Te explicamos qué es el estrés, cuáles son sus síntomas y sus causas, y qué tipos existen. Además, consejos para gestionarlo y sus diferencias con la ansiedad.

¿Qué es el estrés?
El estrés es una sensación de malestar físico o emocional que surge como respuesta natural del organismo ante situaciones que se perciben como exigentes o amenazantes. Activa recursos físicos y mentales que permiten reaccionar con rapidez y eficacia, por lo que cumple una función adaptativa frente a los desafíos del entorno.
Es habitual sentir estrés en momentos que requieren un esfuerzo adicional. En niveles moderados, puede resultar beneficioso, ya que mejora el enfoque y la capacidad de respuesta. Pero si se vuelve excesivo o prolongado, puede deteriorar el equilibrio emocional, la salud física y las relaciones interpersonales.
La forma en que se experimenta el estrés varía de una persona a otra. Su intensidad y sus efectos dependen del tipo de situación, de los recursos personales con los que se cuenta y del apoyo disponible. Reconocer sus causas, identificar los síntomas y aplicar estrategias para manejarlo de manera adecuada contribuye a reducir sus consecuencias negativas.
Puntos clave
- El estrés es una reacción del cuerpo ante situaciones que demandan esfuerzo o representan una amenaza.
- Los síntomas habituales incluyen dolores físicos, ansiedad, irritabilidad, insomnio y cambios en la conducta.
- Las causas del estrés varían según la persona y pueden estar relacionadas con factores emocionales, físicos o del entorno.
- Algunas estrategias para controlar el estrés son: seguir una rutina, descansar bien, hacer ejercicio, alimentarse de forma saludable, hablar con alguien de confianza y pedir ayuda profesional si es necesario.
- Ver además: Frustración
Síntomas del estrés
Los síntomas del estrés pueden ser físicos, emocionales o conductuales. Identificarlos a tiempo permite intervenir de forma preventiva y evitar que se intensifiquen.
Síntomas físicos
Los principales síntomas físicos incluyen:
- Dolor de cabeza o tensión muscular
- Malestar estomacal
- Fatiga constante
- Trastornos del sueño (insomnio o somnolencia excesiva)
- Cambios en el apetito o en el peso
- Mayor vulnerabilidad a enfermedades
- Dolor en el pecho o presión arterial elevada
Síntomas emocionales
Los principales síntomas emocionales incluyen:
- Ansiedad o nerviosismo
- Irritabilidad, malhumor o reacciones impulsivas
- Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
- Problemas de memoria
- Sensación de estar abrumado
- Tristeza, apatía o síntomas depresivos
- Preocupación constante o pensamientos negativos
Síntomas conductuales
Los principales síntomas conductuales incluyen:
- Consumo excesivo de tabaco, alcohol o medicamentos
- Aislamiento social o rechazo de actividades
- Disminución del rendimiento laboral o académico
- Abandono del ejercicio físico o de hábitos saludables
- Deterioro en las relaciones personales
- Más en: Características de una persona
Causas del estrés
El estrés puede tener múltiples causas, que dependen tanto del contexto como de las características personales. Lo que una persona tolera con facilidad, para otra puede representar una carga emocional difícil de sostener. Incluso algunos eventos positivos pueden generar estrés si implican cambios importantes o niveles altos de exigencia.
Existen distintos tipos de factores que pueden desencadenar una respuesta de estrés:
- Factores psicosociales. Se vinculan con las relaciones y la vida personal, como conflictos familiares, rupturas afectivas, pérdidas, problemas económicos o decisiones difíciles.
- Factores biológicos. Se relacionan con procesos internos del cuerpo, como enfermedades, dolor físico, alteraciones hormonales, consumo de medicamentos o esfuerzos físicos intensos.
- Factores ambientales. Incluyen elementos del entorno, como el ruido, la contaminación, temperaturas extremas o hacinamiento.
- Factores químicos. Se relacionan con el consumo de sustancias, como alcohol, tabaco o drogas, que alteran el sistema nervioso y aumentan la reactividad al estrés.
Tipos de estrés
El estrés se clasifica según su duración e intensidad, lo que permite distinguir distintos tipos y adaptar las estrategias de intervención:
- Estrés agudo. Es una respuesta breve y puntual ante un desafío inmediato. Permite reaccionar con rapidez y suele desaparecer cuando la situación se resuelve. En niveles moderados, puede resultar útil y estimulante.
- Estrés agudo episódico. Se presenta de manera repetida, con períodos frecuentes de tensión. Afecta el bienestar emocional y físico, e interfiere en las relaciones y en la capacidad para relajarse.
- Estrés crónico. Se mantiene en el tiempo y responde a situaciones persistentes, como conflictos prolongados o enfermedades graves. Su impacto acumulativo puede generar trastornos físicos y emocionales si no se trata adecuadamente.
¿Cómo controlar el estrés?
Adoptar hábitos saludables y técnicas de autocuidado permite reducir el impacto del estrés en la vida cotidiana. Algunas estrategias eficaces son:
- Establecer una rutina diaria. Organizar los horarios para comer, descansar, trabajar y realizar actividades placenteras aporta estructura y previsibilidad.
- Descansar lo suficiente. Dormir entre 7 y 9 horas, mantener horarios regulares y evitar estímulos antes de acostarse mejora el rendimiento físico y mental.
- Mantener el contacto social. Conversar con personas de confianza ayuda a aliviar tensiones y a fortalecer los vínculos.
- Comer de forma saludable. Seguir una dieta equilibrada y mantenerse hidratado mejora el estado de ánimo y la resistencia al estrés.
- Hacer ejercicio. Realizar actividad física diaria, como caminar o bailar, mejora la salud general y reduce la tensión.
- Practicar técnicas de relajación. Incorporar ejercicios de relajación, como la respiración profunda, la meditación, la escritura o el mindfulness, ayuda a calmar la mente y recuperar el equilibrio.
- Buscar ayuda profesional. Consultar con un especialista en salud mental es clave cuando el estrés se vuelve constante o difícil de manejar por cuenta propia.
Diferencias entre estrés y ansiedad
El estrés y la ansiedad comparten algunos síntomas, como la tensión, la preocupación o los trastornos del sueño. Sin embargo, son fenómenos distintos que requieren abordajes diferentes.
El estrés surge ante una situación externa que genera presión, y desaparece una vez que se resuelve. Puede ayudar a actuar con eficacia en momentos críticos.
En cambio, la ansiedad es una respuesta interna que aparece incluso sin una causa evidente. Se manifiesta como una preocupación constante o un miedo difuso que persiste en el tiempo, y puede afectar la salud y la vida diaria.
Sigue con:
Referencias
- Bairero Aguilar, M. E. (2018). El estrés y su influencia en la calidad de vida. MULTIMED, 21(6). https://revmultimed.sld.cu
- National Institute of Mental Health. (s. f.). I’m so stressed out! Fact sheet. https://www.nimh.nih.gov
- Organización Mundial de la Salud. (2020). En tiempos de estrés, haz lo que importa. Una guía ilustrada. https://cdn.who.int
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