Decálogo

Te explicamos qué es un decálogo y te damos ejemplos de los decálogos más importantes. Además, te contamos cuál es el origen del término.

En una estatua, Moisés muestra los diez mandamientos.
Los decálogos pueden formar parte de alguna doctrina religiosa o de métodos filosóficos morales.

¿Qué es un decálogo?

Un decálogo es un compendio de mandamientos, instrucciones o consejos que tienen que ver con un asunto o con una actividad. Estas instrucciones se escriben a manera de lista, normalmente numeradas y redactadas en segunda persona gramatical.

El término “decálogo” proviene del griego dekálogos, compuesto por las voces deka- (“diez”) y logoi (“palabra” o “expresión”), ya que originalmente se trataba de listas de diez ítems, como los diez mandamientos de la tradición religiosa judeocristiana. Sin embargo, en la actualidad, un decálogo puede estar compuesto por cualquier número de instrucciones.

Los decálogos fueron muy populares en la Antigüedad, ya sea como parte de alguna doctrina religiosa o también de métodos filosóficos para llevar una vida moral. En general, este tipo de textos tienen una función normativa, o sea, sirven para resumir los puntos esenciales que rigen a una comunidad o a una actividad. Es por esto que en la actualidad muchas empresas y organizaciones los utilizan para comunicar sus valores a los trabajadores y mejorar el ambiente laboral.

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Ejemplos de decálogos

Existen muchos ejemplos de decálogos, tanto antiguos como modernos, tales como:

Los diez mandamientos

Afines al cristianismo y judaísmo, este decálogo fue compartido por Moisés al pueblo de Israel, luego de que su Dios lo inscribiera en dos láminas de piedra. Contiene los diez principios morales básicos por los cuales el pueblo elegido debía guiarse en la vida y en el culto religioso. De acuerdo a la versión católica, este decálogo era:

  1. Amarás a Dios por sobre todas las cosas.
  2. No tomarás el nombre de Dios en vano.
  3. Santificarás las fiestas.
  4. Honrarás a tu padre y a tu madre.
  5. No matarás.
  6. No cometerás actos impuros.
  7. No robarás.
  8. No rendirás falso testimonio.
  9. No consentirás deseos y pensamientos impuros.
  10. No codiciarás los bienes de tu prójimo.

El decálogo de Solón

Uno de los célebres Siete Sabios de Grecia, Solón (c. 638-558 a. C.), fue un poeta, estadista y legislador de la antigua Atenas, que gobernó durante un lapso de tensiones sociales y políticas. El historiador griego Diógenes Laercio le atribuyó el siguiente decálogo para la vida social y política:

  1. Ten por más fiel a la probidad que al juramento.
  2. Nunca digas una mentira.
  3. Piensa siempre en acciones ilustres.
  4. No hagas amigos repentinamente, ni abandones a los que ya tengas.
  5. Manda a los demás solo cuando ya sepas obedecer.
  6. No aconsejes a los demás lo que les resulte agradable, sino lo que sea mejor.
  7. Ten siempre por tu guía la razón.
  8. No te familiarices con gente ruin.
  9. Venera a los dioses.
  10. Honra a los padres. 

El decálogo del perfecto cuentista

Elaborado originalmente por el escritor uruguayo Horacio Quiroga (1879-1937), constituyó la piedra fundacional de una tradición de decálogos literarios en los que se intenta dar con los diez puntos clave de la escritura. Este decálogo consiste en:

  1. Cree en un maestro -Poe, Maupassant, Kipling, Chéjov- como en Dios mismo.
  2. Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.
  3. Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.
  4. Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.
  5. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.
  6. Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: “Desde el río soplaba el viento frío”, no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.
  7. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo
  8. Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.
  9. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.
  10. No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.

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Referencias

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Farías, Gilberto (17 de enero de 2024). Decálogo. Enciclopedia Concepto. Recuperado el 3 de octubre de 2024 de https://concepto.de/decalogo/.

Sobre el autor

Última edición: 17 de enero de 2024
Revisado por Gilberto Farías
Licenciado en Letras (Universidad Central de Venezuela)

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