Te explicamos qué es la autodisciplina y qué tipos de comportamientos genera. Además, cómo desarrollarla y qué es el autocontrol.

¿Qué es la autodisciplina?
La autodisciplina es la capacidad de ejercer control sobre uno mismo para mantener comportamientos que requieren esfuerzo sostenido. Implica comprometerse con planes y proyectos, adoptando hábitos acordes con las metas, incluso cuando no existe presión externa ni recompensas inmediatas.
La autodisciplina está estrechamente relacionada con la motivación y el empeño. Consiste en aplicar la razón para decidir cómo actuar, es decir, hacer lo que se debe aunque no se tenga ganas. Es una habilidad clave para sostener rutinas, hacer cambios importantes en la vida o mantener el esfuerzo a lo largo del tiempo.
A diferencia de las reglas impuestas por instituciones o de las normas sociales, la autodisciplina surge del compromiso personal y se sostiene con voluntad y razonamiento, por lo que constituye una forma interna, autónoma y voluntaria de disciplina.
Puntos clave
- La autodisciplina es la capacidad de organizarse, sostener hábitos y actuar con constancia para alcanzar metas, incluso en ausencia de motivación o estímulos externos.
- Según el tipo de motivación, la autodisciplina puede ser intrínseca, cuando la acción resulta placentera en sí misma; o extrínseca, cuando el esfuerzo se sostiene por un objetivo valioso aunque la tarea no sea agradable.
- La autodisciplina permite mantener el compromiso con uno mismo, tolerar el esfuerzo y sostener el rumbo frente a las dificultades o distracciones.
- Algunas estrategias para desarrollar la autodisciplina son: elegir metas pequeñas y concretas, repetir conductas hasta convertirlas en hábitos, organizar rutinas diarias y recibir recompensas al finalizar las tareas.
Ver además: Inteligencia intrapersonal
Tipos de autodisciplina
Según el tipo de motivación que sostiene la conducta, la autodisciplina puede ser intrínseca o extrínseca.
Autodisciplina intrínseca
La autodisciplina intrínseca ocurre cuando lo que se debe hacer genera deseo o satisfacción personal. La motivación está alineada con la meta, por lo que el esfuerzo se sostiene con mayor facilidad. Por ejemplo, estudiar todos los días porque se disfruta aprender y se desea obtener buenas calificaciones.
Autodisciplina extrínseca
La autodisciplina extrínseca ocurre cuando la acción necesaria no resulta agradable, pero se reconoce que es importante para alcanzar un objetivo valioso. En este caso, la autodisciplina implica un mayor esfuerzo, ya que se actúa a pesar de preferir hacer otra cosa. Por ejemplo, levantarse temprano para ir a clases, aunque se tenga ganas de seguir durmiendo.
Importancia de la autodisciplina
La autodisciplina es una capacidad fundamental para alcanzar metas personales. Permite hacer lo que conviene, incluso cuando no resulta atractivo o placentero; y perseverar en actividades que sí generan satisfacción, pero exigen dedicación, constancia y paciencia.
Las personas autodisciplinadas suelen demostrar un alto nivel de compromiso consigo mismas. Son más perseverantes frente a las dificultades y, al tener mayor autocontrol, suelen tolerar mejor las situaciones incómodas o tediosas. Por eso, el desarrollo de esta fortaleza tiene un impacto directo en el logro de objetivos personales, académicos y profesionales.
Ver también: Características de una persona
¿Cómo desarrollar la autodisciplina?
Todas las personas cuentan con cierto nivel de autodisciplina. Sin embargo, es posible fortalecerla. Para eso, se requiere de práctica y tenacidad.
Algunas estrategias que favorecen el desarrollo de la autodisciplina son:
- Conocerse a uno mismo. Reconocer las propias fortalezas y debilidades permite anticipar situaciones y actuar con mayor disciplina. Por ejemplo, si una persona sabe que se distrae fácilmente con el celular, puede silenciar las notificaciones o dejarlo en otra habitación mientras estudia o trabaja.
- Establecer objetivos claros. Para evitar la frustración, es fundamental tener metas concretas, realistas y medibles. Lo ideal es comenzar con metas pequeñas, a corto plazo, e ir aumentando la exigencia progresivamente. Por ejemplo, si el objetivo es hacer ejercicio a diario, es preferible empezar con rutinas breves y simples.
- Planificar las acciones. Una rutina desorganizada favorece la procrastinación y la distracción. Por eso, conviene asignar horarios fijos a las actividades importantes, manteniendo cierta estructura diaria. Por ejemplo, establecer una hora específica para leer o entrenar, y cumplirla a diario.
- Repetir las conductas con regularidad. La autodisciplina se consolida cuando los comportamientos deseados se convierten en hábitos, es decir, cuando resultan naturales y no requieren de grandes esfuerzos. Por ejemplo, leer cada noche antes de dormir se vuelve más fácil si se hace todos los días, hasta que se convierte en parte de la rutina.
- Administrar las recompensas. Usar recompensas puede fortalecer la autodisciplina. Para ello, la gratificación se debe otorgar después de cumplir con la tarea, no antes. Por ejemplo, ver una serie después de estudiar es un refuerzo positivo del esfuerzo realizado.
Diferencias entre autodisciplina y autocontrol
La autodisciplina y el autocontrol son conceptos vinculados a la autorregulación, que es la capacidad de controlar los propios deseos, impulsos, emociones y pensamientos para dirigir el comportamiento hacia objetivos a largo plazo.
La autodisciplina es la capacidad de organizarse, establecer metas y actuar de forma constante para alcanzarlas. Por su parte, el autocontrol es la capacidad de frenar impulsos, emociones o deseos que pueden llevar a decisiones poco convenientes.
El autocontrol es útil en situaciones donde se necesita reaccionar con calma, resistir una tentación o evitar una conducta impulsiva. Por ejemplo, no interrumpir en una discusión o elegir no comer algo poco saludable.
Así, la autodisciplina ayuda a avanzar hacia una meta con constancia, mientras que el autocontrol permite evitar desvíos cuando aparecen obstáculos o tentaciones.
Sigue con:
Referencias
- Chaverri Chaves, P. y León González, S. P. (2022). Promoviendo la capacidad de autocontrol en niñas y niños: conceptos y estrategias en contexto. Innovaciones Educativas, 24(37), 119-132. https://revistas.uned.ac.cr
- Del Valle, M., Galli, J. I., Urquijo, S. y Canet Juric, L. (2019). Adaptación al español de la Escala de Autocontrol y de la Escala de Autocontrol-Abreviada y evidencias de validez en población universitaria. Revista Argentina de Ciencias del Comportamiento, 11(2), 52-64. https://revistas.unc.edu.ar
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