Cultura inca

Te explicamos qué fue la cultura Inca, su organización social y política, su religión, economía, ubicación y otras características.

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La cultura inca dominó su imperio desde Cusco, donde aún existe Machu Picchu.

¿Qué fue la cultura incaica?

Se conoció como la civilización inca, civilización quechua o la cultura incaica (a veces también escrito inka), a una de las culturas precolombinas más importantes. Esta civilización regía un poderoso Imperio en Sudamérica cuando llegaron los conquistadores españoles en 1532.

Este Imperio incaico fue la mayor organización política precolombina de América, y floreció entre los siglos XV y XVI. Se extendía desde la costa pacífica sudamericana hasta las cimas andinas, y desde los actuales territorios del Ecuador, Colombia y Perú, hasta los de Bolivia y parte Chile y Argentina.

Su capital era la ciudad sagrada de Cusco, en el actual territorio peruano. Desde allí, dominaron la región hasta su caída frente a los españoles en 1540, quienes encabezados por Francisco Pizarro acabaron con el modo de vida quechua y dieron inicio al Virreinato del Perú. Hubo focos de resistencia incaica (los llamados Incas de Villacabamba) hasta 1572.

Los incas fueron los descendientes más tardíos de una de las cunas de la humanidad, ubicada en Norte Chico, entre Chile y Perú. Junto a la mesoamericana, esta fue la expresión originaria humana más importante de América.

Mucha de su cultura pervive todavía, en regiones sudamericanas de importante presencia indígena. También se conserva en relatos y tesoros recuperados durante la época colonial que prosiguió a la conquista.

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Origen de la cultura inca

La civilización incaica surgió formalmente hacia el siglo XII d. C., con el asentamiento de las familias fundadoras en el valle de Cusco, provenientes de la cultura Tiahuanaco o Tiwanaku bajo asedio de sus enemigos Aymaras. Luego de dos paradas en Huanacancha y Pallata, estos grupos encontraron refugio en Cuzco.

Los primeros asentamientos asimilaron por la fuerza a las tribus pre-incaicas de la región, incorporándolas a lo que los incas denominaron el Tawantinsuyu (en quechua “las cuatro partes”), que es como llamaron en su lengua al naciente imperio. Así desarrollaron una poderosa urbe prehispánica que llegó a albergar a varios miles de habitantes.

Según la tradición incaica, el guerrero Manco Cápac fue el organizador y primer regente de los incas en Cuzco, protagonista de uno de los principales mitos fundacionales incaicos, en el cual se le describe a él y a su esposa Mama Ocllo como fruto de la unión en el Lago Titicaca de la diosa Quilla, la Luna, y el dios Inti, el Sol.

Ubicación de la cultura inca

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La cultura inca se extendió por la costa occidental de Sudamérica.

La civilización incaica floreció en el centro-oeste de Sudamérica. En sus momentos de mayor poderío llegó a controlar los territorios de Ecuador, Perú, Bolivia, parte de Colombia, norte de Argentina y de Chile, especialmente en la región costera y en el piedemonte andino.

Allí gozaron de la enorme variedad ecológica de los Andes. Además, supieron dominar las a veces áridas condiciones de vida para construir una serie de civilizaciones florecientes, de las cuales el Imperio incaico fue su última y máxima expresión.

Características de la cultura inca

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Además de Machu Picchu, la arquitectura inca se observa en sitios como Ollantaytambo.

Los incas fueron la última gran civilización precolombina de América, en gran medida porque supieron recoger e integrar los conocimientos científicos, artísticos y tecnológicos de sus antecesores, y potenciarlos.

Su lengua, el quechua (kechwa o kichwa) aún persiste entre las antiguas poblaciones de su Imperio, y formaba parte de las lenguas oficiales o vehiculares del mismo, junto al aymara, mochica y poquina, lo cual hace suponer que su cultura tenía importantes tratos con sus pueblos vecinos.

En su apogeo construyeron una obra arquitectónica de importancia, de la cual aún persisten ruinas como las célebres del Machu Picchu, entre otros vestigios en sus principales ciudades como Písac, Ollantaytambo, o la fortaleza ceremonial de Sacsayhuamán, a dos kilómetros de Cuzco.

La escultura, la música, la literatura y la pintura fueron artes muy cultivadas por los Incas, junto a la textilería, orfebrería y la cerámica, con fines prácticos y también ceremoniales. Destaca su ritual de momificación, especialmente para preservar cuerpos de reyes y nobles fallecidos, los cuales eran exhibidos durante ceremonias rituales para recibir la veneración de su pueblo.

Organización social de la cultura inca

La sociedad incaica se estructuraba en base al Ayllu, concepto que podría traducirse como linaje, comunidad, genealogía, parentesco o casta. Es decir, la tenencia de un antepasado común, real o mitológico hermanaba a los ciudadanos y los organizaba para emprender el trabajo, como la agricultura comunal, el servicio militar, etc.

Cada Ayllu tenía un curaca o jefe, que lideraba al resto por ser un anciano sabio, y un sinchi, guerrero y comandante elegido entre los pobladores más fuertes.

Esto no significa que no hubiera clases sociales. De hecho, la nobleza y el pueblo estaban bien diferenciados en la sociedad incaica, teniendo cada una distintos niveles jerárquicos, del siguiente modo:

  • Nobleza. Conformada por héroes militares, sacerdotes o ciudadanos ilustres, así como por los curacas de nacionalidades derrotadas, que obedecían al Imperio y representaban la aristocracia local, sometida por los incas. La nobleza distinguía entre:
    • La realeza o corte imperial. Entre ellos el monarca (inca) y su esposa (coya), y los príncipes legítimos (auquis).
    • Los nobles de sangre. Descendientes de los reyes incas y funcionarios de alto rango del Imperio, como gobernadores, sacerdotes, etc.
    • La nobleza por privilegio. Donde estaban los ciudadanos cuya actuación destacada en la guerra, el sacerdocio u otras artes les había ganado el título de ciudadano noble.
  • Pueblo. El común de los habitantes del imperio incaico, dedicados a labores pedestres como la siembra, la pesca, la artesanía o el comercio. Dependiendo de su oficio o condición podían llamarse:
    • Huatunrunas. Campesinos y ganaderos.
    • Mitmaqkunas. Colonizadores y conquistadores de nuevas tierras.
    • Yanas. Siervos y prisioneros de guerra.
    • Mamaconas. Mujeres textileras y cocineras que podían ser esposas secundarias del Inca o de otras autoridades.
    • Pampayrunas. Prisioneras obligadas al ejercicio de la prostitución.
    • Pinas. Esclavos y prisioneros de guerra sometidos al Estado para labores agrícolas.

Organización política de la cultura inca

Los incas tuvieron una de las organizaciones políticas más avanzadas de toda la América precolombina. Se trataba de una monarquía, pero con un altísimo nivel de compromiso respecto al bienestar de sus súbditos, garantizando de un modo u otro la satisfacción de todas las necesidades básicas: alimento, vivienda, vestido, salud y sexo.

Lejos de ser una monarquía absolutista a la europea, el Imperio incaico era regido por una diarquía, es decir, dos monarcas, uno en Cuzco alto (Hanan cuzco) y otro en Cuzco bajo (Harin cuzco).

El primero controlaba especialmente los aspectos cívicos, políticos, económicos y militares (el Sapa Inca), y el otro concentraba el poder sacerdotal (el Willaq Umu), y si bien su jerarquía era levemente menor, era también influyente en las decisiones imperiales.

Los demás cargos políticos, ocupados por la nobleza, se organizaban de la siguiente manera:

  • El Auqui. Se trata del príncipe heredero, que ejercía el cogobierno junto a su padre como una forma de preparación para el cargo. Era escogido entre todos los hijos varones del Inca y la Coya, de modo que era designado por mérito y no por mayorazgo.
  • El Tahuantinsuyo Camachic. El Consejo Imperial, estaba compuesto por cuatro apus, que gobernaban cada uno de los cuatro suyos o regiones del Imperio: Chinchansuyu, Cuntinsuyu, Antisuyu y Collasuyyu. Estos estaban respaldados por 12 consejeros secundarios.
  • Los Apunchic. Esto es, los gobernadores, con atribuciones político-militares, que respondían directamente al consejo o al Inca, y que eran garantes de estabilidad en sus regiones.
  • El Tucuirícuc. Su nombre significaba “El que todo lo ve”, y era una suerte de veedor y supervisor imperial, que controlaba a los funcionarios de cada provincia y estaba facultado para asumir, en caso de ser necesario, la autoridad local.
  • El curaca. El jefe de cada ayllu o comunidad, equivalía más o menos a un cacique. Generalmente era el más anciano y sabio de su pueblo, aunque podía ser designado por las autoridades expresamente. Era quien se ocupaba de la justicia, la recolección del tributo y de mantener el orden.

Economía de la cultura inca

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Además de la agricultura, los incas desarrollaron la ganadería de camélidos.

Su aparato productivo era fundamentalmente agrícola. Se asignaba por comunidad o ayllu, turnándose en el cultivo solidario de las parcelas (en un sistema de terrazas muy particular), el cultivo de las tierras del Rey y el cuido de sus rebaños, y la labor para el Estado que consistía en trabajar en obras públicas: caminos, puentes, templos, palacios, etc.

La economía de los quechuas era estricta y diligentemente controlada por el Estado. El trabajo era obligatorio y proporcional a la edad. Además de la agricultura, estaba el servicio militar, obligatorio para todos los hombres, y la labor de mensajería o chasquis, que podía comunicar distintas regiones del imperio rápidamente mediante un sistema de relevos.

Se estima que cultivaron más de ochenta especies vegetales, como la papa (casi 200 variedades), el maíz (domesticado de modo independiente al mesoamericano), el camote, la quinua, la ruba, el tomate, el maní, la mandioca, la palta y el frijol.

También cultivaron plantas textiles como el algodón y el magüey, o recreacionales como el tabaco y la coca. La labor ganadera consistía en la cría de camélidos andinos como la alpaca, la llama o la vicuña, y la pesca se realizaba en lagos y sobre todo en las costas del Pacífico.

Por otro lado, el trueque era una actividad fundamental, tanto dentro del Imperio como con las comunidades vecinas, y sus rutas de intercambio se extendían hasta más allá de las fronteras imperiales. Se piensa que la navegación comercial incaica habría llegado hasta tierras tan lejanas como las actuales Panamá y Costa Rica.

Religión de la cultura inca

Como otros pueblos precolombinos, el quechua era profundamente religioso y sus ritos místicos formaban parte importante de la cotidianidad y de sus festividades. A diferencia de las religiones europeas, no tenían un dios padre central, aunque un lugar destacado de su culto era dedicado a Wiracocha.

Eran politeístas y panteístas. Tenían un panteón de divinidades locales, regionales e imperiales, a las que correspondían fenómenos naturales como el sol (Inti), la luna (Mama Quilla), el relámpago (Chuqui illa).

Otras deidades representaban ideas mucho más complejas como la Pachamama (diosa madre de la tierra y la fertilidad), Pachacámac (dios fecundador de la tierra y causante de los sismos y del cultivo).

Su comprensión de lo divino giraba en torno al concepto de camaquen, una suerte de fuerza vital que animaba todo lo que existe, presente inclusive en los muertos, las montañas y en los seres sagrados.

Además, tenían lugares de culto conocidos como huacas, a cargo de los sacerdotes que además cumplían con funciones oraculares, organizaban ofrendas, celebraciones y sacrificios. Estos últimos generalmente involucraban animales, hojas de coca y raras veces humanos.

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Referencias

¿Cómo citar?

"Cultura inca". Autor: Equipo editorial, Etecé. De: Argentina. Para: Concepto.de. Disponible en: https://concepto.de/cultura-inca/. Última edición: 15 de julio de 2021. Consultado: 28 de marzo de 2024

Sobre el autor

Última edición: 15 julio, 2021

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