Te explicamos qué es el enojo y cuáles son sus efectos en el cuerpo, tanto visibles como no perceptibles. Además, consejos para manejarlo.
¿Qué es el enojo?
Se conoce como enojo o rabia (y sus versiones más extremas: ira y furia) al sentimiento de irritación o molestia más o menos violenta, que surge ante un estímulo o una situación interna o externa. Este tipo de sensación, además, puede estar focalizado en un referente o estímulo determinado, o expresado de manera general e inespecífica.
El enojo forma parte de las respuestas primitivas que el ser humano y los animales exhiben ante situaciones amenazadoras, y suelen ir acompañadas con un conjunto de síntomas físicos y mentales, conforme al cuerpo y la mente se preparan para la posibilidad de la violencia. Sin embargo, en el espectro de la rabia tienen cabida reacciones viscerales de este tipo, y también otras más sosegadas, como la indignación o el resentimiento.
La palabra enojo proviene del verbo latino innoiare (“causar aborrecimiento”), que podría provenir de expresiones y refranes abreviados, como in odio esse (“ser odiado”). Su llegada al español se dio bajo la forma enoyar, que acabó siendo el actual enojar, y lo hizo en el marco cultural del cristianismo, en cuya tradición forma parte de los pecados capitales, es decir, de los siete pecados que engendran otros pecados y por lo tanto los más severamente repudiados.
Ver además: Susceptible
Efectos del enojo en el organismo
El enojo es perceptible a partir de sus manifestaciones físicas, sobre todo al afectar la expresión facial y el lenguaje corporal, y en los casos más extremos, llegando a la agresión física o corporal. Esto suele ir acompañado de una alteración en las percepciones y en el autocontrol, así como en la observación objetiva de la realidad. Por eso, las personas iracundas interpretan las cosas de un modo distinto a lo que lo harían calmados.
Aparte de estos cambios que responden a la preparación corporal y mental para la agresión venidera, el enojo suele causar en el organismo una serie de efectos fisiológicos identificables, tales como:
- Aumento de los niveles de presión sanguínea, del ritmo cardíaco y la respiración, síntomas todos de la preparación corporal para la lucha o la huída.
- Incremento en la producción de adrenalina y noradrenalina.
- Tensión de los músculos y rigidez corporal, que pueden convertirse después en contracturas y fatiga generalizada.
- Aumento en los niveles de estrés.
Consejos para manejar el enojo
El enojo puede ser una reacción natural, pero su presencia continua acarrea problemas de índole física, emocional y social, por lo que siempre se hace necesario su manejo prudente. Eso no significa reprimirlo, sino implementar estrategias que nos permitan vivirlo de una manera menos destructiva, trágica o dañina para quienes nos rodean. Algunas de dichas estrategias son:
- Tomarse una pausa. El problema más usual de la rabia es que dispara reacciones inmediatas, espontáneas, poco meditadas, de las que instantes después podemos arrepentirnos, pero que no siempre tendrán solución. Así, lo ideal es tomar una pausa antes de hacer o decir algo de manera rabiosa, lo cual puede hacerse contando hasta 10 o tomándose el trabajo de hacer 5 respiraciones lentas y profundas.
- Expresar el enojo verbalmente. Las emociones no pueden contenerse del todo, y aquello que no se expresa verbalmente por lo general se expresa mediante otros medios, por ejemplo, actuando de una manera determinada. Así, antes de permitir que el cuerpo reaccione de manera violenta, es preferible expresar el enojo como lo que es: un sentimiento pasajero. Así, puede ser de mucha ayuda decir en voz alta “estoy molesto”, “siento mucha rabia” o algo similar, que no sea insultante y que además alerte al otro de lo que uno está sintiendo.
- Interrumpir en caso de emergencia. Si las cosas están saliéndose de control, siempre será mejor una retirada a tiempo que cometer alguna torpeza. Así que si notamos que el enojo nos desborda y que no estamos ya pensando con claridad, quizá sea el momento de cortar la discusión y retomarla luego, o de abandonar el lugar de la disputa antes de que todo escale a mayores.
- Reflexionar una vez pasado el enojo. Esto es clave para hacer del enojo una experiencia más significativa en la vida, que permita conocernos más y lidiar mejor con las situaciones que se presenten en el futuro. Esto significa que, una vez calmados los ánimos, debemos volver a la situación mentalmente, pero no para revivirla, sino para pensarla de un modo frío y racional, que nos permita un juicio más claro y sensato de cómo actuamos y cómo salieron las cosas.
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Referencias
- “Ira” en Wikipedia.
- “Enojo” en el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española.
- “Etimología de Enojo” en el Diccionario Etimológico Castellano En Línea.
- “Cómo controlar el enojo” en American Psychological Association (APA).
- “Control de la ira: diez consejos para controlar tu temperamento” en Mayo Clinic.
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