Te explicamos paso a paso cómo hacer un texto argumentativo, su estructura y qué tipos de argumentos se pueden usar. Además, te damos ejemplos.
Paso a paso para hacer un texto argumentativo
Para hacer un texto argumentativo, primero que nada, debe tenerse en claro que su cometido es convencer al lector o influir en su conducta, es decir, persuadirlo de adoptar un punto de vista o de actuar de una manera determinada. Para lograrlo, este tipo de textos recurren a argumentos de distinta naturaleza, esto es, razones, ejemplos, comparaciones u opiniones destinados a movilizar al lector.
Dependiendo de su propósito específico y del contexto, puede haber diferentes tipos de textos argumentativos, pero todos ponen en marcha estrategias de convencimiento, ya sean de tipo lógico y racional, o subjetivo y emocional, pues se trata de textos persuasivos.
Teniendo esto en claro, se puede redactar un texto argumentativo obedeciendo a los siguientes pasos:
- Elegir e investigar el tema
- Formular la tesis
- Identificar los argumentos
- Ordenar la información
- Redactar la introducción
- Redactar el desarrollo o cuerpo argumental
- Redactar la conclusión
- Releer, revisar y corregir
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Paso 1. Elegir e investigar el tema
El paso inicial para escribir un texto argumentativo es conocer el tema que se abordará. En caso de que sea posible elegirlo, lo ideal es optar por una temática que al autor le resulte familiar, de interés y de la cual disponga de fuentes consultables. Resulta imposible defender una postura respecto a un tema que se desconoce o se conoce a medias.
Una vez que se elige el tema, se debe proceder a investigar, es decir, a consultar las fuentes disponibles para aprender lo más posible al respecto. Estas fuentes pueden ser escritas, como libros, revistas y documentos, o también orales, como entrevistas, conferencias o emisiones de televisión. Se debe, además, llevar registro de los datos completos de cada fuente consultada, sobre todo en caso de que el texto requiera una bibliografía final.
Ver también: Características de un texto argumentativo
Paso 2. Formular la tesis
Una vez culminada la investigación, se está en posición de adoptar un punto de vista sobre el tema, esto es, una opinión o postura informada. Esta postura deberá reflejarse en una idea central o principal del texto, que se conoce como tesis. Es vital definir la tesis del modo más claro y delimitado posible, ya que solo conociendo la propia postura se podrán elegir posteriormente los argumentos que conviene utilizar para defenderla. Si no se está en condiciones de definir la tesis, significa que se debe investigar todavía un poco más.
Paso 3. Identificar los argumentos
Tras dar con la tesis sobre el tema, se podrán elegir los argumentos más convenientes. Un argumento es un razonamiento que, partiendo de un conjunto de premisas, llega de un modo demostrable a una conclusión lógica. En otras palabras, un argumento es el vínculo demostrable entre una idea y su consecuencia.
Los argumentos, sin embargo, pueden ser convincentes o no, dependiendo de la manera en que se sustenten dentro del texto, o sea, del modo en que se demuestre su validez: los argumentos válidos conducirán al lector hacia las conclusiones ofrecidas en el texto, mientras que los inválidos lo alejarán de ellas. Por lo tanto, para convencer al lector, se debe contar con buenos argumentos y buenas maneras de demostrarlos, como ejemplos, comparaciones y otros recursos similares.
Existen distintos tipos de argumentos, algunos racionales y otros que apelan más bien a lo emotivo. Algunos de los más comunes son:
- Argumentos deductivos. Parten de premisas generales para obtener conclusiones singulares o específicas. Por ejemplo: si los mamíferos no ponen huevos y los perros son mamíferos, es seguro deducir que los perros no ponen huevos.
- Argumentos inductivos. Parten de premisas específicas y se aventuran a formular conclusiones generales o probables. Por ejemplo: si alguien juega a la lotería y gana, es posible que yo también juegue y gane.
- Argumentos abductivos. Parten de dos premisas aisladas, para obtener una conclusión posible pero inverificable. Por ejemplo: si varios empleados de una empresa son despedidos y días después se declara la quiebra, es posible suponer que ya muchos compañeros sabían lo que se avecinaba.
- Argumentos de autoridad. Apelan a la experticia de un tercero para defender un punto de vista. Por ejemplo: mi hermano es odontólogo y afirma que se debe cepillar también la lengua, por lo tanto, debe ser verdad.
- Argumentos por ilustración. Ofrecen ejemplos o casos reales que sugieren la veracidad o falsedad de una premisa. Por ejemplo: los países no necesitan un ejército, pues Costa Rica y Suiza no lo tienen y les va bien.
- Argumentos por analogía. Establecen una comparación para demostrar la veracidad o falsedad de un razonamiento, bajo el precepto de que casos similares deben arrojar necesariamente resultados similares. Por ejemplo: si la gente lleva a su mascota al veterinario con regularidad, debería también ir al médico a hacerse un chequeo cada cierto tiempo.
- Argumentos probabilísticos. Apelan a la posibilidad de que algo ocurra, como factor decisivo para tomar una decisión. Por ejemplo: si un incendio es un accidente probable en una empresa, es sensato que se contrate un buen sistema de extintores.
- Argumentos de tradición. Apelan a la manera en que se suelen hacer las cosas en una comunidad o una nación, o sea, a la costumbre. Por ejemplo: en un país islámico las mujeres deben cubrirse la cabeza con el velo, porque así lo dicta la tradición religiosa.
Más en: Ejemplos de argumentos
Paso 4. Ordenar la información
Una vez elegidos la tesis y los argumentos principales, se podrá escoger por dónde comenzar a abordar el tema. Lo ideal es que las partes del texto se sucedan de manera lógica, natural y organizada, para lo cual se puede trazar un esquema general, con el objetivo de ordenar las ideas y los argumentos en forma secuencial.
Es importante que los argumentos se sucedan progresiva y coherentemente, y sobre todo que no se contradigan, pues de hacerlo debilitarían el efecto general del texto. A cada argumento principal se le puede dedicar uno o varios párrafos, según se requiera.
Por otro lado, la estructura de un texto argumentativo puede variar, pero normalmente comprende tres segmentos distintos:
- La introducción, en donde se aborda el tema de manera amplia y general, y se plantea la tesis o idea central que más adelante será defendida mediante argumentos.
- El desarrollo o cuerpo argumental, en donde se ofrece al lector el grueso de los argumentos, motivos, razonamientos o deducciones a través de los cuales se intentará convencerlo de adoptar un punto de vista determinado.
- La conclusión, en donde se ofrecen al lector un resumen y una interpretación de los argumentos expuestos, y se puede abordar algún otro aspecto final que se desee.
La estructura se adapta a las necesidades y a la naturaleza del texto, de modo que estas tres partes pueden ser sumamente breves, e inclusive indiferenciables la una de las otras, como ocurre en un anuncio publicitario, pero también pueden ser extensas y minuciosas, como en un ensayo argumentativo.
Ver también: Estructura de un texto argumentativo
Paso 5. Redactar la introducción
Cuando ya se tiene estructurado el texto, se puede empezar a redactar el apartado inicial. En esta primera parte se deben ofrecer al lector aquellos elementos generales y contextuales que necesitará para adentrarse después en el tema. Es importante que, al mismo tiempo, la introducción conduzca hacia el anuncio de la tesis, o sea, de la perspectiva que se defenderá a lo largo del texto.
Por ejemplo, si un texto argumentará a favor de la necesidad de enseñar en las escuelas el idioma chino, un buen punto de partida sería la relevancia histórica que China ha tenido en la región asiática y en el mundo, y cómo tras el siglo XX ha ocupado un papel cada vez más importante en el orden político y comercial del mundo contemporáneo. En vista de esto, las escuelas de Occidente harían bien en incorporar la lengua china a sus planes de estudio.
Paso 6. Redactar el desarrollo o cuerpo argumental
La redacción del cuerpo argumental deberá ceñirse al esquema pautado en el paso 4 y avanzar de acuerdo con el orden lógico de los argumentos. En este apartado deben aparecer las razones que sostienen la tesis, es decir, se procede a convencer al lector de lo anunciado en la introducción.
Por ejemplo, en el texto que sirve de ejemplo, la premisa de que debe enseñarse el chino en las escuelas podría sostenerse con los siguientes argumentos:
- La lengua china cuenta con más de 1.000 millones de hablantes en el mundo, lo cual hace de ella una de las lenguas más usadas del planeta.
- La lengua china constituye, junto con el inglés, una lengua franca en muchos países y territorios de Asia, como Singapur, Malasia, Hong Kong y Taiwán.
- China es uno de los mayores exportadores e importadores del mundo, y los productos chinos son importados regularmente por países destacados industrialmente, como Estados Unidos, Japón y Corea del Sur.
Paso 7. Redactar la conclusión
La redacción de la conclusión, etapa final del texto argumentativo, debe realizarse de modo tal que resuma, redondee y consolide las razones expuestas en el apartado previo. Es decir, el texto debe finalizar profundizando lo establecido anteriormente. Para ello, es posible referirse a los puntos centrales de la argumentación, con la intención de hilarlos y conducirlos hacia un último punto, una imagen final con la que se desea dejar al lector.
Por ejemplo, en el texto que sirve de ejemplo, se podría culminar afirmando que, en vista de la importancia del idioma chino entre las potencias industriales y económicas asiáticas, y dada la necesidad de integración de Occidente con sus socios comerciales en un mundo cada vez más globalizado, aprender esta lengua se hace indispensable. De no hacerlo, Occidente estaría perdiendo oportunidades de intercambio comercial y cultural, y, por lo tanto, quedándose atrás en la conformación del mundo futuro.
Paso 8. Releer, revisar y corregir
Como ocurre con todo texto, la etapa final de la redacción pasa por releer lo escrito y revisarlo para detectar y corregir los posibles errores, inconsistencias o debilidades expresivas. En esta etapa, además, se podría elaborar la lista de fuentes consultadas y, en caso de ser necesario, consignarlas en un apartado final de bibliografía.
Ejemplo de texto argumentativo
[Título] El aprendizaje del chino en Occidente: una necesidad
[Introducción] China ha desempeñado un papel fundamental en la historia de la región asiática y en el mundo en general. Se trata de una de las civilizaciones más antiguas del mundo, cuya influencia se ha extendido a través de milenios y ha abarcado aspectos culturales, económicos y políticos que han moldeado la historia y el desarrollo de Asia.
Desde la antigua Ruta de la Seda, que conectaba Oriente y Occidente y facilitaba el intercambio de bienes y conocimientos, hasta su actual posición como una superpotencia global, China ha sido un actor clave en la configuración de las dinámicas regionales y mundiales. No en vano el idioma chino, en su enorme variedad, es la lengua con más hablantes en el planeta y una de las lenguas oficiales de la Organización de las Naciones Unidas.
[Desarrollo] Los hablantes de chino en el mundo superan los mil millones de personas, una vasta comunidad que refleja la creciente influencia global de China en diversos ámbitos, desde la economía y la tecnología hasta la cultura y la política internacional. Por ejemplo, la lengua china constituye, junto con el inglés, una lengua franca en muchos países y territorios importantes de Asia, como Singapur, Malasia, Hong Kong y Taiwán. Estos lugares, que son cruciales centros financieros y comerciales, utilizan el chino como medio de comunicación esencial en sus actividades diarias y comerciales.
Por otro lado, los productos chinos son importados regularmente por países industrialmente relevantes como Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, consolidando a China como uno de los mayores exportadores e importadores del mundo. Si a ello se suma el hecho de que uno de cada cinco usuarios de Internet se comunica en chino, se hace evidente la importancia de esta lengua de cara al futuro. En un mundo donde la cooperación internacional y el entendimiento multicultural son cada vez más esenciales, aprender chino se convierte en una herramienta poderosa.
[Conclusión] La era del monolingüismo ha concluido. Es vital que se proporcione a las generaciones venideras las herramientas necesarias para prosperar en un entorno internacional cada vez más interconectado. Enseñar el idioma chino en las escuelas occidentales es, por lo tanto, una manera estratégica de no quedarse atrás en un mundo globalizado y cambiante.
No se trata únicamente de facilitar la comunicación de los futuros profesionales con una parte significativa de la población mundial, sino también de abrir puertas nuevas en mercados emergentes y consolidados, esenciales para el desarrollo y la cooperación internacional.
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Referencias
- Marimón Llorca, C. (2006). El texto argumentativo. Liceus, Servicios de Gestión y Comunicaciones.
- Matteuci, N. (2008). Para argumentar mejor: lectura comprensiva y producción escrita. Estrategias de comprensión y elaboración de argumentos. Novedades Educativas.
- Zarzar Charur, C. (2016). Lectura, expresión oral y escrita 1. Patria.
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