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Partes de un cuento

Te explicamos cuáles son las partes de un cuento. Además, las características y funciones del inicio, el nudo y el desenlace.

partes de un cuento
Los cuentos tienen un número limitado de personajes y acciones que les acontecen.

¿Cuáles son las partes de un cuento?

Un cuento es un tipo de narración generalmente breve, que relata eventos protagonizados por un número finito de personajes y con un argumento relativamente simple, al menos en comparación con otras formas de narración, como la novela.

En términos generales, los cuentos se componen de tres partes esenciales, que se denominan tradicionalmente “inicio” o “planteamiento”, “nudo” o “complicación”, y “desenlace” o “final”.

  • Inicio. Es la parte inicial, en donde se presenta al lector el mundo del relato, con sus personajes y situaciones previas.
  • Nudo. Es la parte media del relato, en donde surgen los obstáculos que amenazan a los protagonistas y ocurre la mayor cantidad de las peripecias de la trama.
  • Desenlace. Es la parte final del relato, en donde se resuelven los nudos de la trama y se plantea una nueva situación, que cumple o frustra los deseos de los protagonistas.

Todo relato consta de estas tres partes, pero no siempre en la misma proporción. Por ejemplo, puede haber relatos con breves inicios y largos desenlaces, o viceversa.

La idea de organizar un cuento en tres partes fundamentales (inicio, nudo y desenlace) proviene de la Antigüedad, específicamente del filósofo griego Aristóteles (384-322 a. C.), quien la formuló en su Poética. Esta noción, sin embargo, permanece vigente hasta la actualidad.

Inicio o planteamiento de un cuento

partes de un cuento inicio
El inicio del cuento introduce al lector a los personajes y el mundo del relato.

El inicio o planteamiento es la etapa inicial del cuento, en la que se debe introducir al lector el mundo recreado y a los personajes que protagonizan la historia. Es aquí también donde se captura la atención del lector y se lo involucra en los eventos de la trama, brindándole la información y las interrogantes que le permitirán adentrarse en la historia.

Todo inicio de un cuento debe responder, a su manera particular, a las siguientes preguntas:

¿Quiénes son los protagonistas?

Todo cuento tiene uno o varios protagonistas, es decir, personajes a los que les acontece la trama y a quienes el lector estará acompañando a lo largo de su lectura. Es importante que quede claro quiénes son, qué buscan y cuál es su punto de partida en los eventos narrados.

En un relato puede haber muchos personajes y de varios tipos. En general, se distingue entre principales (determinantes para la historia) y secundarios (de relleno o acompañamiento). Además, entre los personajes principales, se puede distinguir entre protagonistas (a quienes les sucede la historia) y antagonistas (quienes se oponen a los protagonistas).

¿Dónde y cuándo ocurren los hechos?

El inicio de un relato debe situar al lector en el marco espacial y temporal en el que ocurren los hechos. De este modo, el lector entiende si se trata de un mundo semejante al real o más bien de uno fantástico; si los eventos tienen lugar en el pasado, el presente o el futuro; y cualquier otro aspecto temporal o espacial que sea de importancia.

¿Qué quieren los protagonistas?

Todo relato es el relato de un deseo, de una expectativa, de algo que los protagonistas persiguen voluntaria o involuntariamente. Esto puede ser desde convertirse en caballero andante, conquistar a la persona deseada, derrocar a un rey malvado o simplemente salvar su vida. Todo protagonista debe tener una motivación y esta debe percibirse desde el inicio.

Nudo o complicación del cuento

partes de un cuento nudo
En el nudo, la situación planteada en el inicio del cuento se pierde, se complica o se altera.

El nudo o complicación es la etapa del cuento en la que surgen los obstáculos, impedimentos o eventos impredecibles, que amenazan con detener el avance de los protagonistas. Se le suele llamar “nudo” porque la línea de la trama comienza a dar vueltas, se hace más enredada, menos lineal.

Generalmente, esto ocurre cuando la situación planteada en el inicio se complica, se pierde o se altera, obligando a los personajes a tomar decisiones, emprender acciones y hacer frente a situaciones retadoras.

Toda complicación de un relato debe responder, a su manera particular, a las siguientes preguntas:

¿Qué problemas surgen en el camino?

Una historia sin obstáculos no tendría mucho sentido, así que deben surgir elementos que impidan a los protagonistas conseguir lo que desean o retos que amenacen con impedírselo. Estos impedimentos pueden ser de cualquier tipo, desde obstáculos físicos hasta enemigos por vencer o  distancias por recorrer, pero deben tener suficiente importancia para los protagonistas.

¿Quiénes son los antagonistas y qué quieren?

El director de cine Alfred Hitchcock (1899-1980) decía que un relato es tan interesante como lo sean sus antagonistas, o sea, los personajes cuyos objetivos son contrarios a los de los protagonistas. Puede tratarse de personajes malvados (conocidos como “villanos”) o simplemente de competidores que persiguen el mismo propósito.

¿Qué consecuencias tienen los inconvenientes?

Sortear los obstáculos de la historia tendrá normalmente un costo para los protagonistas, es decir, consecuencias indeseadas que irán haciendo el recorrido más emocionante. Esto puede ser la pérdida de algún aliado, algún tipo de herida o simplemente el descubrimiento de una verdad incómoda. Lo importante es que estas consecuencias enfrenten al protagonista con una decisión importante.

Desenlace o final del cuento

partes de un cuento desenlace
El desenlace revela el resultado de la búsqueda de los protagonistas.

Si la complicación representa la ruptura con el orden establecido en el inicio, el desenlace implica el retorno a un nuevo orden, que puede ser la recuperación de la situación inicial o el establecimiento de otra diferente. Es decir, se puede recuperar lo que se había perdido o se puede acabar en un nuevo lugar.

El desenlace del cuento, en todo caso, se caracteriza por la resolución de los obstáculos que surgieron en el camino y la revelación final de cuál es el resultado de la búsqueda de los protagonistas.

En ese sentido, el desenlace debe responder, a su manera particular, a las siguientes preguntas:

¿Cómo se resuelven las complicaciones?

El lector debe conocer cómo se produjo la resolución del nudo, es decir, si se debió a las decisiones tomadas por los protagonistas, si intervinieron factores externos o si ocurrió algo inesperado. Todo ello debe tener consecuencias y repercusiones en la vida de los protagonistas.

¿Se cumplió el deseo de los protagonistas?

Esta es una pregunta fundamental del cierre del relato: ¿consiguieron los protagonistas lo que buscaban? ¿Triunfaron en su gesta o cambiaron de opinión? ¿Acaso descubrieron algo más importante en el camino? Responder a estas preguntas implica también responder quiénes son ahora los protagonistas, o sea, en qué se han convertido.

¿Cuál es el final de la historia?

Lo último que el cuento debe relatar es el establecimiento de un nuevo orden de las cosas, que puede ser próximo al ideal (o sea, un final feliz), catastrófico (o sea, un final trágico) o quizá algún punto intermedio entre ambas opciones.

Ejemplo de las partes de un cuento

El siguiente es un ejemplo de cuento en el que es posible apreciar claramente identificadas sus tres partes:

Saúl y el cementerio marino

[Inicio o planteamiento]

Hace muchos años, antes de que el ser humano descubriera la electricidad, cuando la gente aún vivía temerosa de la noche, llegó al pueblo de Bacalao un joven viajero llamado Saúl. Venía en una caravana de mercaderes que negociaba con los víveres producidos en la otra punta del continente.

Saúl trabajaba con ellos, o algo parecido, pues en realidad no era devoto de las labores manuales, ni de lidiar con la gente, lo único que se le daba bien era viajar. Nadie había visitado tantos lugares como él, ni sabía tantos idiomas, de modo que al final de cada noche, la gente se sentaba alrededor de Saúl para oírlo contar sus aventuras, momento que los mercaderes aprovechaban para descansar.

[Nudo o complicación]

En esa ocasión, sin embargo, las historias de Saúl no despertaron el interés que solían tener entre la gente. En cuanto empezaba a contar sus historias, los habitantes de Bacalao lo miraban con indiferencia y continuaban su camino. “¡Qué pueblo de gente aburrida!”, exclamó, presa de la frustración.

Al oírlo, un grupo de niños, igual de indiferentes que sus mayores, le explicaron que sobre el pueblo había caído una gran tristeza desde que el mar había subido y derribado las murallas de su cementerio. Día a día, las olas arremetían contra las lápidas y no había manera de rendirles tributo a los muertos.

Saúl no entendía qué relación podía haber entre el cementerio derruido y la tristeza de los pobladores, y aquello no hizo más que picar su curiosidad. En todos sus viajes, jamás había presenciado algo como aquello, y se le ocurrió que si averiguaba más al respecto podría tener una anécdota más para su repertorio. Así, cuando a la madrugada la caravana de mercaderes decidió seguir su camino, Saúl permaneció en Bacalao y aguardó el amanecer para visitar el cementerio marino.

[Desenlace o final]

La luz de la mañana encontró a Saúl en las puertas del camposanto, inundado al punto tal de que había peces atrapados en los agujeros de las tumbas. La pared, derruida, apenas soportaba los embates del mar. El joven buscó un lugar para sentarse, desde donde pudiera hacerse con una buena imagen del cementerio marino. Solía hacerlo cada vez que llegaba a un lugar nuevo y quería memorizar sus detalles.

Estando allí, absorto en el panorama, se descubrió presa también de una tristeza profunda, un sentimiento de que la vida era siempre lo mismo en todos lados y que viajar no tenía, en el fondo, mucho sentido. El cementerio que tan fascinante le había parecido, se le antojó ahora tonto, descabellado, y se dijo que cualquier anécdota para contarlo resultaría también aburridísima, como en el fondo lo eran también las historias que hasta ese día había venido contando.

Derrotado, se levantó y se limpió los pantalones, decidido a no contar una historia más en su vida. Buscaría, en cambio, algo práctico y útil que hacer, algo que le permitiera vivir sin mayores aspiraciones. Enfiló entonces sus pasos de regreso hacia el poblado y descubrió en la puerta a los pobladores, igual de cansados y tristes, esperándolo.

Ninguno dijo una sola palabra. Simplemente lo observaron volver. Y en cuanto estuvo Saúl entre ellos, alguien le tendió una pala y le señaló un lugar donde hacía falta cavar. Otro le señaló una casa vacía en donde podía hospedarse. Saúl, de alguna manera, entendió. Y supo también que no volvería a ver sino las grises paredes del que era ahora su pueblo.

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Referencias

  • Propp, V. (1981). Morfología del cuento. Fundamentos.
  • Serra, E. (1966). Estructura y análisis del cuento. Universidad Nacional del Litoral.

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Farías, Gilberto (10 de abril de 2025). Partes de un cuento. Enciclopedia Concepto. Recuperado el 18 de abril de 2025 de https://concepto.de/partes-de-un-cuento/.

Sobre el autor

Última edición: 10 de abril de 2025
Revisado por Gilberto Farías
Licenciado en Letras (Universidad Central de Venezuela)

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