Te explicamos qué es la fábula, sus características y cuáles son sus partes. Además, sus tipos y ejemplos.
¿Qué es una fábula?
Una fábula es un texto literario narrativo breve, generalmente protagonizado por animales u objetos personificados, que busca transmitir una moraleja. Puede estar escrita tanto en prosa como en verso y cuenta una historia ficcional, por eso pertenece a la literatura narrativa.
La moraleja es la enseñanza que se obtiene tras la lectura de una fábula y que, por lo general, se encuentra resumida al final del relato. Se trata de una lección moral o ética, es decir, que invita a ciertas conductas o modos de ser y pensar y que juzga o desacredita otros, que son considerados negativos.
Así, todas las fábulas tienen un fin pedagógico o moralizante, puesto que buscan ilustrar mediante situaciones imaginarias las costumbres, los vicios o las virtudes de las personas. Por eso muchas de ellas son leídas y analizadas en espacios educativos, para que los niños y niñas reflexionen sobre los modos de comportamiento y adquieran determinadas reglas éticas y sociales.
Hay registro de que las fábulas han circulado durante la Antigüedad en Mesopotamia, India, Grecia, Roma y Egipto. Además, fueron compiladas durante la era clásica por el griego Esopo, y posteriormente por los romanos Fedro, Babrio y Flavio Alviano.
En la Edad Media, se transmitieron de forma oral, se compilaron en escritos y se añadieron otras, en su mayoría de tradición oriental. Durante el Renacimiento, el Barroco, el Neoclasicismo y otros movimientos artísticos, también se cultivó este tipo de textos. Jean de La Fontaine es un ejemplo de un autor que se destacó en la escritura y la divulgación de fábulas.
Ver además: Características de la fábula
Características de la fábula
La fábula presenta una serie de características:
- Temas. Incluye, por un lado, críticas y sátiras sobre vicios y comportamientos negativos, como la mentira, el engaño y el robo. Por otro lado, se valoran virtudes y comportamientos positivos, como la inteligencia, la solidaridad y la bondad.
- Personajes. Sus personajes suelen ser animales u otros seres personificados, es decir, que adquieren características y habilidades propias de los seres humanos, como hablar. Por lo general, algunos personajes remiten a una virtud y otros, a un vicio. Por ejemplo, las hormigas pueden funcionar como una analogía de la voluntad de trabajo en equipo y los cuervos, como representación del engaño y la maldad.
- Narrador. Su narrador suele ser omnisciente, puesto que conoce toda la trama y la cuenta en tercera persona.
- Género. Pertenece al género narrativo, porque se relata una historia, y al género didáctico, porque se busca transmitir una enseñanza respecto a un comportamiento o una forma de ser.
- Estilo. Tiene un estilo sencillo para que pueda ser comprendido por todos y suele incluir elementos fantásticos.
- Transmisión. Se transmite de forma oral y de generación en generación, por eso una fábula puede tener más de una versión. Sin embargo, la mayoría de las fábulas en algún momento se asientan por escrito.
- Finalidad. Suele emplearse para transmitir una moraleja o una enseñanza moral.
- Autoría. Suele ser anónima y de origen popular, es decir, que no tiene un autor reconocible.
Diferencias con otros tipos de textos
La fábula se diferencia de:
- Los cuentos. Pertenecen al género narrativo, son breves y narran un relato, pero no tienen como finalidad transmitir enseñanzas o moralejas.
- Los mitos. Pertenecen al género narrativo, pero están más vinculados con el ámbito religioso, siempre incluyen personajes que son héroes y dioses, y su objetivo es explicar el origen de algún fenómeno del universo.
- Las leyendas. Pertenecen al género narrativo y pueden transmitir enseñanzas, pero sus personajes suelen ser personas o seres fantásticos y sus historias relatan eventos que ocurren en un momento o lugar determinado.
- Las parábolas. Pertenecen al género didáctico, porque transmiten enseñanzas morales, pero sus personajes suelen ser personas, y no animales u objetos.
Partes de una fábula
La fábula se compone de tres partes:
- Inicio o introducción. Es la parte en la que se presenta a los personajes y se establecen los puntos iniciales del relato, como su ubicación en el espacio y el tiempo. Suele ser breve y concisa.
- Complicación o nudo. Es la parte en la que se presenta una situación de problemática moral o ética, derivada de las características o las acciones iniciales de los personajes.
- Desenlace. Es la parte final del relato, en la que termina la historia porque se resuelve la situación problemática.
- Moraleja. Es la conclusión o la enseñanza que transmite la historia. Suele aparecer mencionada en la fábula, aunque en algunos casos la tiene que deducir el lector o el oyente.
Tipos de fábula
Las fábulas pueden en clasificarse según su tema en:
- Fábulas de animales. Son las que tienen como protagonistas a seres del reino animal provistos de rasgos humanos, como el habla o la inteligencia.
- Fábulas de objetos. Son las que tienen como personajes a objetos humanizados, es decir, que toman características de las personas.
- Fábulas satíricas. Son las que, mediante la satirización de acciones, buscan producir humor y criticar maneras de comportarse y de ser.
- Fábulas religiosas. Son las que tienen como objetivo transmitir enseñanzas y valores religiosos.
- Fábulas contemporáneas. Son las que surgieron hace poco y transmiten reflexiones sobre temas presentes.
Ejemplo de fábula
El asno y el caballo
Un mercader viajaba siempre en compañía de un asno y un caballo. El asno llevaba una pesada carga y el caballo, en cambio, no llevaba nada. En uno de esos viajes, el pobre asno sintió que sus fuerzas no eran suficientes para llegar hasta la ciudad más próxima. Casi a punto de desfallecer, le dijo al caballo:
―Esta carga es tan pesada que no podré soportarla un minuto más. Si en algo me aprecias, caballo, pon sobre tu lomo un par de estos fardos.
―Lo siento, asno ―respondió el caballo―, pero yo no nací para llevar esos cargamentos tan pesados, sino para galopar libre y hermoso por los caminos.
Y dicho eso, el caballo siguió como si nada. Un rato más tarde, totalmente agotado, el asno se derrumbó y murió de tanta fatiga. Al darse cuenta de lo sucedido, el mercader agarró todo lo que el asno portaba y lo puso sobre el lomo del caballo, junto con la piel del desdichado asno. Nada más sentir la pesada carga sobre sus espaldas, se dijo el caballo:
―¡Qué tonto he sido! ¡Por no aliviar un poco el sufrimiento del burro, me veo ahora obligado a cargar con todo lo que él llevaba encima e incluso su propia piel!
Moraleja: Quien no ayuda al prójimo por creerse superior o mejor terminará perjudicándose a sí mismo, pues tarde o temprano ocupará su lugar.
El león y el ratón
Cierta vez, un león estaba descansando bajo un árbol, pero, de repente, un ratón se puso al lado de su oreja y lo despertó. El felino atrapó al roedor y levantó su garra para aplastarlo.
―¡Déjame vivir! ―dijo el ratón―. Quizá algún día necesites mi ayuda.
―¿Cómo un ser tan pequeño podría ayudarme a mí, el valiente y poderoso rey de la selva? ―preguntó el león.
―Aunque no sea grande y fuerte, soy pequeño y listo, y eso algún día te servirá.
―Bueno, pequeño, puedes irte. ―Después de decir esto, el león liberó al ratón.
El felino volvió a recostarse y se quedó dormido. Cuando cayó la noche, unos cazadores lo atraparon, lo ataron y se fueron a dormir. El león llamó al ratón, quien acudió para ayudarlo.
―Ratón, ¿puedes soltarme? ―preguntó el león.
El ratón comenzó a morder la soga hasta dejar libre al gran felino, quien le agradeció y aprendió que todos los seres vivos tienen cualidades valorables.
Moraleja: No hay que ser prejuicioso, pues todos los seres vivos tienen virtudes.
La liebre y la tortuga
En un bosque, vivían una liebre y una tortuga. La liebre era muy arrogante y siempre presumía que era la más veloz del mundo. A la tortuga no le gustaba para nada esa actitud, pues ella era muy humilde. Por eso, un día le dijo:
―Te reto a correr una carrera.
―¡Ja, ja, ja! ―rio la liebre―. Nunca podrás ganarme, pero acepto.
La carrera se organizó para el otro día y todos los animales del bosque asistieron. Cuando la competición comenzó, la liebre corrió por poco tiempo y quedó bastante adelantada. Al ver que la tortuga iba tan lento, se sentó debajo de un árbol para descansar un poco. La liebre se quedó profundamente dormida y la tortuga siguió avanzando.
De repente, la liebre se despertó porque escuchó gritos de festejo: los otros animales estaban celebrando la victoria de la tortuga. Así, se dio cuenta de que había perdido la carrera.
Moraleja: Con constancia y esfuerzo se pueden lograr objetivos que se creían imposibles. En cambio, no es conveniente ser vanidoso.
Referencias
- Beristáin, H. (1995). Diccionario de retórica y poética. Porrúa.
- Duque García, I. (2015). Fábula. En Diccionario Español de Términos Literarios Internacionales. http://www.proyectos.cchs.csic.es/
- Reyzábal, M. V. (1998). Diccionario de términos literarios I y II. Acento.
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