Escenografía

Te explicamos qué es la escenografía, qué tipos existen y qué elementos la componen. Además, cómo fue su origen y su historia.

¿Qué es la escenografía?

La escenografía es, en el marco de las artes escénicas, el conjunto de elementos que conforman el escenario de una representación artística, ya sea teatral, musical, de danza, cine u otro tipo. También se llama así al arte y la técnica empleados en la construcción y conceptualización del ámbito en el que transcurre una obra. A los profesionales de la escenografía se los denomina escenógrafos.

Es posible comprender la escenografía como un cruce entre la arquitectura y las artes escénicas. Su propósito es crear espacios a partir de consideraciones técnicas y estéticas para enmarcar la acción dramática o la representación artística. Así, la escenografía se combina con el resto de los elementos (actuaciones, sonido, iluminación) para dar coherencia al mundo ficcional de la representación.

Los elementos de la escenografía no solo acompañan las actuaciones y dan contexto a las acciones de los personajes, sino que también le indican al espectador dónde transcurre la acción. Por ejemplo, en una obra de teatro, ciertos elementos urbanos como casas y postes de luz sugieren que la escena transcurre en una ciudad, mientras que la presencia de árboles y plantas silvestres ubicarán los eventos en el campo.

La escenografía involucra labores complejas que suele desempeñar un equipo de trabajo especializado, que debe comprender la propuesta conceptual de la obra y trabajar en función de ella. Luego de la conceptualización viene la etapa de producción, en la que se elaboran los elementos escénicos y se disponen según los requerimientos del texto dramático o del guion.

Ver además: Características de una obra de teatro

Origen e historia de la escenografía

La palabra escenografía está compuesta por las voces griegas skene (“cobertizo”) y graphos (“escritura” o “dibujo”). Esto proviene de los ritos dionisíacos y las representaciones dramáticas de la Antigua Grecia, donde los sacerdotes disponían de una pequeña construcción al lado del escenario para cambiarse de vestimenta. Este lugar se convirtió más tarde en el sitio del cual salían los actores durante la representación de las célebres tragedias griegas, y con el tiempo comenzó a ser decorado de forma elaborada para dar contexto a las representaciones.

Una de las grandes innovaciones escenográficas del teatro griego y romano fueron los llamados periactos. Estos dispositivos constaban de tres caras que permitían cambiar el escenario de manera rápida según los requerimientos de la obra. Cada una de las caras tenía la pintura de un paisaje o recinto diferente que, al girar, aparecía en el fondo de la escena para dar la ilusión de otro espacio.

La relevancia del trabajo escenográfico continuó creciendo durante la Edad Media, debido al interés de la Iglesia en propagar su fe por medio de dramatizaciones de misterios y relatos bíblicos. Mientras tanto, del otro lado del mundo, florecía el teatro noh japonés, con sus vistosas máscaras y elaborados vestuarios, resaltados por fondos escenográficos simples y minimalistas con alta carga simbólica.

Durante el Renacimiento y el Barroco, se dio un gran salto en el desarrollo de la escenografía a través de la perspectiva y la búsqueda de realismo en los escenarios. En la Inglaterra de William Shakespeare (1565-1616), por ejemplo, se usaban grandes tapices decorados y combinaciones de cortinas para lograr diferentes efectos estéticos.

En los siglos siguientes, la escenografía expandió sus métodos y procedimientos, en particular con nuevas formas teatrales como la comedia del arte, la ópera y el ballet, que trajeron consigo otras necesidades escenográficas. La decoración fija pasó a ser móvil gracias al uso de los bastidores, técnica italiana del siglo XVI que pronto se propagó por toda Europa. Entre los siglos XVI y XVII, hubo famosos escenógrafos italianos, entre ellos, Sebastiano Serlio, Bernardo Buontalenti, Baccio del Bianco y Giacomo Torelli.

La llegada del siglo XIX con tecnologías innovadoras otorgó a la escenografía nuevas dimensiones. La iluminación a gas introdujo un elemento visual basado en la intensidad de la luz, los colores y las sombras, lo que favorecía el espíritu evocador del Romanticismo. A su vez, los decorados se hicieron más creativos, con atmósferas misteriosas que se alejaban del realismo. Luego, con la llegada de la luz eléctrica, surgieron técnicas más sofisticadas de iluminación, que fueron aprovechadas por el naciente cine y las vanguardias.

En el siglo XX, nuevas formas teatrales, como la ruptura de la cuarta pared (en la que un personaje rompe con la ficción y se dirige al público) y otros desafíos a las convenciones artísticas tradicionales, revolucionaron definitivamente el arte escenográfico. Esta transformación ha continuado con la aparición de nuevas narrativas y estéticas, como los lenguajes no lineales (formas fragmentadas de contar las historias) o las fusiones inéditas entre disciplinas, además de innovaciones tecnológicas como la realidad aumentada o el mapping (proyección de imágenes sobre superficies reales).

Tipos de escenografía

De acuerdo con su función estética, la escenografía puede ser clasificada de la siguiente manera:

• Escenografía realista. Es aquella que se propone reproducir de manera fiel y verosímil el ámbito en el que tiene lugar la ficción. Es explícita, literal y abundante en detalles.
• Escenografía abstracta. Es aquella que utiliza formas, imágenes y otros elementos visuales que no se corresponden con la realidad y que no representan un lugar ni un tiempo específicos. Se sugieren sensaciones y se producen efectos de forma compleja, sin utilizar objetos reconocibles.
• Escenografía funcional. Es aquella que está determinada por los requerimientos dramáticos de la obra, es decir, que se adapta a sus necesidades expresivas. Facilita los movimientos y las acciones de los actores, así como el desarrollo de las escenas.
• Escenografía minimalista. Es aquella que consta de la menor cantidad de elementos posible, de modo que hace uso de lo estrictamente indispensable para recrear el lugar de la acción. Suele ser más exigente para los actores.

Elementos de la escenografía

Los elementos de la escenografía son:

• Decorado. Comprende todos los elementos que conforman el espacio de la escena, tanto fijos (paredes, techo, columnas) como móviles (telones de fondo, falsas paredes o árboles, proyecciones). Suele ofrecer el contexto temporal y espacial en el que transcurre la ficción.
• Utilería. Comprende los objetos que acompañan la acción de los personajes y son manipulados por los actores. Pueden tener referentes reales y un uso literal (una lapicera para escribir, por ejemplo) o simbólicos (como un reloj detenido, que puede representar que un personaje se ha quedado atrapado en el pasado). Es fundamental para caracterizar a los personajes y otorgar verosimilitud a la acción.
• Iluminación. Es el empleo de la luz para generar atmósferas, destacar objetos, espacios o personajes, guiar la mirada del público y dar énfasis a ciertas acciones. Puede ser tanto natural como artificial, y se concibe en función de las atmósferas o emociones requeridas por la ficción (por ejemplo, una luz muy tenue puede sugerir la cercanía de la muerte).
• Vestuario y maquillaje. Es el conjunto de accesorios, prendas de vestir y técnicas de maquillaje usados para alterar la apariencia de actores y actrices y caracterizar a los personajes, así como sus cambios o situaciones específicas (por ejemplo, un rey puede llevar corona y capa al principio de la acción, pero si es destronado y desterrado, su ropa y maquillaje cambiarán).

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Referencias

• Ferrera Esteban, J. L. (2009). Glosario ilustrado de las artes escénicas. Solapas.
• Gómez García, M. (2007). Diccionario Akal de Teatro. Akal.
• Oliva, C. y Torres Monreal, F. (2002). Historia básica del arte escénico. Cátedra.