Irascible

Te explicamos cómo es alguien irascible, sus características y cómo es conveniente tratarlo. Además, cómo es alguien concupiscible.

Un hombre irascible está en un evento deportivo y no oculta su rabia.
Una persona irascible suele decir o hacer cosas de las que más adelante se podría arrepentir.

¿Cómo es alguien irascible?

Una persona irascible es aquella que resulta particularmente propensa a la ira, es decir, a la cólera o a la rabia desmedida. En general este tipo de personas suelen actuar impulsadas por este sentimiento furioso y hacer, decir o decidir cosas de las que más adelante se podrían arrepentir.

La palabra “irascible” y su sustantivo derivado “irascibilidad” son formas heredadas del latín, específicamente del verbo irasci (“encolerizarse”, “rabiar”), derivado de la raíz indoeuropea eis-, cuyo sentido principal es “moverse rápidamente”. Esto parece hacer referencia a las acciones rápidas y violentas que suelen tomar las personas cuando se encuentran presas de la ira.

La irascibilidad normalmente se entiende como un defecto de la personalidad, es decir, como una debilidad, una posible fuente de problemas y sufrimientos. De hecho, en la tradición religiosa occidental, la ira está considerada entre los siete pecados capitales (o sea, los pecados que engendran otros pecados) y en la representación del infierno de Dante Alighieri (1265-1321) en su Divina Comedia de 1320 se le asigna el quinto círculo, junto con los perezosos, pues ambos tipos de pecado son formas de incontinencia.

Ver además: Fortalezas y debilidades de una persona

Características de una persona irascible

Normalmente, una persona irascible se caracteriza por lo siguiente:

  • Casi siempre resulta muy fácil de enfadar, y cuando esto ocurre, la rabia suele ser desproporcionada.
  • A menudo dice, hace o decide cosas presa de la rabia, y luego se arrepiente o debe disculparse.
  • Sus reacciones resultan poco predecibles, por lo que a menudo la gente evita transmitirle malas noticias.
  • No le gusta que le lleven la contraria y se enfurece cuando eso ocurre.
  • Cuando se enfurece suele alzar la voz y actuar de manera agresiva: golpear la mesa, romper cosas. También puede buscar chivos expiatorios para su rabia, es decir, pagarla con terceros.

¿Cómo tratar con personas irascibles?

Lidiar con una persona irascible suele ser un reto para la mayor parte de los individuos, tanto en el ámbito personal como en el profesional. A la hora de hacerlo es importante considerar los siguientes consejos:

  • Conservar la calma. El primer y gran consejo para lidiar con una persona irascible es no engancharse en la dinámica rabiosa, pues eso solo dispararía una escalada de agresividad e impediría cualquier posibilidad de entendimiento.
  • Escuchar los argumentos del otro. A menudo las personas irascibles tienen miedo de no ser escuchadas y tomadas en cuenta, y buscan imponerse mediante la fuerza del carácter o el tono de voz. Por lo que una buena estrategia pasará siempre por escucharlas, validar su opinión con nuestra atención y, si es pertinente, con una respuesta.
  • No ceder por miedo. Es fácil dar la razón por miedo a la reacción del otro, pero ese tipo de conductas no solo reforzarán en la persona irascible sus malos comportamientos, sino que encima dañarán a la persona que cede, haciendo que se sienta violentada y sometida.
  • Esperar. A veces la mejor forma de hacer frente a la rabia de otra persona es esperar. Tomar una pausa con una excusa, desviar la conversación a otro tema para retomarla luego con la cabeza más calmada, o alguna otra estrategia de postergación del conflicto. Muchas personas irascibles pueden, así, darse cuenta de su propia actitud, aunque otras podrían sentirse evadidas, así que esto debe hacerse con mucho tacto y respeto.
  • Establecer ciertos límites. No siempre el enfado del otro responde ante la calma, a veces por el contrario necesita ser confrontado para desinflarse. Trazar un límite en la conversación con firmeza pero tranquilidad le advertirá al irascible que su comportamiento no será tolerado y que debe poner empeño en su autocontrol.
  • Tomar precauciones físicas. Si la persona irascible es propensa a la violencia, y se piensa que podría reaccionar mal, será una buena idea conservar cierta distancia, involucrar a terceros que puedan asistir y propiciar la conversación en un entorno abierto, amigable, seguro.
  • Pasada la tormenta, negociar. Una vez que la persona iracunda está calmada, no hay que desaprovechar la oportunidad de abordar el tema de su rabia y exponer con firmeza y claridad los daños que ha hecho y los problemas que su conducta fomenta. Solo a través de la reflexión y el autocontrol podrá esa persona dominar su rabia.

Irascible y concupiscible

En la tradición moral cristiana, la irascibilidad y la concupiscencia son formas de pecado. La primera es una forma desmedida de enojo, que ofende a Dios en la medida en que la persona actúa en contra de sus designios (por ejemplo, arrebatándole la vida a otra persona en medio de la furia). Mientras que la concupiscencia debe entenderse como la propensión a los deseos mundanos y carnales, contrarios a Dios, especialmente los relacionados con el sexo.

Por lo tanto, si una persona irascible es aquella que resulta propensa a la ira, una persona concupiscible es aquella propensa a la lujuria, en primer lugar, pero también a los impulsos pecaminosos en general. De acuerdo a la filosofía cristiana, existen dos formas de concupiscencia: la actual, que son los deseos pecaminosos mismos, y la habitual, que es la propensión a sentir dichos deseos.

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Referencias

¿Cómo citar?

"Irascible". Autor: Equipo editorial, Etecé. De: Argentina. Para: Concepto.de. Disponible en: https://concepto.de/irascible/. Última edición: 18 de enero de 2023. Consultado: 24 de abril de 2024

Sobre el autor

Última edición: 18 enero, 2023

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