Te explicamos qué es un prólogo, cuáles son sus características y qué tipos existen. Además, cómo escribir un prólogo y en qué se distingue de un epílogo.

¿Qué es un prólogo?
Un prólogo es un texto más o menos breve que antecede a un libro y que le ofrece al lector un contexto previo útil para entender algún aspecto de lo que leerá más adelante. Es decir, un prólogo opera como una suerte de introducción o prefacio, pero comúnmente escrito por una persona distinta al autor, denominada “prologuista”.
En el prólogo, se le adelantan al lector ciertos aspectos necesarios para enriquecer su lectura. Estos pueden ir desde una opinión o exaltación de la obra, hasta una explicación del contexto en que fue escrita, una advertencia de algún tipo o cualquier otra información que el prologuista considere relevante.
No todos los textos presentan o requieren un prólogo, y en ocasiones distintas ediciones de una misma obra pueden tener prólogos diferentes. Esto se debe a que no se trata de un texto que forme parte de la obra misma.
En ocasiones, un escritor principiante busca que su obra sea prologada por un autor consagrado, ya que ello constituye un aval o una buena carta de presentación. Ha ocurrido, sin embargo, que ciertos prólogos acaben siendo igual o más importantes que la obra que acompañan, ya sea por la belleza con que están escritos o porque constituyen piezas documentales e históricas.
¿Cuál es el origen del prólogo?
La palabra “prólogo” proviene de las voces griegas pro– (“antes” o “a favor de”) y logos (“palabra”, “discurso”). En la antigua tragedia griega, se conocía como prólogo (“el que habla antes”) a uno de los personajes que, al inicio de la función, brindaba un recuento de la situación inicial, para que el público comprendiera dónde iniciaba la representación del relato. Este mismo rol pasó a cumplirlo después un texto escrito y fue así que surgió la costumbre de prologar las obras literarias.
- Ver también: Textos introductorios
Características de un prólogo
En general, los prólogos tienen las siguientes características:
- Se hallan siempre al inicio de la obra, a modo de introducción o antesala.
- Poseen un autor determinado, que puede o no ser el mismo autor de la obra prologada.
- Normalmente son breves, concisos y subjetivos, ya sea que estén escritos en primera persona o desde un punto de vista impersonal.
- Son textos con un formato bastante libre, ya que pueden adoptar la forma de un ensayo, una reflexión, una crónica o incluso una narración.
- Cumplen con una función expositiva y argumentativa, siempre a favor de la lectura de la obra, resaltando su importancia o su belleza.
- Se escriben siempre posteriormente a la obra, pues el contenido del prólogo refleja la lectura que el prologuista hizo de ella.
- Forman parte del paratexto de una obra, así como el título, el subtítulo, la dedicatoria, el lema, el epílogo y las notas al margen, entre otros.
Tipos de prólogos
Los prólogos se clasifican de manera más o menos libre, atendiendo al tipo de contenido que ofrecen. Así, por ejemplo, podemos distinguir entre:
- Prólogo analítico. Se trata de un breve estudio sistémico de la obra, normalmente de tipo formal y académico.
- Prólogo literario. Se trata en sí mismo de una obra literaria, como un relato o una reflexión, que dialoga con la obra prologada.
- Prólogo autoral. Se trata de un prefacio escrito por el propio autor de la obra, quien se siente obligado a advertir algo a sus lectores. Puede llamarse también “carta al lector” o “advertencia del autor”.
- Prólogo editorial. Se trata de una advertencia escrita por los editores de la obra, en general cuando esta consiste en el rescate de una pieza antigua o extraviada en la historia.
¿Cómo hacer un prólogo?
No existe una fórmula o un método único para redactar un prólogo, dado que se trata de un tipo de texto muy singular, en el que el prologuista aborda la obra como mejor le parezca. Sin embargo, lo más común es que un prólogo obedezca a alguna o varias de las siguientes estrategias:
- Narrar el modo en que el prologuista supo de la obra y lo que pensó al leerla por primera vez; o la importancia que esta ha tenido en su vida, si se trata de un clásico.
- Resaltar la importancia literaria de la obra, explicando su vigencia histórica o sus aspectos inmortales.
- Destacar la relevancia de la edición de la obra en la actualidad, en especial si se trata de una reedición.
- Comentar la vida del autor de la obra y brindarle al lector el contexto histórico necesario para comprenderla a cabalidad.
- Interpretar, analizar o estudiar brevemente la obra, apoyándose en citas críticas y en fragmentos textuales.
Diferencias entre prólogo y epílogo
La diferencia entre un prólogo y un epílogo es simple. Mientras que el prólogo se halla ubicado al inicio del libro, como antesala a la lectura, el epílogo en cambio se ubica al final, como un texto que concluye o da la última puntada a la lectura.
Tanto el prólogo como el epílogo son formas de acompañamiento del texto principal y pueden no pertenecer propiamente a él. Sin embargo, a diferencia de los prólogos, es normal que los epílogos sean escritos por el mismo autor de la obra.
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Referencias
- Porqueras Mayo, A. (1957). El prólogo como género literario. Su estudio en el Siglo de Oro español. Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
- The Editors of The Encyclopaedia Britannica. (2024). Prologue. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com
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