Codicia

Te explicamos qué es la codicia, el origen del término y cómo son las personas codiciosas. Además, cómo se relaciona con la avaricia.

codicia
Un codicioso puede ser también un derrochador, ya que el gasto no merma su ambición.

¿Qué es la codicia?

La codicia es un deseo excesivo de poseer riquezas, bienes o todo aquello que simbolice estatus en la sociedad. Se trata de un rasgo negativo, bastante rechazado en la mayoría de las culturas, y considerado más o menos equivalente a la avaricia, por lo que a menudo se lo menciona entre los pecados capitales o pecados mortales. A las personas que cultivan este sentimiento se les conoce como personas codiciosas.

La palabra “codicia” proviene del latín cupidita, voz derivada del verbo cupire (“desear intensamente”), que está vinculado con el dios alado del deseo (Eros), a quien los romanos bautizaron Cupido. Por lo tanto, codiciar es desear con un anhelo malsano, es decir, por motivos innobles, egoístas, poco saludables. De hecho, la palabra “codicia” se empleaba antaño como sinónimo de “apetito sensual”.

Tradicionalmente, se entiende como personas codiciosas a aquellas que anteponen la ganancia material a cualquier otra cosa, muy por encima de la realización espiritual o de los valores afectivos. De modo que la codicia no está necesariamente vinculada al aspecto monetario (o sea, al dinero), sino que puede darse también en materia de bienes, de símbolos de estatus, de poder o en relación a cualquier otro bien escaso que se desee acumular sin límites.

Ver además: Antivalores

Codicia y avaricia

Las diferencias entre la codicia y la avaricia pueden variar dependiendo de la fuente consultada, y en la mayoría de los casos ambos términos se utilizan como sinónimos.

Sin embargo, es posible distinguir entre una y otra tomando en cuenta que la avaricia implica normalmente la acumulación de recursos y bienes más allá de la satisfacción de las necesidades inmediatas y la prevención de las futuras, esto es, el amor por la acumulación de recursos o el amor por los recursos en sí mismos. Una persona avara, por ejemplo, rara vez querrá gastar lo acumulado, incluso cuando al hacerlo pueda mejorar su estándar de vida o causar bien a terceros.

En cambio, a una persona codiciosa puede no interesarle la acumulación de estos bienes y recursos, sino el puro hecho de recibirlos, de ganarlos, de merecerlos. Un codicioso puede ser también un derrochador, ya que el gasto no merma su ambición desmedida y su deseo de ganar siempre más y más.

También es posible entender al codicioso como aquel que sacrifica todo con tal de tener más recursos, lo cual no necesariamente quiere decir que los atesore y acumule, sino que es capaz de realizar acciones moralmente reprobables con tal de recibir dinero, beneficios u oportunidades.

Más en: Avaricia

Referencias

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Equipo editorial, Etecé (2 de septiembre de 2022). Codicia. Enciclopedia Concepto. Recuperado el 18 de noviembre de 2024 de https://concepto.de/codicia/.

Sobre el autor

Última edición: 2 de septiembre de 2022

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