Te explicamos qué es un año calendario y en qué se diferencia de un año natural. Además, te contamos qué es un año bisiesto y mucho más.

¿Qué es un año calendario?
Un año calendario es el nombre que recibe el lapso estándar de doce meses, que en el calendario occidental representa un año. Abarca, en orden, los meses de enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre. Comienza el 1 de enero y termina el 31 de diciembre.
Este sistema corresponde al calendario gregoriano, que es el que se usa actualmente en la mayor parte del mundo. Sin embargo, existen sociedades que miden el transcurso del tiempo y organizan su año calendario de manera distinta.
Un año calendario, en todo caso, abarca 365 días en un año ordinario y 366 en un año bisiesto (lo que ocurre cada cuatro años). Por otro lado, existe el año astronómico, que es lo que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol; y el año natural, que son 365 días corridos, de una fecha a otra doce meses después.
El calendario gregoriano comenzó a utilizarse en el año 1582 d. C., y es fruto de las reformas realizadas al calendario juliano por el papa Gregorio XIII. Este sistema se ha convertido en una convención mundial en la era contemporánea, aunque coexiste con calendarios propios de diferentes culturas, como el calendario chino o el musulmán.
- Ver además: Año
Año calendario y año natural
La diferencia entre el año calendario y el año natural no tiene que ver con la longitud (de doce meses) sino con la manera de organizarlo. Un año calendario, como su nombre lo indica, siempre obedece al orden establecido en los calendarios: inicia el 1 de enero y finaliza el 31 de diciembre, y se maneja como un lapso estándar que se repite conforme pasan los años.
En cambio, un año natural es un lapso de doce meses tomado a partir de una fecha cualquiera, hasta su repetición el año siguiente. Así, hay un año natural entre el 1 de agosto de 2009 y el 1 de agosto de 2010, pues entre una fecha y la otra transcurren doce meses.
- Más en: Año natural
Año bisiesto
Un año bisiesto es un año que tiene un día adicional en el mes de febrero, sumando 366 días en total. Este día extra, el 29 de febrero, se agrega para corregir el desfase acumulado entre el año calendario de 365 días y el año solar, que dura aproximadamente 365 días y 5 horas.
Sin este ajuste, el calendario se iría desfasando respecto a las estaciones del año. Para evitar este desajuste, se añade un año bisiesto cada cuatro años y así las estaciones siguen transcurriendo en los mismos períodos del calendario.
Se llama “bisiestos” a estos años debido a la expresión latina bis sextus dies ante calendas martii (“repetido el sexto día antes del primer día de marzo”), abreviada popularmente como bis sextus. Se debe a que el calendario romano juliano intercalaba el día adicional entre el 23 y el 24 de febrero. En cambio, en el calendario gregoriano que se utiliza en Occidente desde 1582, este día extra quedó desplazado al 29 de febrero.
- Más en: Año bisiesto
Año fiscal y año comercial
Un año fiscal y un año comercial son dos formas de organizar un año natural de acuerdo a las necesidades de un sector económico o burocrático de la sociedad. Esto quiere decir que si bien las sociedades emplean el mismo calendario formal, este no es necesariamente igual al calendario de actividades del sector fiscal y tributario, o del sector comercial y de los negocios.
- Año fiscal o financiero. Tiene una duración de doce meses, pero no necesariamente coincide con el año calendario, ya que se ajusta a las normas tributarias y de cierre de actividades de las empresas (cierre contable), o sea, a la burocracia del Estado y el manejo administrativo.
- Año comercial. Tiene una duración de apenas 360 días, ya que se diseña a partir de una simplificación del año calendario, asignándole a cada mes un promedio de 30 días de manera convencional. Este calendario de negocios es útil para organizar las inversiones y para calcular los intereses bancarios y de descuentos.
- Más en: Año fiscal y año comercial
Año lectivo y año sabático

En el ámbito educativo y de la academia, se llama año lectivo o año escolar al ciclo anual de estudios que se dicta en las escuelas, institutos y universidades de un país.
Durante ese tiempo, los estudiantes asisten regularmente a sus centros de enseñanza, de modo que los períodos vacacionales no forman parte del año lectivo. Por ejemplo, en los países del hemisferio norte, el año lectivo suele iniciar en septiembre y culminar en julio, mientras que en los del hemisferio sur suele iniciar en marzo y culminar en noviembre.
En cambio, el año sabático es el año de descanso o preparación que los docentes y profesores universitarios pueden tomar, cada cierto tiempo, y así alejarse de la rutina de enseñanza y adquirir nuevos conocimientos. Esto último puede hacerse en el mismo país o como invitado en programas de universidades extranjeras.
El nombre del “año sabático” proviene del hebreo shabat (traducible como “día de descanso”), y comparte su origen con el nombre del día “sábado”. En la Antigüedad, se nombraba así a la costumbre agrícola de dejar descansar los suelos durante un año luego de seis años de cosecha consecutiva, con el fin de preservar sus nutrientes y su humedad.
Año luz
En la astrofísica, el año luz (a veces abreviado “al.” o “a. l.”) es una medida de distancia equivalente al recorrido de un haz de luz en el vacío durante un año juliano consecutivo, es decir, durante 365,25 días de 24 horas cada uno. Esto significa que un año luz es igual a 9,46 x 1012 kilómetros, o sea, 9.460.730.472.580,8 kilómetros.
Con esta unidad, es posible expresar las inmensas distancias del espacio sideral, ya que utilizar kilómetros haría las cifras demasiado largas y engorrosas.
El año luz se usó formalmente por primera vez en un artículo de divulgación astronómica publicado en 1851 por el alemán Otto Ule (1820-1876). Desde el principio, llamó la atención que contuviera el término temporal “año”, por lo que se cuestionó la conveniencia de su uso, muy popular en la actualidad. Sin embargo, distintos especialistas en la materia prefieren el uso de la unidad pársec.
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Referencias
- Gutiérrez, S. (2008). Nuestro calendario: una medida de gran precisión. Suma, (58), 87-92. https://revistasuma.fespm.es
- Llagostera Cuenca, E. (2007). La medición del tiempo en la Antigüedad: el calendario egipcio y sus “herederos”, el Juliano y el Gregoriano. UNED. Espacio, Tiempo y Forma. Serie II, Historia Antigua, (19-20), 61-76.
- Vicente, J. J. (2010). Breve historia del calendario. Astronomía, 69-86. Universidad de Granada.
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