Cultura inca

Te explicamos qué fue la cultura inca, su organización social y política, su religión, economía, ubicación y otras características.

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Los incas construyeron un imperio centrado en Cusco y fundaron poblados como Machu Picchu.

¿Qué fue la cultura inca?

La cultura inca, civilización inca o cultura incaica (a veces también escrito inka) fueuna de las culturas precolombinas de mayor extensión de América. Esta civilización regía un poderoso imperio en Sudamérica, centrado en los Andes centrales, cuando llegaron los conquistadores españoles en 1532.

El Imperio inca fue la organización política más grande de la América precolombina, y existió entre los siglos XV y XVI. Se extendía desde la costa pacífica sudamericana hasta las cimas andinas, y desde los actuales territorios de Perú, Ecuador y parte de Colombia (al norte) hasta partes de Bolivia, Chile y Argentina (al sur).

Su capital era la ciudad sagrada de Cusco, en el actual territorio peruano. Desde allí, los incas dominaron la región andina hasta su caída frente a los españoles en 1533, quienes encabezados por Francisco Pizarro intentaron acabar con el modo de vida inca y fundaron el Virreinato del Perú. Hubo focos de resistencia incaica (los llamados incas de Vilcabamba) hasta 1572.

Los incas surgieron como etnia en el área de Cusco, posiblemente en el siglo XIII, e iniciaron su expansión en el siglo XV. Su lengua principal fue el quechua. Mucha de su cultura pervive en la actualidad en regiones que en su momento formaron parte del imperio. También se conservan relatos y artefactos que perduraron durante la época colonial y restos arquitectónicos como el poblado de Machu Picchu.

Puntos clave

  • La cultura inca surgió en la región andina de Cusco, en el actual Perú, y se expandió hasta conformar un extenso imperio en los siglos XV y XVI.
  • Se destacó por su arquitectura, su sistema agrícola, su administración política y sus caminos, que conectaban amplias regiones.
  • Su lengua oficial era el quechua y su gobernante era el Inca, considerado hijo del dios Inti (el Sol).
  • El Imperio inca cayó ante los conquistadores españoles en el siglo XVI pero algunos aspectos de su cultura perviven en la actualidad.

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Origen de la cultura inca

La cultura inca surgió posiblemente en el siglo XIII d. C., con el asentamiento de un grupo de familias en el valle de Cusco. Algunas interpretaciones habían planteado que este grupo procedía de Tiahuanaco o Tiwanaku, una cultura en el sur cuyo colapso se pensaba que había motivado migraciones hacia el norte, pero actualmente esta idea está puesta en duda. De todos modos, se suele aceptar que la organización política de los incas fue influida por culturas anteriores como Tiwanaku y Wari, que eran sociedades estatales.

A lo largo de los años, los primeros asentamientos sometieron por la fuerza a los grupos preincaicos de la región y los incorporaron a lo que los incas denominaron el Tawantinsuyu (en quechua “las cuatro partes”), es decir, su imperio. Así, desarrollaron una poderosa ciudad prehispánica que llegó a albergar a varios miles de habitantes y extendieron su dominio a casi un millón de kilómetros cuadrados en los siglos XV y XVI.

Según la tradición incaica, el guerrero Manco Cápac fue el organizador y primer gobernante de los incas en Cusco, protagonista de uno de los principales mitos fundacionales incaicos. En este mito se lo describe junto a su esposa Mama Ocllo, ambos nacidos de la unión en el lago Titicaca entre la diosa Mama Quilla, la Luna, y el dios Inti, el Sol.

Ubicación de la cultura inca

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La cultura inca se extendió por la costa occidental de Sudamérica.

La civilización incaica se desarrolló en el centro-oeste de Sudamérica. En su momento de mayor expansión, el Imperio inca llegó a controlar los territorios de Ecuador, Perú, oeste de Bolivia, parte del sur de Colombia, noroeste de Argentina y norte de Chile, especialmente en la región costera y en el piedemonte andino.

Los incas aprovecharon la enorme variedad ecológica de la región andina, con sus costas, valles, sierras, altiplanos y selvas, que ofrecían distintos recursos. Además, supieron dominar las condiciones de vida frías y secas de algunas de estas zonas.

Características de la cultura inca

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Además de Machu Picchu, la arquitectura inca persiste en sitios como Ollantaytambo.

Los incas fueron la última gran civilización precolombina de América. Además de sus propias características culturales, supieron recoger e integrar los conocimientos técnicos, artísticos y tecnológicos de sus antecesores y potenciarlos.

Su lengua, el quechua (kechwa o kichwa), aún persiste en algunas regiones que antiguamente formaban parte del imperio. El quechua era la lengua oficial o vehicular del Imperio inca, pero también se hablaban otras lenguas, como el aimara, el mochica y el puquina, lo que demuestra que las culturas sometidas a los incas podían conservar sus lenguas y además podían ejercer algún grado de influencia sobre la civilización incaica.

En su apogeo, los incas construyeron importantes obras arquitectónicas, de las que aún persisten ruinas como las célebres de Machu Picchu, entre otros vestigios de sus principales ciudades, como Písac y Ollantaytambo, o la fortaleza ceremonial de Sacsayhuamán, a dos kilómetros de Cusco.

La escultura, la música, la literatura (transmitida de manera oral) y la pintura fueron artes muy cultivadas por los incas, junto a la textilería, la orfebrería y la producción cerámica, con fines prácticos, estéticos y ceremoniales. También se destacó su ritual de momificación, especialmente para preservar los cuerpos de reyes y nobles fallecidos, que eran exhibidos durante ceremonias rituales para recibir la veneración de su pueblo.

Organización social de la cultura inca

La sociedad incaica se estructuraba en base al ayllu, concepto que podría traducirse como linaje, comunidad, genealogía, parentesco o casta. Es decir, la existencia de un antepasado común, real o mitológico, hermanaba a los miembros del ayllu y los organizaba para emprender el trabajo, como la agricultura comunal, la actividad militar, entre otros.

Cada ayllu tenía un curaca o jefe, que generalmente era elegido por el propio grupo y lideraba al resto por ser considerado el más sabio, además de servir como intermediario entre el ayllu y las autoridades incas. También contaba con un sinchi, que era un líder militar.

Esto no significa que no hubiera estamentos o clases sociales. De hecho, la nobleza y el pueblo estaban bien diferenciados en la sociedad incaica, y cada uno tenía a su vez distintas jerarquías:

  • Nobleza. Estaba conformada por el monarca (llamado Inca) y su familia, los descendientes de los antiguos monarcas, los jefes militares, sacerdotes o altos funcionarios, y los curacas de pueblos sometidos que obedecían al imperio y representaban a la aristocracia local ante los incas. La nobleza se distinguía entre:
    • La realeza o corte imperial. Formada por el monarca (Inca), su esposa (Coya) y los príncipes legítimos (auquis).
    • La nobleza de sangre. Eran descendientes de los monarcas incas fallecidos, que integraban grupos de parentesco llamados panacas y solían desempeñarse como funcionarios de alto rango, gobernadores, sumos sacerdotes y jefes militares.
    • La nobleza por privilegio. Eran personas nacidas fuera de la nobleza de sangre pero que habían adquirido posiciones jerárquicas debido a su actuación destacada en la guerra, el sacerdocio u otras actividades de importancia.
    • La nobleza local. Eran los curacas de las comunidades dominadas por los incas, que intermediaban entre el ayllu local y las autoridades de Cusco.
  • Pueblo. Estaba integrado por el común de los habitantes del Imperio inca, dedicados a labores como la agricultura, la pesca, la artesanía o el comercio. Según su oficio o condición podían llamarse:
    • Hatunrunas. Eran campesinos dedicados a la agricultura y la ganadería.
    • Mitmaqkunas. Eran colonizadores de nuevas tierras por órdenes de las autoridades incas.
    • Yanas. Eran siervos puestos al servicio del Inca o de los nobles.
    • Mamaconas y acllas. Eran mujeres dedicadas a la elaboración de textiles o encargadas de la cocina y otras tareas en recintos especiales. Eran reclutadas en distintos puntos del imperio y podían convertirse en esposas secundarias del Inca o de otras autoridades.
    • Pampayrunas. Eran mujeres prisioneras de guerra obligadas al ejercicio de la prostitución.
    • Pinas. Eran prisioneros de guerra sometidos al Estado para labores agrícolas en condiciones de esclavitud.

Organización política de la cultura inca

Los incas tuvieron una de las organizaciones políticas más complejas de toda la América precolombina. Se trataba de una monarquía encabezada por el Inca, considerado hijo de Inti (el Sol) y un ser sagrado. Sin embargo, la monarquía inca respondía a una organización dual que llevó a algunos autores a caracterizarla como una diarquía, pues contaba con dos reyes: uno de Cusco alto (Hanan Cusco) y otro de Cusco bajo (Hurin Cusco).

El primero, llamado Sapa Inca o Inca, controlaba especialmente los aspectos civiles, políticos, económicos y militares, y el otro, llamado Willaq Umu, concentraba el poder sacerdotal. La autoridad del Willaq Umu era menor a la del Inca, pero era influyente en las decisiones imperiales.

Los demás cargos políticos, ocupados por la nobleza, se organizaban de la siguiente manera:

  • El Auqui. Era el príncipe heredero, que ejercía el cogobierno junto a su padre como una forma de preparación para el cargo. Era escogido entre todos los hijos varones del Inca y la Coya, de modo que era designado por mérito y no por mayorazgo.
  • El Tahuantinsuyo Camachic. Era el Consejo Imperial, compuesto por cuatro apus que gobernaban cada uno de los cuatro suyos o regiones del Imperio inca: Chinchansuyu, Cuntinsuyu, Antisuyu y Collasuyu. Estaban respaldados por doce consejeros secundarios.
  • Los Apunchic. Eran los gobernadores de las provincias del imperio, con atribuciones político-militares, que respondían directamente al Consejo Imperial y al Inca.
  • El Tucuirícuc. Su nombre significaba “El que todo lo ve”, y era un veedor y supervisor imperial, que controlaba a los funcionarios de cada provincia y estaba facultado para asumir, en caso de ser necesario, la autoridad local.
  • El curaca. Era el jefe de cada ayllu o comunidad, equivalente más o menos a un cacique. Generalmente, era elegido por su propio grupo por ser considerado el más sabio, aunque podía ser designado por las autoridades incas. Era quien intermediaba entre el ayllu y la autoridad imperial, y se ocupaba de la justicia, de la recolección del tributo y de mantener el orden.

Economía de la cultura inca

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Además de la agricultura, los incas desarrollaron la ganadería de camélidos.

La economía del Imperio inca era fundamentalmente agrícola. El cultivo de las tierras del rey y el cuidado de sus rebaños era asignado a los ayllus en un sistema de terrazas e irrigación que permitía el acceso a recursos de diversos pisos ecológicos.

Se estima que los incas cultivaron más de ochenta especies vegetales, como la papa (casi 200 variedades), el maíz (domesticado de modo independiente al mesoamericano), el camote (también llamado batata), la quinua, la ruba, el tomate, el maní, la mandioca, la palta y el frijol. También cultivaron plantas textiles, como el algodón y el maguey, y para uso recreativo o ceremonial, como el tabaco y la coca.

Además, desarrollaron la ganadería, que consistía en la cría de camélidos andinos como la alpaca, la llama o la vicuña, y la pesca, que se realizaba en lagos y sobre todo en las costas del Pacífico.

La economía de los incas era controlada por el Estado, que también se ocupaba de las obras públicas: caminos, puentes, templos, palacios, entre otros. El trabajo era obligatorio y proporcional a la edad. También existía el servicio militar, obligatorio para todos los hombres y la labor de mensajería o chasquis, que podía comunicar distintas regiones del extenso imperio con rapidez gracias a un sistema de relevos. La administración inca se basaba en los quipus, un sistema de cuerdas anudadas que se usaba para la contabilidad.

Por otro lado, el trueque era una actividad fundamental, tanto dentro del imperio como con las comunidades vecinas, y sus rutas de intercambio se extendían hasta más allá de las fronteras imperiales. Se piensa que la navegación comercial incaica habría llegado hasta tierras tan lejanas como las actuales Panamá y Costa Rica.

Religión de la cultura inca

Como otros pueblos precolombinos, los incas eran profundamente religiosos y sus rituales formaban parte de la cotidianidad y de sus festividades. En su culto religioso tenía un lugar destacado Wiracocha, un dios creador que también era adorado por otras poblaciones andinas.

Los incas eran politeístas. Tenían un panteón de divinidades locales, regionales e imperiales a las que correspondían fenómenos naturales, como el Sol (Inti), la Luna (Mama Quilla) o el relámpago (Chuquiylla). Otras deidades representaban ideas como la fertilidad (la madre tierra o Pachamama) o la provocación de sismos y la fecundidad (Pachacámac).

Su comprensión de lo divino giraba en torno al concepto de camaquen, una suerte de fuerza vital que animaba todo lo existente, presente inclusive en los muertos, las montañas y los seres sagrados.

Además, los incas tenían lugares de culto conocidos como huacas, a cargo de los sacerdotes, quienes cumplían con funciones oraculares y organizaban ofrendas, celebraciones y sacrificios.Los sacrificios generalmente involucraban animales, hojas de coca y a veces humanos, como la ceremonia llamada capacocha.

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Referencias

¿Cómo citar?

"Cultura inca". Autor: Augusto Gayubas. De: Argentina. Para: Concepto.de. Disponible en: https://concepto.de/cultura-inca/. Última edición: 20 de abril de 2024. Consultado: 27 de abril de 2024

Sobre el autor

Última edición: 20 abril, 2024
Revisado por Augusto Gayubas
Doctor en Historia (Universidad de Buenos Aires)

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