralidad. Lo que se ciñe a las ideas tradicionales del bien y el mal es preferible a lo que no. Por ejemplo: “El ocio es la madre de todos los vicios”.
- Tópico de la cantidad. Lo más abundante es preferible a lo escaso. Por ejemplo: “Mejor llévate el vestido azul, ese color se está usando mucho”.
- Tópico de la calidad. Lo que se valora como de mejor calidad es siempre preferible a lo que se considera de peor calidad. Por ejemplo: “Prefiero comprar un solo pantalón, pero que sea de buena marca”.
- Más en: Ejemplos de argumentos
Importancia de la argumentación
La argumentación es un ejercicio común en los espacios de confrontación de ideas, como pueden ser los parlamentos nacionales, los debates públicos o las negociaciones de todo tipo. Por ese motivo, se considera una actividad saludable para la convivencia democrática y para la pluralidad de opiniones, ya que permite el contraste lógico de las ideas, en lugar de recurrir a la violencia para imponerlas. La argumentación es un proceso indispensable para la organización social, pero también para el pensamiento lógico y científico, en el que se debaten las ideas con el fin de llegar a las más adecuadas para resolver un problema.
Ejemplos de argumentación
Algunos ejemplos de usos de la argumentación son:
- Un debate parlamentario en el que participan diputados o senadores.
- Una defensa de tesis académica en la que el tesista debe convencer al jurado de la valía de su trabajo.
- Una discusión matrimonial en la que dos modelos de crianza del niño deben congeniar en uno solo.
- Una publicidad electoral en la que se aboga por el voto a un proyecto político y no a otro.
- Una mesa redonda en la que se debate un tema de interés público entre especialistas.
Sigue con:
Referencias
- Marraud González, H. (2020). En buena lógica. Una introducción a la teoría de la argumentación. Universidad de Guadalajara.
- Rosado Rostro, R. (2012). Argumentación. Secretaría de Educación Pública de México.
¿Te fue útil esta información?
Sí No¡Genial! Gracias por visitarnos :)